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Adiós al Lobo Lozano

Viernes, 18 de julio de 2014 09:18

TILCARA (Corresponsal). Alguna vez me pidió que, cuando llegue la noticia de su fallecimiento, no nos pongamos tristes. Trato de hacerlo y entonces están esas imágenes del coplero y cuentacuentos que tanto amaba la cultura de Tilcara como supo enseñarlo.

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TILCARA (Corresponsal). Alguna vez me pidió que, cuando llegue la noticia de su fallecimiento, no nos pongamos tristes. Trato de hacerlo y entonces están esas imágenes del coplero y cuentacuentos que tanto amaba la cultura de Tilcara como supo enseñarlo.

Artesano en cueros, tenía su mesa en la plaza, frente a la Municipalidad.

Alguna vez encontré una tijera de podar que le di para que me hiciera un cuchillo que aún guardo. Alguna tarde, mi hija se le acercaba para escucharle un cuento, y el Lobo Lozano no era mezquino.

Bajando de una rueda de coplas, ebrios de alegría y de vino, le contó tantos como para que pudiera alguna vez escribir con ellos un libro.

Supo hacer radio cuando las radios de Tilcara eran una experiencia entre nosotros, charlas con placer que llenaban el aire.

Trabajó con Armando Álvarez en contrapuntos radiales inolvidables, y tuve la suerte de compartir con el Lobo una temporada matutina.

Como tantos, gruñía algunas veces un mal humor del que se terminaba riendo, por eso será lo de Lobo.

Hemos compartido charlas casuales y entrevistas intencionales.

Siempre enseñaba algo cuando hablaba y eso que enseñaba solía ser algo útil.

A mí, por ejemplo, me dijo alguna vez que lo principal del cuento es el floreo, que los relatos son siempre más o menos iguales pero los diferencia el floreo que le pone cada cuentacuentos.

Espero haberlo aprendido.

También dijo que no nos pongamos tristes cuando sepamos que falleció, que nos tomemos unos vinos y cantemos coplas entre amigos.

Merece el suficiente respeto como para que tenga en la obligación de hacerle caso.