Al menos 104 cadáveres ya fueron recuperados de los escombros que provocó en la madrugada del sábado un desprendimiento de tierra y desechos de al menos 80 metros que sepultó unas 70 viviendas precarias, de la población de
Hpakant, donde viven los trabajadores de una mina de jade en el
Estado Kachin, en el noreste de
Birmania.
Los equipos de emergencia trabajaban en la búsqueda de sobrevivientes, a pesar de que no se facilitaron cifras oficiales sobre el número de desaparecidos, informó ayer un diario local. Hpakant, está ubicado a más de 1.100 kilómetros al norte de Rangún, la antigua capital, y es un remoto distrito situado en una zona montañosa donde proliferan las minas de jade.
La ONG Global Witness denunció el mes pasado las situaciones precarias en las que trabajan los buscadores de jade en las minas, algunas de ellas propiedad de señores de la guerra, narcotraficantes o generales de la antigua junta militar. La organización afirmó que el comercio de estas gemas está valorado en unos 31.000 millones de dólares la mitad del Producto Bruto Interno (PBI) birmano.
Al menos 104 cadáveres ya fueron recuperados de los escombros que provocó en la madrugada del sábado un desprendimiento de tierra y desechos de al menos 80 metros que sepultó unas 70 viviendas precarias, de la población de
Hpakant, donde viven los trabajadores de una mina de jade en el
Estado Kachin, en el noreste de
Birmania.
Los equipos de emergencia trabajaban en la búsqueda de sobrevivientes, a pesar de que no se facilitaron cifras oficiales sobre el número de desaparecidos, informó ayer un diario local. Hpakant, está ubicado a más de 1.100 kilómetros al norte de Rangún, la antigua capital, y es un remoto distrito situado en una zona montañosa donde proliferan las minas de jade.
La ONG Global Witness denunció el mes pasado las situaciones precarias en las que trabajan los buscadores de jade en las minas, algunas de ellas propiedad de señores de la guerra, narcotraficantes o generales de la antigua junta militar. La organización afirmó que el comercio de estas gemas está valorado en unos 31.000 millones de dólares la mitad del Producto Bruto Interno (PBI) birmano.