En su defensa, los artistas dicen que no pecaron ni son sacrílegos sino que homenajearon a la santa: "Soy devoto de la Difunta y la hicimos con mucho respeto", dijo Paolini. Sin embargo, La difunta, también fue realizada por Antonio Berni, obra que pertenece al Museo Fortabat.
El administrador del santuario, ubicado en la localidad de Vallecito, en provincia de
San Juan, dijo que la imagen está patentada.
El ministro Adrián Cuevas declaró que analizaba demandar a los creadores por el uso de la imagen ya que es una marca registrada y no pidieron autorización.
La leyenda. Según se dice entre los devotos de la santa, Deolinda Correa (o Dalinda Antonia Correa, fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles entre unitarios y federales.
Los soldados obligaron al marido de Deolinda a unirse a las montoneras. Esto hizo que Deolinda, angustiada por su marido y a la vez huyendo de los acosos del comisario del pueblo, decidiera ir s San Juan. Al viajar con su hijo lactante y siguió las huellas de la tropa por los desiertos y cuando se le terminó el agua estrechó a su pequeño hijo junto a su pecho y se cobijó debajo de la sombra de un algarrobo.
Allí murió a causa de la sed, el hambre y el agotamiento. Sin embargo, los que pasaron por el lugar al día siguiente y encontraron el cadáver de Deolinda, su hijito seguía vivo amamantándose de sus pechos, de los cuales aún fluía leche.
Los peregrinos hacen sus rituales en su tumba y con el tiempo un oratorio que paulatinamente se convirtió en un santuario. Hoy en dia mucha gente deja en el santuario de la difunta botellas con agua, pensando que "la difunta toma esa agua".
En su defensa, los artistas dicen que no pecaron ni son sacrílegos sino que homenajearon a la santa: "Soy devoto de la Difunta y la hicimos con mucho respeto", dijo Paolini. Sin embargo, La difunta, también fue realizada por Antonio Berni, obra que pertenece al Museo Fortabat.
El administrador del santuario, ubicado en la localidad de Vallecito, en provincia de
San Juan, dijo que la imagen está patentada.
El ministro Adrián Cuevas declaró que analizaba demandar a los creadores por el uso de la imagen ya que es una marca registrada y no pidieron autorización.
La leyenda. Según se dice entre los devotos de la santa, Deolinda Correa (o Dalinda Antonia Correa, fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles entre unitarios y federales.
Los soldados obligaron al marido de Deolinda a unirse a las montoneras. Esto hizo que Deolinda, angustiada por su marido y a la vez huyendo de los acosos del comisario del pueblo, decidiera ir s San Juan. Al viajar con su hijo lactante y siguió las huellas de la tropa por los desiertos y cuando se le terminó el agua estrechó a su pequeño hijo junto a su pecho y se cobijó debajo de la sombra de un algarrobo.
Allí murió a causa de la sed, el hambre y el agotamiento. Sin embargo, los que pasaron por el lugar al día siguiente y encontraron el cadáver de Deolinda, su hijito seguía vivo amamantándose de sus pechos, de los cuales aún fluía leche.
Los peregrinos hacen sus rituales en su tumba y con el tiempo un oratorio que paulatinamente se convirtió en un santuario. Hoy en dia mucha gente deja en el santuario de la difunta botellas con agua, pensando que "la difunta toma esa agua".