La oposición de Brasil prometió realizar nuevas manifestaciones en favor del posible "impeachment" (juicio político) contra la presidente Dilma Rousseff, a pesar de que los actos del domingo tuvieron un 70% menos de participantes que en marzo, según un cálculo de la encuestadora Datafolha, y trató de explicar con ligereza esa caída de adhesiones.
"Las protestas del domingo fueron un éxito. ¿Por qué?. Porque lo que queríamos era calentar las turbinas" para las protestas del año que viene cuando estará más avanzado el juicio político, dijo el senador Cassio Cunha Lima, titular del bloque del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (Psdb). El congresista socialdemócrata dijo que la menor participación de opositores al gobierno no es algo "irreversible" pues el número de indignados irá creciendo en los próximos meses junto con el proceso de "impeachment".
Por su parte, el dirigente socialdemócrata Aloysio Nunes Ferreira, excandidato a la vicepresidencia en 2014, dijo no estar "preocupado" ante el hecho de que ayer hubo menos público del esperado y explicó que esto ocurrió debido a que "hubo gente que salió de viaje", mientras otras personas ya "comenzaron sus vacaciones". Nunes Ferreira reiteró que "el impeachment no es golpe" y que su partido tiene "predisposición" a respaldar a un eventual gobierno de unidad nacional encabezado por el actual vicepresidente, Michel Temer, en caso de Rousseff sea obligada a dejar el cargo.
Los actos del domingo tuvieron un 70% menos de participantes que en las manifestaciones opositores de marzo pasado.
El diputado Luiz Carlos Haugly, también socialdemócrata, aseguró ayer que el "impeachment" será votado en el Congreso, que será "sensible" ante la demanda del "70% de la población brasileña; este gobierno es un desastre".
En el gobierno de la presidente Rousseff se recibió con alivio el que haya habido mucho menos público en las movilizaciones por el "impeachment", pero eso no es motivo para festejar, según dijeron fuentes del Palacio del Planalto consultadas por el diario O Globo, de Rio de Janeiro.
Pero la agencia Brasil 247 explicó de manera más profunda la caída de participantes a favor del "impeachment". En primer lugar señaló el error de haber apostado a Eduardo Cunha, jefe de diputados contundentemente acusado de corrupción y con juicio pendiente en la propia cámara, como promotor del juicio político a la presidenta.
En segundo lugar, mencionó la "fragilidad jurídica" de la acusación contra Rousseff, en definitiva de mala gestión, pero no de actos corruptos, y la inconstitucional votación secreta de la comisión de diputados que deberá avalar o rechazar el "impeachment".
En tercer término, mencionó la explícita ambición del vicepresidene Michel Temer, tras su carta dirigida a la mandataria, de asumir la primera magistratura si Rousseff es apartada del cargo, y del apoyo del opositor Psdb a un gobierno del exoficialista si se impone el juicio político.
Por último, en la sociedad brasileña penetró más el criterio de que este intento de juicio político se parece más a un proyecto golpista que a una defensa de la democracia.
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La oposición de Brasil prometió realizar nuevas manifestaciones en favor del posible "impeachment" (juicio político) contra la presidente Dilma Rousseff, a pesar de que los actos del domingo tuvieron un 70% menos de participantes que en marzo, según un cálculo de la encuestadora Datafolha, y trató de explicar con ligereza esa caída de adhesiones.
"Las protestas del domingo fueron un éxito. ¿Por qué?. Porque lo que queríamos era calentar las turbinas" para las protestas del año que viene cuando estará más avanzado el juicio político, dijo el senador Cassio Cunha Lima, titular del bloque del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (Psdb). El congresista socialdemócrata dijo que la menor participación de opositores al gobierno no es algo "irreversible" pues el número de indignados irá creciendo en los próximos meses junto con el proceso de "impeachment".
Por su parte, el dirigente socialdemócrata Aloysio Nunes Ferreira, excandidato a la vicepresidencia en 2014, dijo no estar "preocupado" ante el hecho de que ayer hubo menos público del esperado y explicó que esto ocurrió debido a que "hubo gente que salió de viaje", mientras otras personas ya "comenzaron sus vacaciones". Nunes Ferreira reiteró que "el impeachment no es golpe" y que su partido tiene "predisposición" a respaldar a un eventual gobierno de unidad nacional encabezado por el actual vicepresidente, Michel Temer, en caso de Rousseff sea obligada a dejar el cargo.
Los actos del domingo tuvieron un 70% menos de participantes que en las manifestaciones opositores de marzo pasado.
El diputado Luiz Carlos Haugly, también socialdemócrata, aseguró ayer que el "impeachment" será votado en el Congreso, que será "sensible" ante la demanda del "70% de la población brasileña; este gobierno es un desastre".
En el gobierno de la presidente Rousseff se recibió con alivio el que haya habido mucho menos público en las movilizaciones por el "impeachment", pero eso no es motivo para festejar, según dijeron fuentes del Palacio del Planalto consultadas por el diario O Globo, de Rio de Janeiro.
Pero la agencia Brasil 247 explicó de manera más profunda la caída de participantes a favor del "impeachment". En primer lugar señaló el error de haber apostado a Eduardo Cunha, jefe de diputados contundentemente acusado de corrupción y con juicio pendiente en la propia cámara, como promotor del juicio político a la presidenta.
En segundo lugar, mencionó la "fragilidad jurídica" de la acusación contra Rousseff, en definitiva de mala gestión, pero no de actos corruptos, y la inconstitucional votación secreta de la comisión de diputados que deberá avalar o rechazar el "impeachment".
En tercer término, mencionó la explícita ambición del vicepresidene Michel Temer, tras su carta dirigida a la mandataria, de asumir la primera magistratura si Rousseff es apartada del cargo, y del apoyo del opositor Psdb a un gobierno del exoficialista si se impone el juicio político.
Por último, en la sociedad brasileña penetró más el criterio de que este intento de juicio político se parece más a un proyecto golpista que a una defensa de la democracia.