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Desde Tilcara | Día del Periodista, entre poemas y cuentos, periodista, El Tribuno de Jujuy

Domingo, 07 de junio de 2015 00:00
<p>RICARDO DUBÍN EN LA CIUDAD DE TILCARA</p>

"Cuando la última dictadura, había en Buenos Aires cantidad de revistas "subterráneas". No eran más que fotocopias dobladas al medio y algunos inconscientes escribíamos en ellas sobre cosas que no se debían escribir. Hablábamos de cualquier tema, lo importante era expresarse. Usábamos seudónimo en la inocencia de creer que nadie sabía quiénes éramos, y así nunca decidí ser periodista: lo fui haciendo. Nacieron mis primeros artículos mezclados entre poemas y cuentos. Un poema leído era teatro, y un cuento publicado era una nota periodística. En esos espirales de la vida formé una familia y nos radicamos en Tilcara. Un conocido trabajaba en El Tribuno de Jujuy, y le llevé mi propuesta. Yo tenía experiencia acumulada y empezaba a pensarse que la realidad quebradeña requería que se describiera cotidianamente. Entonces concordamos, y el periodismo me dio la chance de hacer profesionalmente aquello que más quería: meterme en estos pueblos, tenía carnet para curiosear y aprender de su cultura. También me dio un oficio por el que ser reconocido. En un pueblo, saber a qué se dedica una persona es una forma de empezar a respetarla.

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"Cuando la última dictadura, había en Buenos Aires cantidad de revistas "subterráneas". No eran más que fotocopias dobladas al medio y algunos inconscientes escribíamos en ellas sobre cosas que no se debían escribir. Hablábamos de cualquier tema, lo importante era expresarse. Usábamos seudónimo en la inocencia de creer que nadie sabía quiénes éramos, y así nunca decidí ser periodista: lo fui haciendo. Nacieron mis primeros artículos mezclados entre poemas y cuentos. Un poema leído era teatro, y un cuento publicado era una nota periodística. En esos espirales de la vida formé una familia y nos radicamos en Tilcara. Un conocido trabajaba en El Tribuno de Jujuy, y le llevé mi propuesta. Yo tenía experiencia acumulada y empezaba a pensarse que la realidad quebradeña requería que se describiera cotidianamente. Entonces concordamos, y el periodismo me dio la chance de hacer profesionalmente aquello que más quería: meterme en estos pueblos, tenía carnet para curiosear y aprender de su cultura. También me dio un oficio por el que ser reconocido. En un pueblo, saber a qué se dedica una persona es una forma de empezar a respetarla.

Una anécdota

Tras una invitación carnavalera, un vecino se me acerca para decirme emocionado que la descripción que publiqué en el diario fue "lo que realmente sucedió". Me abraza y me dice: ahora sé de qué trabaja usted, don Dubin. Parece ser que el tema de mi oficio lo preocupaba.

Cuando uno llega a una comunidad, ve que las caras se alegran porque su pequeño e inmenso mundo va a ser relatado en el diario. Entonces regreso a mi casa y me esmero para estar a la altura de esas sonrisas. Representar al Tribuno de Jujuy es cerrar ese vínculo: si el peluquero me cuenta un recuerdo, sabe que esa memoria va a ser leída por buena parte de la provincia. Se va tejiendo una complicidad casi cariñosa: cuida sus palabras con esmero reconociéndose como el poeta que es, aunque ejerza de peluquero. Sabe que lo escucho y que trataré de reproducirlo con respeto", R. Dubín, Tilcara.