Cuando no se habían acallado los ecos del ingreso de los dakarianos al vivac del GA 5 la tarde del martes, que se extendió por varias horas, con lluvia incluida, ayer muy temprano un público renovado se hizo presente en las afueras del regimiento para ver la salida de los vehículos. Ello da cabal muestra de la fiebre por el Dakar que se instaló fuerte en Jujuy y que seguramente perdurará en el tiempo.
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Cuando no se habían acallado los ecos del ingreso de los dakarianos al vivac del GA 5 la tarde del martes, que se extendió por varias horas, con lluvia incluida, ayer muy temprano un público renovado se hizo presente en las afueras del regimiento para ver la salida de los vehículos. Ello da cabal muestra de la fiebre por el Dakar que se instaló fuerte en Jujuy y que seguramente perdurará en el tiempo.
Todos madrugaron, comenzando por el grupo de las motos con sus respectivos equipo de apoyo, se dirigieron rumbo a la Puna jujeña. Luego fue el turno de los autos, quads y por último los camiones, unos “monstruos” sobre ruedas que sinceramente impactaron a todos.
La salida, tanto de los vehículos de competencia, como de las unidades de apoyo, recibieron el cálido saludo del público, algunos de ellos agitando banderas, mostrando remeras alusivas o los clásicos gorritos.
Muchos se fueron munidos de termos y el infaltable mate, aunque hubo otros que optaron por el "desayuno al paso", porque antes del amanecer ya se instalaron los expendedores de café, mate cocido o el api con buñuelos. Saboreando el desayuno, los aficionados comentaban sorprendidos el potencial y colorido de cada equipo, muchos de ellos portaban por ejemplo acoplados cargados de cubiertas. No faltó el “turco” que siempre tiene a mano la indumentaria acorde para cada acontecimiento. Muchas veces lo vimos ofreciendo “la gorra, bandera y camiseta del lobo”. Esta vez lo hizo con remeras y gorros identificados con el twareg. Además hubo otro puesto de venta con diversas clases de artículos propios del Dakar, y que la gente prácticamente les sacaba de las manos.
Fue una mañana a pleno con el Dakar, donde los aficionados que optaron por no ir a los puestos o sitios de espectadores, se quedaron apreciando las máquinas en las afueras del GA 5, apostándose en sitios de privilegio. La caravana del Dakar, llegaba al distribuidor de Los Molinos, donde los esperaba otro grupo de gente con el mismo entusiasmo.