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Vinos de la Quebrada con sello familiar

Lunes, 04 de mayo de 2015 00:00
<p>EMPRENDEDOR/ JAVIER VARGAS MUESTRA ORGULLOSO SUS VIÑEDOS.</p>

TILCARA (Corresponsal). Camino a Huacalera, pasando el Angosto de Perchel, conocimos un emprendimiento familiar que apunta a producir vinos quebradeños. El sueño comenzó hace diez años en la imaginación de Javier Vargas, con quien paseamos por entre vides que crecen, entre cerros, sobre un terreno pedregoso. Nos cuenta que "la idea era ver la posibilidad de que diera uva aquí en el Norte y poder vinificarlo. Entonces pusimos muy pocas plantas y recién a los siete, ocho años pudimos obtener algún producto, y desde el año pasado estamos produciendo vino. No es una zona que tenga tradición de uvas ni es favorable para la vid, porque no es fácil que crezca aunque el fruto tiene sus virtudes".

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TILCARA (Corresponsal). Camino a Huacalera, pasando el Angosto de Perchel, conocimos un emprendimiento familiar que apunta a producir vinos quebradeños. El sueño comenzó hace diez años en la imaginación de Javier Vargas, con quien paseamos por entre vides que crecen, entre cerros, sobre un terreno pedregoso. Nos cuenta que "la idea era ver la posibilidad de que diera uva aquí en el Norte y poder vinificarlo. Entonces pusimos muy pocas plantas y recién a los siete, ocho años pudimos obtener algún producto, y desde el año pasado estamos produciendo vino. No es una zona que tenga tradición de uvas ni es favorable para la vid, porque no es fácil que crezca aunque el fruto tiene sus virtudes".

El sueño fue tomando cuerpo en la provincia de San Juan, donde Javier trabaja desde hace años. Allí no se dedicaba al rubro "pero lo fui viendo de la gente, por conocidos enólogos que me fueron dando la idea de comenzar con una pequeña bodeguita, pero cuando hicimos analizar nuestros vinos vimos que tuvieron muy buena aceptación".

Desde entonces, el asesoramiento de especialistas y pensar que el proyecto puede crecer. "Con uvas tenemos casi tres hectáreas, con lo que podríamos llegar a producir hasta 15.000 litros, pero en la actualidad embotellamos 5.000 botellas, que en tiempo de cosecha ocupa la mano de obra temporaria de entre cinco y diez personas". En invierno también da trabajo para el mantenimiento de las plantas más el personal permanente en bodega. "Tenemos dos pozos de agua, dos perforaciones, que llevan riego por goteo salvo la parte de abajo que es por medio del canal. Son cerca de 10 kilómetros de mangueras enterradas, que riegan cerca de 10 horas al día". Repite lo que ya comienza a ser un logro: "fueron diez años de espera para ver los frutos, y después viene la parte de equipamiento de bodega, y la compra de envases, barricas, etiquetados, todo lo que nos ha requerido mucho tiempo. Así logramos un vino que poco a poco se va vendiendo, aunque no sea una región tradicional".

Se inscriben dentro de lo que se conoce como vinos de altura, que en estas semanas llega a la etapa de una nueva cosecha. "Ahora estamos esperando el punto de maduración, que si hubiera habido una helada hubiera bajado la calidad de vino. Nosotros esperamos que pierda mucho jugo la uva, quedan como pasas y eso nos da un fruto de gran color y concentración típico de los vinos de altura". Las Viñas del Perchel es una apuesta a producciones no tradicionales de la región quebradeña. "Orientamos las plantas de norte a sur para que le dé el sol temprano y tarde también, y hemos tenido que replantar muchas veces para que se adapten. Así somos una de las bodegas más altas, y una de las últimas cosechas del país".