El calor se adueñó de la capital jujeña y las familias disfrutaron ayer el feriado puente para continuar compartiendo -luego de la Navidad- las actividades al aire libre. Mientras algunos eligen las piletas de los Valles, otros tantos se inclinan por Yala, y así muchos pasan el día en campings o a la vera del río, con comida y diversión asegurada.
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El calor se adueñó de la capital jujeña y las familias disfrutaron ayer el feriado puente para continuar compartiendo -luego de la Navidad- las actividades al aire libre. Mientras algunos eligen las piletas de los Valles, otros tantos se inclinan por Yala, y así muchos pasan el día en campings o a la vera del río, con comida y diversión asegurada.
La gran concurrencia era la esperada por el cámping El Refugio de Yala, que en Navidad y ayer congregó alrededor de 250 personas por día, en sus distintos servicios, cifra que fluctuó a lo largo del día. Es que abren a las 9 y cierran a las 23, y es por ello que durante los días festivos tuvieron afluencia de gente que iba llegando en distintos horarios, y ayer hubo grandes grupos de amigos y familias que almorzaron y se quedaron durante la tarde refugiados en el verde entorno.
El ambiente de rélax se podía percibir con varios sentidos, muchos tenían aún humeantes parrillas, otros compartían charlas, bocadillos y el tradicional mate. La zona sumaba una mezcla de sonidos, la música de cada grupo y la risa de los chicos de fondo llegaba desde la pileta.
El camping El Refugio tiene 60 camas para quienes deseen quedarse, también se puede acampar o ir a la pileta.
Para muchos la salida familiar extendida fue bien aprovechada, y en el camping se espera más gente al tratarse de un fin de semana largo acompañado del calor. Para ingresar hay que abonar 30 pesos, si se quiere luego utilizar la pileta, y 25 si no se la usará. Allí se puede disfrutar de todas las instalaciones que incluye cámping a 50 pesos por persona, y habitaciones para alojarse a 150 pesos cada uno, con una capacidad de 60 personas.
Las opciones son variadas en la zona, a pocos metros otras familias se divertían en torno al río, algunos improvisando pequeñas piletas para los más pequeños, y estableciéndose a la orilla generando un gran pic nic que combinaban con chapuzones intermitentes, para refrescarse junto a los más pequeños.
Las variantes son diversas pero todas complementan diversión y encuentro de amigos y familia, una forma de honrar el espíritu navideño, más allá de los excesos a la hora de consumir.