TILCARA (Corresponsal). A fines de agosto, cuando a la Pacha se le echan los últimos sahumerios, la localidad quebradeña de Purmamarca se engalana para homenajear a la primera santa americana, Rosa de Lima, su Patrona.
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TILCARA (Corresponsal). A fines de agosto, cuando a la Pacha se le echan los últimos sahumerios, la localidad quebradeña de Purmamarca se engalana para homenajear a la primera santa americana, Rosa de Lima, su Patrona.
Para ello recurre al son de los sikuris, costumbre que en los últimos años se fue extendiendo cada vez más por la región, celebrando a su ritmo los samilantes con sus trajes emplumados.
Los plumudos, como se les solía llamar, que hasta hace algunos años seguían brincando al ritmo de la corneta, llegaron alguna vez a Purmamarca desde la zona alta, puneña, donde tenían la costumbre de preceder a los misachicos para rogar la lluvia. En la procesión santaroseña, mirando a la imagen rectora, celebraron tras los sikuris.
Tras la Rosa limeña, decenas de imágenes amigas en sus urnas, cada una procedente de un altarcito casero o comunal de la zona, compartió con la anfitriona el agasajo de su día.
Así, después de la misa matinal, los fieles recorrieron las calles del pueblo para dejar paso, ya llegado el mediodía, al desfile.
Entonces las instituciones escolares, de salud, las comunidades y los centros gauchos, saludando a su patroncita, anduvieron por el frente del Municipio, alzando sus banderas.
Luego, el almuerzo comunal agradeció a cada participante para desandar la tarde que daba paso al viento, esa constante de estos tiempos tras el sol que acompañó lo mejor de la jornada.
Por eso la copla, que es casi el modo de hablar natural de los purmamarqueños tradicionales, dice: “Santa Rosa la bonita, Patrona de Purmamarca, yo te celebro emplumado, tu le das agua a mi chacra”.