Reconfortados por haber llegado a destino después de largas horas, los primero que hacen los fieles es dirigirse al encuentro con la imagen de la Virgen de Punta Corral, que se encuentra dentro de la blanca capilla con fondo celeste verdoso, custodiada por los familiares del esclavo de la Virgen y la Asociación de Devotos de la Virgen de Punta Corral.
Al llegar a la capilla, se observan algunas casillas instaladas en el lugar, el operativo del Same y algunos comerciantes que aprovechan la fecha para vender alimentos, bebidas y objetos religiosos.
Aunque la iglesia se puede observar a lo lejos, su ingreso no se encuentra frente al camino que acaba de concluir el peregrino sino que se llega hasta ella al ingresar a la plaza arbolada, un pequeño espacio verde casi siempre repleta de fieles, que forman una extensa fila para tocar a la imagen de la Virgen.
La cantidad de creyentes es tal en Punta Corral, que algunos peregrinos formaron para la fila durante horas para ingresar a la capilla el sábado por la noche.
Al ingresar la imagen se encuentra custodiada siempre por uno de los esclavos y los fieles se arrodillan, agradecen, piden y dejan rosarios y objetos cerca de la imagen. Finalmente se persignan frente a ella y por algunos segundos la contemplan llenos de emoción. Atentos a que cientos de fieles también esperan para entrar, los devotos salen rápidamente del pequeño templo para al fin, participar de alguna misa o bien para emprender el camino de vuelta, luego del tan ansiado encuentro con la "Mamita del cerro".
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Reconfortados por haber llegado a destino después de largas horas, los primero que hacen los fieles es dirigirse al encuentro con la imagen de la Virgen de Punta Corral, que se encuentra dentro de la blanca capilla con fondo celeste verdoso, custodiada por los familiares del esclavo de la Virgen y la Asociación de Devotos de la Virgen de Punta Corral.
Al llegar a la capilla, se observan algunas casillas instaladas en el lugar, el operativo del Same y algunos comerciantes que aprovechan la fecha para vender alimentos, bebidas y objetos religiosos.
Aunque la iglesia se puede observar a lo lejos, su ingreso no se encuentra frente al camino que acaba de concluir el peregrino sino que se llega hasta ella al ingresar a la plaza arbolada, un pequeño espacio verde casi siempre repleta de fieles, que forman una extensa fila para tocar a la imagen de la Virgen.
La cantidad de creyentes es tal en Punta Corral, que algunos peregrinos formaron para la fila durante horas para ingresar a la capilla el sábado por la noche.
Al ingresar la imagen se encuentra custodiada siempre por uno de los esclavos y los fieles se arrodillan, agradecen, piden y dejan rosarios y objetos cerca de la imagen. Finalmente se persignan frente a ella y por algunos segundos la contemplan llenos de emoción. Atentos a que cientos de fieles también esperan para entrar, los devotos salen rápidamente del pequeño templo para al fin, participar de alguna misa o bien para emprender el camino de vuelta, luego del tan ansiado encuentro con la "Mamita del cerro".