Un grupo de carnavaleros postergará la noche hasta donde pueda, buscando robarle al lunes una yapa de domingo.
Volverán a dar una vuelta de despedida por las calles, bailarán un par de piezas y al son ya deliberadamente triste rodearán el mojón.
Pocos recordarán al otro día a qué hora enterraron, pero el diablito se lleva consigo el recuerdo de esa alegría que compartió con su gente. Aunque algunos seguirán empecinadamente con los festejos, pero la diferencia estará en que no serán tan multitudinarios como los que comienzan con el Jueves de Comadres.
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Un grupo de carnavaleros postergará la noche hasta donde pueda, buscando robarle al lunes una yapa de domingo.
Volverán a dar una vuelta de despedida por las calles, bailarán un par de piezas y al son ya deliberadamente triste rodearán el mojón.
Pocos recordarán al otro día a qué hora enterraron, pero el diablito se lleva consigo el recuerdo de esa alegría que compartió con su gente. Aunque algunos seguirán empecinadamente con los festejos, pero la diferencia estará en que no serán tan multitudinarios como los que comienzan con el Jueves de Comadres.