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Testigos involucrarona dos de los imputados

Jueves, 10 de noviembre de 2016 01:30
<div>AUDIENCIA / EN LA JORNADA DE AYER SE PRESENTARON 10 TESTIGOS.</div><div>
En la sala de audiencias del segundo piso del Palacio de Tribunales comenzó el juicio oral y público que se le sigue a Leandro Suárez, Francisco Padilla y un menor de edad por el asesinato de Sergio Narbay, hecho ocurrido el pasado 15 de diciembre de 2015 en el barrio San Pedrito.
Ante el Tribunal enjuiciador prestaron declaración diez testigos y dos de ellos, considerados "clave", comprometieron a los imputados como los supuestos autores de los lamentables hechos.
Se trata de los remiseros Pascual Solís y Mario Segovia quienes manifestaron ser víctimas de un robo cuando estaban compartiendo una mesa en la vereda de una sandwichería entre la avenida Almirante Brown y la calle Islas Malvinas del barrio 1§ de Marzo de nuestra ciudad.
Segovia dijo que "mientras compartían con su amigo pasó un grupo de al menos diez personas y uno de ellos tomó de la mesa un envase de cerveza y un teléfono celular. Fui detrás de ellos, los perseguí unos 60 metros y un joven con cicatrices en el rostro me empujó y me dijo que me vaya porque la iba a pasar mal. Allí me di cuenta que también se habían robado el celular de mi amigo, entonces decidí ir por mi auto que estaba estacionado en la misma dirección de la que se escapaba el grupo y los seguí", dijo Segovia.
En otro tramo de su relato el hombre manifestó que sobre la parada de la avenida Almirante Brown escuchó que dos niñas gritaban que le habían robado y cuando dobló para la avenida Azopardo siguiéndolos, vio cómo el mismo grupo atacaba a un joven de remera celeste y blanca.
"Yo aceleré y para asustarlos toqué la bocina y casi les tiro el auto encima, ahí reconocí al mismo muchacho que me levantó la botella, luego me empujó que salía de la escena".
Al tiempo que Segovia presenció el terrible hecho, su compañero Solís había ido a dar aviso a los efectivos de la Seccional 6§.
Además el remisero dijo que cuando aceleró el vehículo para dirigirse también a la seccional y luego de que un móvil policial lo escoltara, en la esquina de un pasaje vio a tres de las personas que él anteriormente seguía. Descendió y sujetó a uno de ellos, "el más alto, quien tenía un cuchillo y me dijo que había sido en legítima defensa".
Además declaró Rodrigo "Roró" Salinas, amigo de Narbay y que estuvo en el momento del ataque que sufrió el joven.
En su relato reconoció a "Pancho" Mansilla como el joven que los individualizó y alertó al grupo con la voz de "Ahí está Pika", donde la patota se vino encima de ellos.
Mientras Salinas declaraba, los imputados se pusieron muy nerviosos. Hablaban entre ellos y movían las piernas de una forma constante.
Luego cuando se retiraba Salinas, cruzó miradas con el imputado Suárez, situación que no pasó desapercibida para el juez Llermanos, quien le llamó la atención.
El testigo Marcelo Cuñado, visiblemente nervioso, negó haber manifestado que también vio el hecho, como lo afirmó una de las hermanas de Narbay, y que se lo habría comentado a través de un mensaje de Whatsapp. Pero Cuñado se mantuvo en sus dichos y dijo no recordar nada y que la zona es oscura y no pudo ver mucho.
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En la sala de audiencias del segundo piso del Palacio de Tribunales comenzó el juicio oral y público que se le sigue a Leandro Suárez, Francisco Padilla y un menor de edad por el asesinato de Sergio Narbay, hecho ocurrido el pasado 15 de diciembre de 2015 en el barrio San Pedrito.
Ante el Tribunal enjuiciador prestaron declaración diez testigos y dos de ellos, considerados "clave", comprometieron a los imputados como los supuestos autores de los lamentables hechos.
Se trata de los remiseros Pascual Solís y Mario Segovia quienes manifestaron ser víctimas de un robo cuando estaban compartiendo una mesa en la vereda de una sandwichería entre la avenida Almirante Brown y la calle Islas Malvinas del barrio 1§ de Marzo de nuestra ciudad.
Segovia dijo que "mientras compartían con su amigo pasó un grupo de al menos diez personas y uno de ellos tomó de la mesa un envase de cerveza y un teléfono celular. Fui detrás de ellos, los perseguí unos 60 metros y un joven con cicatrices en el rostro me empujó y me dijo que me vaya porque la iba a pasar mal. Allí me di cuenta que también se habían robado el celular de mi amigo, entonces decidí ir por mi auto que estaba estacionado en la misma dirección de la que se escapaba el grupo y los seguí", dijo Segovia.
En otro tramo de su relato el hombre manifestó que sobre la parada de la avenida Almirante Brown escuchó que dos niñas gritaban que le habían robado y cuando dobló para la avenida Azopardo siguiéndolos, vio cómo el mismo grupo atacaba a un joven de remera celeste y blanca.
"Yo aceleré y para asustarlos toqué la bocina y casi les tiro el auto encima, ahí reconocí al mismo muchacho que me levantó la botella, luego me empujó que salía de la escena".
Al tiempo que Segovia presenció el terrible hecho, su compañero Solís había ido a dar aviso a los efectivos de la Seccional 6§.
Además el remisero dijo que cuando aceleró el vehículo para dirigirse también a la seccional y luego de que un móvil policial lo escoltara, en la esquina de un pasaje vio a tres de las personas que él anteriormente seguía. Descendió y sujetó a uno de ellos, "el más alto, quien tenía un cuchillo y me dijo que había sido en legítima defensa".
Además declaró Rodrigo "Roró" Salinas, amigo de Narbay y que estuvo en el momento del ataque que sufrió el joven.
En su relato reconoció a "Pancho" Mansilla como el joven que los individualizó y alertó al grupo con la voz de "Ahí está Pika", donde la patota se vino encima de ellos.
Mientras Salinas declaraba, los imputados se pusieron muy nerviosos. Hablaban entre ellos y movían las piernas de una forma constante.
Luego cuando se retiraba Salinas, cruzó miradas con el imputado Suárez, situación que no pasó desapercibida para el juez Llermanos, quien le llamó la atención.
El testigo Marcelo Cuñado, visiblemente nervioso, negó haber manifestado que también vio el hecho, como lo afirmó una de las hermanas de Narbay, y que se lo habría comentado a través de un mensaje de Whatsapp. Pero Cuñado se mantuvo en sus dichos y dijo no recordar nada y que la zona es oscura y no pudo ver mucho.