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James Dean, un rebelde sin causaque es leyenda

Martes, 29 de septiembre de 2015 01:30
<div>REBELDE SIN CAUSA / JAMES DEAN JUNTO A NATALIE WOODS EN UNA DE LAS PELÍCULAS CLÁSICAS DE TODOS LOS TIEMPOS QUE LO CATAPULTÓ A LA FAMA EN 1955.</div><div><div>
Para ser una leyenda hay que morir joven. Ese fue el caso de Marilyn Monroe, Che Guevara, John F. Kennedy o Kurt Cobain. James Dean quedará para siempre en la memoria como un joven rebelde y atractivo. Y es que mañana se cumplen 60 años de su muerte, una tragedia que podría haber salido de un guión cinematográfico.
El joven, hijo de un granjero, siempre quiso ser actor. Pero gran parte de su vida como artista no fue una estrella sino un actor secundario.
A los 19 años consiguió su primer trabajo como intérprete en un anuncio de Pepsi.
No decía ni una sola palabra. Pasó por westerns y películas bélicas, pero a menudo ni salía en los títulos de crédito.
No obstante, todo ello cambiaría con "Al este del edén" en 1955, cuando interpretó a un joven dubitativo y confundido, que intentaba buscar un sentido a su vida.
Desde el punto de vista material, tenía todo lo que se puede desear, pero no era feliz. Justo así dio el sentir de esa generación de jóvenes surgida tras la Segunda Guerra Mundial y antes de John F. Kennedy.
Él es un ícono del siglo XX que no pasa de moda. Y es que Dean llegaba al alma de su generación y era capaz de decir con una mirada mucho más que muchos otros en una película entera.
Por eso es importante resaltar que Dean coreografió su imagen cuidadosamente. Así se explica que siga teniendo éxito hoy en día.
Su vida tuvo continuos altibajos. A los éxitos se sucedieron las derrotas, tras los excesos, depresiones y a los arrebatos de amistad, las peleas.
Era alguien que estaba fuera de los cánones. Y esa gesta para medir las agallas en la que él y su rival acababan chocando contra un obstáculo forma ya parte de la historia del cine.
Dean se convirtió con el tiempo en una surte de emblema cultural de desilusión adolescente, tal como se expresa en el título de su película más célebre "Rebelde sin causa" de 1955, en la que interpretó el papel del problemático adolescente de Los Angeles, Jim Stark.
No pasa de moda. Dean llegaba al alma de su generación y era capaz de decir con una mirada mucho más que muchos otros.
Los otros papeles que definieron su estrellato fueron el del solitario Cal Trask en "Al este del Edén" en ese mismo año y el del peón Jett Rink en "Gigante" de 1956. La duradera fama y la popularidad de Dean se basan en sus actuaciones en estas tres películas y en cada una de ellas encarnó a su protagonista.
Sin embargo, su muerte prematura en un accidente automovilístico cimentó su status de leyenda.
El mundo del motor era su pasión. Cuando Dean cumplió 16 años recibió una moto de regalo. Participó en carreras de autos y no dejó de comprar un deportivo tras otro. Cuando se compró el Porsche 550 Spyder, al que a los tres días le pintó en la parte de atrás "Little Bastard", se lo mostró al actor Alec Guinness y éste le dijo: "No lo conduzcas. Si lo haces, morirás en una semana".
Y justo siete días después Dean conducía junto a un mecánico por una carretera conocida porque todos apretaban allí el acelerador. Acababa de recibir una multa por exceso de velocidad, pero eso no frenó al joven de 24 años. Cuando un Ford pasó a su lado a gran velocidad, no pudo evitarlo al ir casi 140 kilómetros por hora y acabó estrellándose contra el otro auto.
A su compañero mecánico lo sacaron herido grave del coche y Dean todavía respiraba tras el impacto, pero al llegar al hospital declararon su defunción. Dos de las tres películas en las que da vida al protagonista se estrenaron tras su muerte y dos semanas antes del fatal accidente grabó un anuncio en el que alentaba a conducir con precaución. "La vida que salva podría ser la mía", decía Dean en el anuncio. Pero finalmente no fue así y nació una leyenda. Él fue el primero en recibir una nominación póstuma al Óscar como mejor actor y aún se mantiene como el único actor que ha tenido dos nominaciones póstumas. En 1999, el American Film Institute lo colocó en el puesto 18 como mejor estrella de cine masculina en su lista AFI's 100 Years 100 Stars. Así es que Dean está más vivo que nunca. Según los medios estadounidenses, no hay una escuela secundaria en aquél país en la que no se cuelgue al menos un póster suyo y su imagen sigue comercializándose. "Él es Hollywoood y mientras la gente piense en Hollywood, recordará a James Dean" aseguraron.

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Para ser una leyenda hay que morir joven. Ese fue el caso de Marilyn Monroe, Che Guevara, John F. Kennedy o Kurt Cobain. James Dean quedará para siempre en la memoria como un joven rebelde y atractivo. Y es que mañana se cumplen 60 años de su muerte, una tragedia que podría haber salido de un guión cinematográfico.
El joven, hijo de un granjero, siempre quiso ser actor. Pero gran parte de su vida como artista no fue una estrella sino un actor secundario.
A los 19 años consiguió su primer trabajo como intérprete en un anuncio de Pepsi.
No decía ni una sola palabra. Pasó por westerns y películas bélicas, pero a menudo ni salía en los títulos de crédito.
No obstante, todo ello cambiaría con "Al este del edén" en 1955, cuando interpretó a un joven dubitativo y confundido, que intentaba buscar un sentido a su vida.
Desde el punto de vista material, tenía todo lo que se puede desear, pero no era feliz. Justo así dio el sentir de esa generación de jóvenes surgida tras la Segunda Guerra Mundial y antes de John F. Kennedy.
Él es un ícono del siglo XX que no pasa de moda. Y es que Dean llegaba al alma de su generación y era capaz de decir con una mirada mucho más que muchos otros en una película entera.
Por eso es importante resaltar que Dean coreografió su imagen cuidadosamente. Así se explica que siga teniendo éxito hoy en día.
Su vida tuvo continuos altibajos. A los éxitos se sucedieron las derrotas, tras los excesos, depresiones y a los arrebatos de amistad, las peleas.
Era alguien que estaba fuera de los cánones. Y esa gesta para medir las agallas en la que él y su rival acababan chocando contra un obstáculo forma ya parte de la historia del cine.
Dean se convirtió con el tiempo en una surte de emblema cultural de desilusión adolescente, tal como se expresa en el título de su película más célebre "Rebelde sin causa" de 1955, en la que interpretó el papel del problemático adolescente de Los Angeles, Jim Stark.
No pasa de moda. Dean llegaba al alma de su generación y era capaz de decir con una mirada mucho más que muchos otros.
Los otros papeles que definieron su estrellato fueron el del solitario Cal Trask en "Al este del Edén" en ese mismo año y el del peón Jett Rink en "Gigante" de 1956. La duradera fama y la popularidad de Dean se basan en sus actuaciones en estas tres películas y en cada una de ellas encarnó a su protagonista.
Sin embargo, su muerte prematura en un accidente automovilístico cimentó su status de leyenda.
El mundo del motor era su pasión. Cuando Dean cumplió 16 años recibió una moto de regalo. Participó en carreras de autos y no dejó de comprar un deportivo tras otro. Cuando se compró el Porsche 550 Spyder, al que a los tres días le pintó en la parte de atrás "Little Bastard", se lo mostró al actor Alec Guinness y éste le dijo: "No lo conduzcas. Si lo haces, morirás en una semana".
Y justo siete días después Dean conducía junto a un mecánico por una carretera conocida porque todos apretaban allí el acelerador. Acababa de recibir una multa por exceso de velocidad, pero eso no frenó al joven de 24 años. Cuando un Ford pasó a su lado a gran velocidad, no pudo evitarlo al ir casi 140 kilómetros por hora y acabó estrellándose contra el otro auto.
A su compañero mecánico lo sacaron herido grave del coche y Dean todavía respiraba tras el impacto, pero al llegar al hospital declararon su defunción. Dos de las tres películas en las que da vida al protagonista se estrenaron tras su muerte y dos semanas antes del fatal accidente grabó un anuncio en el que alentaba a conducir con precaución. "La vida que salva podría ser la mía", decía Dean en el anuncio. Pero finalmente no fue así y nació una leyenda. Él fue el primero en recibir una nominación póstuma al Óscar como mejor actor y aún se mantiene como el único actor que ha tenido dos nominaciones póstumas. En 1999, el American Film Institute lo colocó en el puesto 18 como mejor estrella de cine masculina en su lista AFI's 100 Years 100 Stars. Así es que Dean está más vivo que nunca. Según los medios estadounidenses, no hay una escuela secundaria en aquél país en la que no se cuelgue al menos un póster suyo y su imagen sigue comercializándose. "Él es Hollywoood y mientras la gente piense en Hollywood, recordará a James Dean" aseguraron.