Con más de 30 grados, la historia comenzó a escribirse a los dos minutos del inicio del partido disputado en Posadas, Misiones. Albarracín derribó al "Flaco" Miranda, tras habilitación perfecta de Sebastián Ereros, y Penel no dudó en cobrar el penal. Pero Miranda ejecutó el tiro demasiado recto, algo que llevó a lucirse al arquero Cosentino, quien con sus piernas ahogó el grito de gol "albiceleste".
Se trató de un golpe duro. Sin embargo, el "lobo" supo asimilarlo a la perfección. De la mano de Raúl Poclaba, la figura de la cancha, el equipo desequilibró siempre a su rival. Presionó y atacó. Eso sí, en los últimos metros no tuvo la claridad necesaria para desnivelar. Hacía todo bien hasta tres cuarto, pero luego fallaba en la estocada.
Guaraní es un cuadro que todavía no tiene el rodaje de la categoría. Cometió algunos errores infantiles -por ejemplo dos veces el volante central Young rifó la pelota a la salida, dejando mal parados a todos- y tampoco fue protagonista con el balón. Prefirió esperar en el medio en lugar de ir al frente.
El técnico Mario Sciacqua le gusta el desafío de atacar. Entonces, con espacios, mandó a sus muchachos una y otra vez.
En el segundo tiempo fue ver la misma película. Sorprendió la pasividad de los misioneros, aunque tal vez se hayan percatado que si atacaban sería suicidarse con las "contras" de Gimnasia.
En fin. La cuestión fue que Ereros definió cruzado y Cosentino atajó. Luego dicen que dos cabezazos en el área siempre es gol, pero esta vez los frentazos de "Pipo" Desvaux y Miranda exigido, terminó apenas desviado.
El "lobo" inclinaba la cancha, pero de contragolpe Sargazazu, justo un hombre con pasado en el club jujeño, obligó a Marcelo Ojeda a evitar el festejo local con todo su cuerpo. Hubiese sido una injusticia total.
También Gabriel Martinena con un zapatazo cruzado llevó peligro y al final Cosentino cortó un centro largo cuando Miranda se preparaba para empujar de cabeza la pelota al gol.
Después no hubo tiempo para más.
Gimnasia estuvo más cerca.