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Un super submarino recreativo

Lunes, 01 de septiembre de 2014 12:10
El Superfalcon Mark II es la más reciente creación de Deepflight, una compañía que lleva 18 años diseñando y fabricando sumergibles recreativos para el que pueda pagarlos. Aunque tiene otros modelos más asequibles, el Superfalcon es el que incorpora toda la experiencia tecnológica de esos 18 años. Se trata de un submarino presurizado con capacidad para que dos pasajeros se sienten cómodamente. Puede sumergirse hasta 120 metros de profundidad, y tiene un sistema redundante que proporciona aire durante 12 horas.

Su turbina se alimenta de baterías de iones de hierro-litio y propulsa el submarino a una velocidad de hasta seis nudos (11 kilómetros por hora). El manejo del vehículo se realiza mediante un joystick y la experiencia no es muy diferente de la de un videojuego. En caso de emergencia o si no se ha emergido cuando queda poco aire o baterías, el submarino regresa por sí solo a la superficie.

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El Superfalcon Mark II es la más reciente creación de Deepflight, una compañía que lleva 18 años diseñando y fabricando sumergibles recreativos para el que pueda pagarlos. Aunque tiene otros modelos más asequibles, el Superfalcon es el que incorpora toda la experiencia tecnológica de esos 18 años. Se trata de un submarino presurizado con capacidad para que dos pasajeros se sienten cómodamente. Puede sumergirse hasta 120 metros de profundidad, y tiene un sistema redundante que proporciona aire durante 12 horas.

Su turbina se alimenta de baterías de iones de hierro-litio y propulsa el submarino a una velocidad de hasta seis nudos (11 kilómetros por hora). El manejo del vehículo se realiza mediante un joystick y la experiencia no es muy diferente de la de un videojuego. En caso de emergencia o si no se ha emergido cuando queda poco aire o baterías, el submarino regresa por sí solo a la superficie.

El estilizado casco del Superfalcon Mark II está construido en acero y aluminio. Fuera del agua, el sumergible pesa 1.800 kilos y mide 5,2 metros de largo, 2,7 de ancho y 1,6 de alto. La mala noticia es que cuesta una millonada: concretamente 1,7 millones de dólares. Tanto este capricho como otros que la compañía tiene en catálogo están a la venta en su página web.

Fuente: Gizmodo

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