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Lujo musical que conquistó con la fuerza de su Tormenta Eléctrica

Martes, 29 de septiembre de 2015 01:30
RATA BLANCA / PRESENCIAS ÚNICAS Y CON LA AUTORIDAD PROPIA DE SER UNA BANDA MÍTICA DEL ROCK NACIONAL, EN EL ESCENARIO. 
Mágica. Perfecta la noche de luna roja que trajo este septiembre, para develar acaso otro misterio del cosmos y fuera el marco elegido por algún dios mítico en una noche especial. La tierra viva recibía esa luz y, al mismo tiempo, se desataba la "Tormenta Eléctrica" fuente de una energía que renacía en las canciones que Rata Blanca regaló en vivo, en nuestra provincia.
Los astros se unieron en simultáneo, descubriendo el arte de la poderosa criatura que llegó para sorprender, para mostrar su poder sonoro y la impronta generosa en la interpretación.
Truenos que a lo lejos se escuchaban traían entonces esta suerte de lluvia melódica que comenzó a transitar un impecable espectáculo en el centro cultural "Martín Fierro".
Parecía tener allí mismo ese horizonte estremecido, donde la tormenta atrapara a todos para sacudir las almas con esa fuerza natural y casi invencible, que se escuchó en su esencia.
Con una gran expectativa, volvieron a encenderse los Marshalls apilados y las luces, siempre danzantes, cambiaron su color en el aire porque "Los chicos sólo quieren rock" y se los escuchó muy bien. Así, la "tormenta de rock" llegó, invencible, sin que nadie la pueda detener.
El concierto. Rata Blanca se presentó el último domingo en el centro cultural "Martín Fierro", con gran éxito.
Sonaron fuerte las cuerdas de un Giardino inspirado, que trajeron consigo la ilusión del amor eterno, en "Solo para amarte" que encontró refugio en los brazos de algún amor recordado. Mientras, los músicos hacían de las suyas en el centro de la escena, Barilari seguía elevándose hasta el cielo con cada canción entonada magistralmente. Como la voz de esta criatura, que se hacía gigante al ir caminando la noche, apasionado iba rubricando cada momento con una actitud innegable.
Los aplausos de los espectadores no se hicieron esperar, en el microuniverso que Rata Blanca había creado, allí había musicalidad y una fuerza que invocara viejos tiempos y no tanto. Se fue cerrando "El círculo de fuego" y la magia de los conjuros envolvió lo sagrado del casi ritual establecido, en el que los invitados quedaron encantados. Otra vez, la banda de Flores fue hacia el país de los recuerdos con "Tan lejos de aquél sueño", y juntos rememoraron un amor escondido en alguna parte del pasado. Los cuatro cobraron más fuerza cuando las luces de nuevo indicaban que un ángel estaba presente dentro de "Volviendo a casa" y todo el espacio verdeazulado encandilaba las miradas. Fue todo tan veloz, un instante de fuego vivo que ardía sobre el escenario y que también llegaba con "La otra cara de la moneda". Y saltar de la realidad a la ilusión fue posible con "El jugador", un tema del flamante álbum que continuaba con un set-list que incluía glorias clásicas de su discografía, combinadas con los sonidos encontrados en su último álbum. Así, llegaron y se escucharon de manera excepcional "Batalla persa", "El sueño de la gitana", "Rock and roll hotel", "Buscando pelea", "Aún estás en mis sueños", "Chico callejero", "La llave de la puerta secreta", "El reino olvidado" y "Guerrero del arco iris" , todas obras que dejaron su estela mágica tras de sí, cuando las voces se unieron y cantaron más fuerte para pedir a aquella "Mujer amante" que tenía que estar sí o sí sin olvidar "La leyenda del hada y el mago" que fue magnífica en la tormenta de puro rock que ofreció la "criatura blanca", desbordante de energía vibrante.

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Mágica. Perfecta la noche de luna roja que trajo este septiembre, para develar acaso otro misterio del cosmos y fuera el marco elegido por algún dios mítico en una noche especial. La tierra viva recibía esa luz y, al mismo tiempo, se desataba la "Tormenta Eléctrica" fuente de una energía que renacía en las canciones que Rata Blanca regaló en vivo, en nuestra provincia.
Los astros se unieron en simultáneo, descubriendo el arte de la poderosa criatura que llegó para sorprender, para mostrar su poder sonoro y la impronta generosa en la interpretación.
Truenos que a lo lejos se escuchaban traían entonces esta suerte de lluvia melódica que comenzó a transitar un impecable espectáculo en el centro cultural "Martín Fierro".
Parecía tener allí mismo ese horizonte estremecido, donde la tormenta atrapara a todos para sacudir las almas con esa fuerza natural y casi invencible, que se escuchó en su esencia.
Con una gran expectativa, volvieron a encenderse los Marshalls apilados y las luces, siempre danzantes, cambiaron su color en el aire porque "Los chicos sólo quieren rock" y se los escuchó muy bien. Así, la "tormenta de rock" llegó, invencible, sin que nadie la pueda detener.
El concierto. Rata Blanca se presentó el último domingo en el centro cultural "Martín Fierro", con gran éxito.
Sonaron fuerte las cuerdas de un Giardino inspirado, que trajeron consigo la ilusión del amor eterno, en "Solo para amarte" que encontró refugio en los brazos de algún amor recordado. Mientras, los músicos hacían de las suyas en el centro de la escena, Barilari seguía elevándose hasta el cielo con cada canción entonada magistralmente. Como la voz de esta criatura, que se hacía gigante al ir caminando la noche, apasionado iba rubricando cada momento con una actitud innegable.
Los aplausos de los espectadores no se hicieron esperar, en el microuniverso que Rata Blanca había creado, allí había musicalidad y una fuerza que invocara viejos tiempos y no tanto. Se fue cerrando "El círculo de fuego" y la magia de los conjuros envolvió lo sagrado del casi ritual establecido, en el que los invitados quedaron encantados. Otra vez, la banda de Flores fue hacia el país de los recuerdos con "Tan lejos de aquél sueño", y juntos rememoraron un amor escondido en alguna parte del pasado. Los cuatro cobraron más fuerza cuando las luces de nuevo indicaban que un ángel estaba presente dentro de "Volviendo a casa" y todo el espacio verdeazulado encandilaba las miradas. Fue todo tan veloz, un instante de fuego vivo que ardía sobre el escenario y que también llegaba con "La otra cara de la moneda". Y saltar de la realidad a la ilusión fue posible con "El jugador", un tema del flamante álbum que continuaba con un set-list que incluía glorias clásicas de su discografía, combinadas con los sonidos encontrados en su último álbum. Así, llegaron y se escucharon de manera excepcional "Batalla persa", "El sueño de la gitana", "Rock and roll hotel", "Buscando pelea", "Aún estás en mis sueños", "Chico callejero", "La llave de la puerta secreta", "El reino olvidado" y "Guerrero del arco iris" , todas obras que dejaron su estela mágica tras de sí, cuando las voces se unieron y cantaron más fuerte para pedir a aquella "Mujer amante" que tenía que estar sí o sí sin olvidar "La leyenda del hada y el mago" que fue magnífica en la tormenta de puro rock que ofreció la "criatura blanca", desbordante de energía vibrante.

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