Ecuador vivió ayer una jornada de intensa
protesta con el bloqueo de varías vías, en rechazo al Gobierno y a la eventual reelección del presidente
Rafael Correa, que tildó de "fracaso" la huelga convocada por fuerzas indígenas y sindicales de la oposición. Los servicios de transporte, educación, salud y justicia se prestaban con regularidad en las principales ciudades, pese al llamado de opositores a paralizar actividades.
Sin embargo, varias vías en seis de las 24 provincias estaban interrumpidas por manifestantes indígenas, según los servicios integrados de seguridad ECU-911.
"Total normalidad en principales ciudades. Lamentablemente, el viejo país, utilizando a indígenas, bloquearon" algunas carreteras, escribió Correa en su cuenta de Twitter.
El mandatario agregó que "ante el fracaso del paro", sus adversarios recurrieron al "cierre de vías" y llamó a los transportistas - un sector aliado del Gobierno - a "indignarse".
La Policía, que solo en Quito desplegó a 5 mil efectivos para vigilar las manifestaciones organizadas al término de la jornada laboral, no informó de momento sobre enfrentamientos con los indígenas que interrumpen el paso de vehículos, incluido el tráfico por la Panamericana que conecta con Perú.
El miércoles en la noche, Correa alertó sobre posibles desmanes durante el día y ordenó a la Policía "evitar la violencia", aunque sin permitir tampoco agresiones a los uniformados por parte de los manifestantes.
Hasta antes del mediodía de ayer, la huelga convocada por sindicatos, indígenas y grupos de derecha se traducía en una nueva jornada de movilización y agitación en las calles.
Acosado por protestas que estallaron el 8 de junio, Correa admitió que encara una "dura prueba" antes de las elecciones de 2017, y en medio de la desaceleración de la economía.
Ecuador vivió ayer una jornada de intensa
protesta con el bloqueo de varías vías, en rechazo al Gobierno y a la eventual reelección del presidente
Rafael Correa, que tildó de "fracaso" la huelga convocada por fuerzas indígenas y sindicales de la oposición. Los servicios de transporte, educación, salud y justicia se prestaban con regularidad en las principales ciudades, pese al llamado de opositores a paralizar actividades.
Sin embargo, varias vías en seis de las 24 provincias estaban interrumpidas por manifestantes indígenas, según los servicios integrados de seguridad ECU-911.
"Total normalidad en principales ciudades. Lamentablemente, el viejo país, utilizando a indígenas, bloquearon" algunas carreteras, escribió Correa en su cuenta de Twitter.
El mandatario agregó que "ante el fracaso del paro", sus adversarios recurrieron al "cierre de vías" y llamó a los transportistas - un sector aliado del Gobierno - a "indignarse".
La Policía, que solo en Quito desplegó a 5 mil efectivos para vigilar las manifestaciones organizadas al término de la jornada laboral, no informó de momento sobre enfrentamientos con los indígenas que interrumpen el paso de vehículos, incluido el tráfico por la Panamericana que conecta con Perú.
El miércoles en la noche, Correa alertó sobre posibles desmanes durante el día y ordenó a la Policía "evitar la violencia", aunque sin permitir tampoco agresiones a los uniformados por parte de los manifestantes.
Hasta antes del mediodía de ayer, la huelga convocada por sindicatos, indígenas y grupos de derecha se traducía en una nueva jornada de movilización y agitación en las calles.
Acosado por protestas que estallaron el 8 de junio, Correa admitió que encara una "dura prueba" antes de las elecciones de 2017, y en medio de la desaceleración de la economía.