Cincuenta féretros cubiertos con los colores verdes del equipo fueron conducidos bajo una lluvia torrencial desde el aeropuerto, donde fueron acogidos con honores militares, hasta el estadio Arena Condá.
En el estadio, el sobrecogedor silencio acompañado por un hilo musical con temas emotivos solo se rompía al grito de "Campeones, campeones", cuando las pantallas mostraban imágenes del cortejo.
Un grito surgido de gargantas anudadas, que aclamaron la imprevista epopeya que convirtió a este equipo hasta hace poco desconocido en finalista de la Copa Sudamericana, un sueño que se estrelló en las montañas de Medellín.
La tragedia sacudió al mundo del deporte, que multiplicaba los homenajes.
Por ejemplo, en España, el astro brasileño Neymar llegó al estadio del Barcelona, antes del clásico con el Real Madrid, llevando sobre su hombro izquierdo la camiseta verde del Chapecoense.
Desafío logístico
Estaba previsto que unas 100.000 personas llegaran al lugar desde diversos puntos de esta próspera región industrial al oeste del estado de Santa Catarina.
La gran mayoría, sin embargo, debió seguir el velatorio desde el exterior, a través de dos pantallas gigantes, dado que las gradas del Arena Condá solo tienen capacidad para 19.000 espectadores
A las carpas metálicas instaladas en el césped del Arena Condá solo podían acceder 2.000 personas, familiares y allegados de los fallecidos.
A la complicada gestión de la muchedumbre se sumó el protocolo de recepción de las diferentes autoridades y figuras del fútbol que acudieron a mostrar su pesar por el mayor accidente aéreo del deporte mundial.
El presidente Michel Temer llegó a Chapecó por la mañana, y se reunió en el aeropuerto con familiares de las víctimas.
Inicialmente la participación del impopular mandatario debía limitarse a ese encuentro, pero finalmente decidió apersonarse en el estadio. La prensa indicaba que temía abucheos, pero el propio jefe de Estado dijo que había aplazado el anuncio de su presencia "para facilitar el trabajo de la seguridad".
Tras la ceremonia, las familias podrán viajar con sus fallecidos a sus lugares de origen, ya que la mayoría del plantel era de fuera de la ciudad de Chapecó.
El accidente se produjo la noche del lunes cuando el avión que transportaba al plantel del Chapecoense que iba a jugar la primera final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional de Colombia, se estrelló cerca de Medellín, destruyendo así los sueños y los corazones de miles de personas.
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Cincuenta féretros cubiertos con los colores verdes del equipo fueron conducidos bajo una lluvia torrencial desde el aeropuerto, donde fueron acogidos con honores militares, hasta el estadio Arena Condá.
En el estadio, el sobrecogedor silencio acompañado por un hilo musical con temas emotivos solo se rompía al grito de "Campeones, campeones", cuando las pantallas mostraban imágenes del cortejo.
Un grito surgido de gargantas anudadas, que aclamaron la imprevista epopeya que convirtió a este equipo hasta hace poco desconocido en finalista de la Copa Sudamericana, un sueño que se estrelló en las montañas de Medellín.
La tragedia sacudió al mundo del deporte, que multiplicaba los homenajes.
Por ejemplo, en España, el astro brasileño Neymar llegó al estadio del Barcelona, antes del clásico con el Real Madrid, llevando sobre su hombro izquierdo la camiseta verde del Chapecoense.
Desafío logístico
Estaba previsto que unas 100.000 personas llegaran al lugar desde diversos puntos de esta próspera región industrial al oeste del estado de Santa Catarina.
La gran mayoría, sin embargo, debió seguir el velatorio desde el exterior, a través de dos pantallas gigantes, dado que las gradas del Arena Condá solo tienen capacidad para 19.000 espectadores
A las carpas metálicas instaladas en el césped del Arena Condá solo podían acceder 2.000 personas, familiares y allegados de los fallecidos.
A la complicada gestión de la muchedumbre se sumó el protocolo de recepción de las diferentes autoridades y figuras del fútbol que acudieron a mostrar su pesar por el mayor accidente aéreo del deporte mundial.
El presidente Michel Temer llegó a Chapecó por la mañana, y se reunió en el aeropuerto con familiares de las víctimas.
Inicialmente la participación del impopular mandatario debía limitarse a ese encuentro, pero finalmente decidió apersonarse en el estadio. La prensa indicaba que temía abucheos, pero el propio jefe de Estado dijo que había aplazado el anuncio de su presencia "para facilitar el trabajo de la seguridad".
Tras la ceremonia, las familias podrán viajar con sus fallecidos a sus lugares de origen, ya que la mayoría del plantel era de fuera de la ciudad de Chapecó.
El accidente se produjo la noche del lunes cuando el avión que transportaba al plantel del Chapecoense que iba a jugar la primera final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional de Colombia, se estrelló cerca de Medellín, destruyendo así los sueños y los corazones de miles de personas.