¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

12°
2 de Mayo,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Félix Infante, maestro, escritor e historiador apasionado

Nació el 2 de abril de 1905 y dejó una fecunda herencia de historia y cultura a la provincia de Jujuy.
Sabado, 06 de abril de 2024 01:03
FÉLIX INFANTE | UN HOMBRE QUE CON ALMA DE MAESTRO ABRAZÓ LA HISTORIA.

Hoy, al dar vuelta otra página del libro de la historia, nos encontramos con una de las ilustres y grandes personalidades que tuvo Jujuy, Félix Infante, un hombre que con alma de maestro abrazó la labor de historiador, dejando para las presentes y futuras generaciones importantes obras condensadas en los libros que alcanzó a publicar y en tantos otros que, por falta de medios económicos, quedaron en sus escritos.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hoy, al dar vuelta otra página del libro de la historia, nos encontramos con una de las ilustres y grandes personalidades que tuvo Jujuy, Félix Infante, un hombre que con alma de maestro abrazó la labor de historiador, dejando para las presentes y futuras generaciones importantes obras condensadas en los libros que alcanzó a publicar y en tantos otros que, por falta de medios económicos, quedaron en sus escritos.

Fue activo protagonista de la historia y la cultura de la provincia y escribió importantes páginas al constituirse en pilar de la formación del Centro Cultural "Coronel Arias", fue durante 20 años presidente ad honorem de la Biblioteca Popular de la provincia. Fue férreo defensor de los próceres jujeños que ofrendaron su vida en la lucha por la Independencia y por su iniciativa, se impuso el nombre de Escolástico Zegada a la Técnica N° 1, entre otras incontables actuaciones en bien de la educación y la cultura de Jujuy.

Resulta increíble pensar que muchos hombres dejaron su tierra para ofrendar la esencia de su ser a otra que los cobijó con generosidad. Uno de esos hombres fue Félix Infante. Había nacido en la pintoresca comarca de Tupiza, Bolivia, el 2 de abril de 1905, territorio que la familia tuvo que abandonar en 1908 por razones políticas. Tenía dos años cuando sus padres se afincaron en Argentina y desde entonces, comenzó a construir su tiempo y sus sueños en la gentil "Tacita de Plata".

Se recibió de maestro a los 19 años y se desempeñó primeramente como escribiente en la antigua Escuela de Artes y Oficios, hoy "Escolástico Zegada". Luego ocupó el cargo de maestro de preparatoria en dicho establecimiento, y más tarde de profesor. Llevaba la docencia en el alma y jamás escatimó esfuerzos ni tiempo para dedicarse a las aulas. En 1928 y durante 15 años enseñó a leer y a escribir a los conscriptos en la Escuela Militar anexa al Regimiento de Infantería 20. Luego el tiempo le deparó un nuevo destino, la escuelita de La Almona, localidad ubicada a 17 km de la capital jujeña. En las postrimerías de su vida, recibió el reconocimiento de sus alumnos y de la comunidad educativa. Se casó el 19 de abril de 1933 con Carmen Lina Calderón y juntos compartieron la vida durante 67 años, siendo ella testigo de su silenciosa labor.

El pueblo jujeño le tributó numerosos reconocimientos y solía recordar con gran afecto el Duende de Plata, máximo galardón otorgado por la revista cultural Grito Verde. Esa noche al recibir la estatuilla expresó con voz temblorosa: "Me han llenado de emoción, durante toda mi vida, sólo fui un maestro y nada más. Gracias por darme esta felicidad".

Ofrendó a la provincia datos, anécdotas, realidades y glorias pasadas, además de los nombres de los héroes jujeños. El humilde maestro falleció el 17 de julio de 2000, en San Salvador de Jujuy.

Sus obras

Dejó una valiosa herencia para las presentes y futuras generaciones en los libros que con esfuerzo propio alcanzó a publicar. Entre ellos, "Viento Norte y otros cuentos de La Almona" en 1962, "Calles de mi ciudad. El porqué de sus nombres" en 1964, "Crónicas del Jujuy de antes" en 1972, "Llegó la guagüita y más cuentos de La Almona" en 1977, "Jujuy en sus orígenes, en sus sacrificios y en sus hombres y mujeres" en 1978, "Don Pablo Soria" en 1980, "Palpalá. Su historia a través de los tiempos" en 1981, "Los hermanos Jiménez, héroes quebradeños olvidados", "Jujuy y la guerra de la Independencia Argentina 1810-1822". Posteriormente publicó "El libro de los Intendentes", "San Antonio: bosquejo de su historia", "Jujuy en sus raíces", "San Francisco de Álava: crónica de su fundación y exterminio" y "Tumbaya la bella".

Su última carta

"Es un gran honor para mí saber que la escuelita de La Almona llevará, a partir de hoy, mi nombre. Les doy las gracias profundamente y les pido sepan disculpar mi ausencia pero por razones de salud no puedo estar hoy con ustedes, sí a través de estas líneas. En cada una de estas palabras va todo mi amor por lo que ha significado para mí verdaderamente ser el maestro de la escuelita de La Almona. Porque puse mi corazón en cada niño para que aprendiera a leer y escribir, no sólo en el cuadernito de la escuela sino también en el cuaderno de la vida donde nada es fácil, pero tampoco imposible si somos constantes en el camino que elegimos recorrer.

A mis queridos alumnos los conocí a través de sus historias, viejas páginas escritas en el alma, que conservaban celosamente. Gané su confianza y les extendí mis manos para que no cayeran ni se desalentaran. Fui su maestro, destinatario de sus mentes, espacios y tiempos. Me tocó llevarlos de la mano por el camino de la enseñanza cuando aún eran niños. Estuve para cuidarlos, protegerlos y para que juntos viviéramos el ocaso de cada día. Sentí estrechar en mis manos las de ustedes, cálidas y frágiles, para que supieran que los amaba sin llevar su sangre; bastaba con saber que llevábamos la misma esencia: la de ser humanos. Fui su maestro, el que los escuchaba, el que los comprendía, el que quiso llenar sus días de esperanza y alegrías. Soy de ahora en más, una página escrita en cada uno de ustedes. Porque fuimos y seremos un sentimiento, quiero que sepan que me gustaba despertar cada día y saber que existían porque eran parte de mi vida, como yo la de ustedes. Me gustaba escuchar sus vocecitas, la algarabía de los recreos. Me gustaba observarlos cómo reían y jugaban.

Hoy me imagino aquellos rostros conocidos deseando quizá volver a ver al maestro de La Almona. Quizá broten de sus ojos las lágrimas que inundan sus surcos; pero quiero que sepan que en el ocaso de sus recuerdos encontrarán la luz, porque hoy el maestro está con ustedes".