A principio cuenta que lo artístico fue un juego. "Era muy chiquito cuando junto a mis hermanos y primos, poníamos como escenario los cajones de soda, y le sacábamos las sábanas a mi vieja para armar todo y hacer shows para la familia. Invitábamos a todos los parientes a que vean el espectáculo", cuenta en confianza.
La siguiente etapa fue cuando comenzó a tocar instrumentos, casi como un hobbie.
Otra muy distinta fue cuando estuvo viviendo en Río Cuarto, Córdoba, adonde en realidad fue porque iba estudiar abogacía. Por alguna razón fue haciendo dos carreras. No es difícil adivinar cuál era la otra. Se inscribió en el Conservatorio de Música "Julián Aguirre" para hacer técnica vocal. "Necesitaba volver a cantar como una forma de volver a mi tierra", dice puesto que había salido de Jujuy justo en el 2001, y nada le fue muy fácil. Ni ir, ni volver.
Y la etapa más intensa quizás haya sido cuando entendió definitivamente que "de abogacía cero" -como dice él aunque llegó hasta quinto año-, y es que había empezado a encontrarse con las obras de Atahualpa Yupanqui y su vida, Alfredo Zitarrosa, Violeta Parra, y con otros intérpretes como Angela Irene, Mario Díaz, y además conoció a Nora Dovis, una amiga íntima de Mercedes Sosa, a quien Joaquín le dedica este disco, que le permitió conocer a la "Negra" y que ella le cantara personalmente. Mamó su ideología cantora, su filosofía del arte, y supo entonces por dónde debía caminar, o mejor dicho tuvo la certeza de que lo que sintió siempre tenía que ser.
Recuerda que su encuentro inolvidable con la Mecha Sosa fue en el año 2007.
Más tarde también conoció a otros artistas que fueron grandes inspiradores, algunos sin saberlo. Entre ellos, Raúl Carnota, con quien se encontró en el 2013, y le dio un tema suyo que nunca había sido grabado. Era un tema que lo tenía Mercedes Sosa para grabar, y la muerte la encontró antes. Se titula "En flor del maíz", y después de que ocurrió este encuentro falleció Carnota, sin llegar a escuchar esta primera versión del tema, que es de nuestro Joaquín López.
Grabar con Sony Music
"Obraje del Tiempo" no fue pensado (hace quince años) para ser grabado por un sello, pero todo confluyó para que las cosas salieran así. A principio de año, vino Juan Falú a participar del Ciclo Café Cultura Nación que se hacía en el Cine Teatro Zapla de Palpalá, organizado por Cultura de la Nación.
En su presentación -donde estaba Joaquín como público-, lo primero que hizo fue explicarle a la gente que el ciclo consistía en interactuar con el público, que le podían preguntar lo que quieran, y comenzó a tocar. Tocó varios temas y nadie le preguntaba nada. Entonces preguntó al público si había algún cantor en la sala. Alguien de atrás gritó "Joaquín López".
Falú lo invitó a subir. Cuando terminó de cantar el primer tema, expresó su sorpresa de lo que había escuchado, le pidió que hicieran otros temas juntos, y cuando Joaquín se bajó del escenario, el maestro acostó la guitarra sobre sus piernas, y dijo "y ahora cómo sigo tocando". Se había emocionado mucho y se lo hizo saber a nuestro cantor.
Días después recibiría la llamada del productor de Falú para decirle que querían hacer su disco, y que lo grabaría Sony. Vinieron tres mese de arduo trabajo en Jujuy. Doce horas diarias, encerrado con sus músicos, Leonel Vargas y Miguel Vilca. Y luego otros tres meses más en Buenos Aires, hasta que finalmente el disco llegó a sus manos.
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A principio cuenta que lo artístico fue un juego. "Era muy chiquito cuando junto a mis hermanos y primos, poníamos como escenario los cajones de soda, y le sacábamos las sábanas a mi vieja para armar todo y hacer shows para la familia. Invitábamos a todos los parientes a que vean el espectáculo", cuenta en confianza.
La siguiente etapa fue cuando comenzó a tocar instrumentos, casi como un hobbie.
Otra muy distinta fue cuando estuvo viviendo en Río Cuarto, Córdoba, adonde en realidad fue porque iba estudiar abogacía. Por alguna razón fue haciendo dos carreras. No es difícil adivinar cuál era la otra. Se inscribió en el Conservatorio de Música "Julián Aguirre" para hacer técnica vocal. "Necesitaba volver a cantar como una forma de volver a mi tierra", dice puesto que había salido de Jujuy justo en el 2001, y nada le fue muy fácil. Ni ir, ni volver.
Y la etapa más intensa quizás haya sido cuando entendió definitivamente que "de abogacía cero" -como dice él aunque llegó hasta quinto año-, y es que había empezado a encontrarse con las obras de Atahualpa Yupanqui y su vida, Alfredo Zitarrosa, Violeta Parra, y con otros intérpretes como Angela Irene, Mario Díaz, y además conoció a Nora Dovis, una amiga íntima de Mercedes Sosa, a quien Joaquín le dedica este disco, que le permitió conocer a la "Negra" y que ella le cantara personalmente. Mamó su ideología cantora, su filosofía del arte, y supo entonces por dónde debía caminar, o mejor dicho tuvo la certeza de que lo que sintió siempre tenía que ser.
Recuerda que su encuentro inolvidable con la Mecha Sosa fue en el año 2007.
Más tarde también conoció a otros artistas que fueron grandes inspiradores, algunos sin saberlo. Entre ellos, Raúl Carnota, con quien se encontró en el 2013, y le dio un tema suyo que nunca había sido grabado. Era un tema que lo tenía Mercedes Sosa para grabar, y la muerte la encontró antes. Se titula "En flor del maíz", y después de que ocurrió este encuentro falleció Carnota, sin llegar a escuchar esta primera versión del tema, que es de nuestro Joaquín López.
Grabar con Sony Music
"Obraje del Tiempo" no fue pensado (hace quince años) para ser grabado por un sello, pero todo confluyó para que las cosas salieran así. A principio de año, vino Juan Falú a participar del Ciclo Café Cultura Nación que se hacía en el Cine Teatro Zapla de Palpalá, organizado por Cultura de la Nación.
En su presentación -donde estaba Joaquín como público-, lo primero que hizo fue explicarle a la gente que el ciclo consistía en interactuar con el público, que le podían preguntar lo que quieran, y comenzó a tocar. Tocó varios temas y nadie le preguntaba nada. Entonces preguntó al público si había algún cantor en la sala. Alguien de atrás gritó "Joaquín López".
Falú lo invitó a subir. Cuando terminó de cantar el primer tema, expresó su sorpresa de lo que había escuchado, le pidió que hicieran otros temas juntos, y cuando Joaquín se bajó del escenario, el maestro acostó la guitarra sobre sus piernas, y dijo "y ahora cómo sigo tocando". Se había emocionado mucho y se lo hizo saber a nuestro cantor.
Días después recibiría la llamada del productor de Falú para decirle que querían hacer su disco, y que lo grabaría Sony. Vinieron tres mese de arduo trabajo en Jujuy. Doce horas diarias, encerrado con sus músicos, Leonel Vargas y Miguel Vilca. Y luego otros tres meses más en Buenos Aires, hasta que finalmente el disco llegó a sus manos.