El Papa Francisco llegó ayer a República Centroafricana, la última etapa de su gira africana y la más peligrosa por la violencia interreligiosa que sacude el país, donde visitó un campo de refugiados y lanzó un mensaje de unidad.
"Vengo a esta tierra por primera vez" como "peregrino de la paz y apóstol de la esperanza", dijo el Papa de 78 años, tras aterrizar en uno de los países más pobres de África.
Su avión aterrizó hacia las 10.00 hora local, en el aeropuerto de Bangui, donde fue recibido con vítores y cantos. Cerca de la terminal lo esperaban miles de desplazados que huyen de la violencia y buscan la protección de los cascos azules de la ONU tras la guerra civil.
Los servicios secretos franceses habían aconsejado anular esta visita, la última etapa de la primera gira por África del Papa, que llegó desde Uganda tras haber visitado también Kenia.
Francisco completó el corto trayecto hasta el palacio presidencial en un papamóvil descubierto, alentado por una multitud, muchos de ellos niños y jóvenes. Algunas personas agitaban ramas como signo de paz.
Cuando el papamóvil se puso en marcha, la multitud desbordó los cordones de seguridad de las tropas de la ONU y francesas, para seguirlo a pie, en bicicleta o motocicleta.
En su discurso, Francisco llamó a la unidad y a no ceder ante "la tentación del miedo al otro, a lo desconocido, a lo que no es parte de nuestro grupo étnico, nuestras opiniones políticas o nuestra confesión religiosa".
El Papa dijo además que esperaba que las elecciones del 27 de diciembre ayudarán al país a abrir "un nuevo capítulo".
República Centroafricana celebrará un referendo constitucional el próximo 13 de diciembre y dos semanas después tendrán lugar las elecciones presidenciales, dos eventos que culminarán la transición y deberían permitir el comienzo de la reconstrucción del país.
De esta manera, esta República, devastada desde 2013 por una guerra civil con tintes religiosos entre las milicias seleka, mayoritariamente musulmanas, y las antibalaka, de mayoría cristiana, registra una fuerte tensión a pocas semanas de las elecciones presidenciales.
Por otra parte, en el palacio presidencial, el Papa se reunió con la Presidente de transición, que aprovechó la visita del pontífice para pedir perdón por la violencia en el país.
Pidió perdón por la violencia en el país
La presidente de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza, pidió el día de ayer “perdón” en nombre de la clase dirigente y de los responsables de lo que llamó “descenso a los infiernos”, en alusión a la violencia de su país, y animó a sus compatriotas a hacer lo mismo tras recibir al papa Francisco.
En el marco de la visita papal, Samba-Panza elogió la “lección de coraje y determinación” que el pontífice ha demostrado al viajar a Bangui, capital de la República Centroafricana, donde lo recibió ayer en la sede presidencial, el Palacio del Renacimiento.
“Todos los hijos e hijas de este país deben reconocer sus faltas y pedir perdón, un perdón sincero que su bendición transformará en un nuevo pavimento para la reconstrucción del país”, subrayó la mandataria.
Por último, el pontífice felicitó a las autoridades nacionales e internacionales “por los esfuerzos que han realizado para dirigir el país en esta etapa”.
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El Papa Francisco llegó ayer a República Centroafricana, la última etapa de su gira africana y la más peligrosa por la violencia interreligiosa que sacude el país, donde visitó un campo de refugiados y lanzó un mensaje de unidad.
"Vengo a esta tierra por primera vez" como "peregrino de la paz y apóstol de la esperanza", dijo el Papa de 78 años, tras aterrizar en uno de los países más pobres de África.
Su avión aterrizó hacia las 10.00 hora local, en el aeropuerto de Bangui, donde fue recibido con vítores y cantos. Cerca de la terminal lo esperaban miles de desplazados que huyen de la violencia y buscan la protección de los cascos azules de la ONU tras la guerra civil.
Los servicios secretos franceses habían aconsejado anular esta visita, la última etapa de la primera gira por África del Papa, que llegó desde Uganda tras haber visitado también Kenia.
Francisco completó el corto trayecto hasta el palacio presidencial en un papamóvil descubierto, alentado por una multitud, muchos de ellos niños y jóvenes. Algunas personas agitaban ramas como signo de paz.
Cuando el papamóvil se puso en marcha, la multitud desbordó los cordones de seguridad de las tropas de la ONU y francesas, para seguirlo a pie, en bicicleta o motocicleta.
En su discurso, Francisco llamó a la unidad y a no ceder ante "la tentación del miedo al otro, a lo desconocido, a lo que no es parte de nuestro grupo étnico, nuestras opiniones políticas o nuestra confesión religiosa".
El Papa dijo además que esperaba que las elecciones del 27 de diciembre ayudarán al país a abrir "un nuevo capítulo".
República Centroafricana celebrará un referendo constitucional el próximo 13 de diciembre y dos semanas después tendrán lugar las elecciones presidenciales, dos eventos que culminarán la transición y deberían permitir el comienzo de la reconstrucción del país.
De esta manera, esta República, devastada desde 2013 por una guerra civil con tintes religiosos entre las milicias seleka, mayoritariamente musulmanas, y las antibalaka, de mayoría cristiana, registra una fuerte tensión a pocas semanas de las elecciones presidenciales.
Por otra parte, en el palacio presidencial, el Papa se reunió con la Presidente de transición, que aprovechó la visita del pontífice para pedir perdón por la violencia en el país.
Pidió perdón por la violencia en el país
La presidente de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza, pidió el día de ayer “perdón” en nombre de la clase dirigente y de los responsables de lo que llamó “descenso a los infiernos”, en alusión a la violencia de su país, y animó a sus compatriotas a hacer lo mismo tras recibir al papa Francisco.
En el marco de la visita papal, Samba-Panza elogió la “lección de coraje y determinación” que el pontífice ha demostrado al viajar a Bangui, capital de la República Centroafricana, donde lo recibió ayer en la sede presidencial, el Palacio del Renacimiento.
“Todos los hijos e hijas de este país deben reconocer sus faltas y pedir perdón, un perdón sincero que su bendición transformará en un nuevo pavimento para la reconstrucción del país”, subrayó la mandataria.
Por último, el pontífice felicitó a las autoridades nacionales e internacionales “por los esfuerzos que han realizado para dirigir el país en esta etapa”.