Las malezas y las aguas servidas en distintos espacios públicos de la capital jujeña aparecen como peligrosos focos de contaminación para la salud. En tiempos donde acechan las enfermedades transmitidas por insectos, entre ellas el dengue que tiene como vector al mosquito Aedes Aegypti -y cuyo principal reservorio son las fuentes de aguas estancadas-, y donde están latentes las amenazas que implican para la salubridad los basurales urbanos y la chatarra depositada al aire libre, las medidas que se adoptan deben acentuarse.
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Las malezas y las aguas servidas en distintos espacios públicos de la capital jujeña aparecen como peligrosos focos de contaminación para la salud. En tiempos donde acechan las enfermedades transmitidas por insectos, entre ellas el dengue que tiene como vector al mosquito Aedes Aegypti -y cuyo principal reservorio son las fuentes de aguas estancadas-, y donde están latentes las amenazas que implican para la salubridad los basurales urbanos y la chatarra depositada al aire libre, las medidas que se adoptan deben acentuarse.
La problemática de las enfermedades endémicas se hace presente con mayor fuerza durante la época estival. Son aquellas enfermedades infecciosas que afectan de manera permanente, o en determinados períodos a una región. Se entiende por endémica a una enfermedad que persiste durante un tiempo determinado en un lugar concreto y que afecta o puede afectar a un número importante de personas.
Por ello las medidas de prevención son fundamentales. También es importante que la población asuma sus responsabilidades, más allá de las acciones que pueda implementar la autoridad jurisdiccional, sea ésta el Estado provincial o un determinado gobierno municipal.
El problema se presenta cuando las medidas oficiales no llegan con la periodicidad necesaria a las zonas o lugares más expuestos a estos peligros, o cuando los vecinos no colaboran o, simplemente, no respetan ciertas normas de convivencia.
En la “Tacita de Plata” es común ver en temporada estival, debido fundamentalmente al período de lluvias, muchos sectores y espacios públicos plagados de malezas, o calles con aguas servidas originadas por las inclemencias del tiempo o por desagues hogareños que depositan líquidos en la vía pública. El panorama es muy común en barrios ribereños o algo más alejados del corazón comercial de la ciudad. Alto Comedero es uno de los sitios más expuestos al riesgo de las enfermedades endémicas.
El dengue carece de tratamiento específico y de vacuna.
Los niños y los turistas suelen ser las personas más expuestas. Sin embargo, también están en peligro los adultos que viven en zonas endémicas.
Indiferencia pública y vecinal
El mosquito del dengue se cría en diferentes tipos de recipientes en los que se acumula accidental o deliberadamente el agua, tanto al sol como a la sombra. Entre sus criaderos favoritos se encuentran barriles, tachos, frascos, ollas, floreros, tanques, cisternas, botellas, latas de conserva, neumáticos, estanques colectores, bloques de cemento, huecos de los árboles y otros muchos lugares donde se acumula el agua de lluvia.
En este contexto, son fundamentales las acciones preventivas que se encaran desde el Ministerio de Salud y cada uno de los municipios, pero también le cabe a la población una cuota importante de responsabilidad para evitar esta enfermedad endémica.
Haciendo una breve recorrida por algunos sectores de San Salvador de Jujuy se observa que no todos los ciudadanos toman los recaudos del caso y que muchos sitios públicos se encuentran tapados por la maleza o rodeados de agua estancada por varios días.