Se trata de una iniciativa popular impulsada por un grupo sin afiliación política con el objetivo de instaurar una renta de base incondicional (RBI), es decir, cobrar sin importar si trabajas o no.
Los partidarios de la RBI lanzaron una recaudación de fondos en internet para pagar 2.500 francos suizos (2.260 euros y dólares) al mes durante un año a una persona elegida por sorteo, del que Carole fue la primera ganadora.
La iniciativa propone que cada suizo y cada extranjero residente desde al menos cinco años debe recibir del Estado un subsidio mensual, sin tener en cuenta si la persona trabaja.
"Es un sueño que existe desde hace tiempo", pero que se convirtió en "indispensable" debido al desempleo provocado por la creciente robotización, explicó uno de los líderes de la iniciativa, Ralph Kundig.
El ministro suizo de Interior, Alain Berset, doctor en Economía, cree que es "algo utópico". Junto a él, el Gobierno, el Parlamento y los partidos políticos, excepto los Verdes y la extrema izquierda, se oponen a la idea de una RBI. "Es un sueño viejo, un poco marxista. Son muchos sentimientos buenos irrefutables pero sin ninguna reflexión económica", observó el director del Centro Internacional de Estudios Monetarios y Bancarios de Ginebra, Charles Wyplosz, que comentó que si se aprueba "la gente hará menos".
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Se trata de una iniciativa popular impulsada por un grupo sin afiliación política con el objetivo de instaurar una renta de base incondicional (RBI), es decir, cobrar sin importar si trabajas o no.
Los partidarios de la RBI lanzaron una recaudación de fondos en internet para pagar 2.500 francos suizos (2.260 euros y dólares) al mes durante un año a una persona elegida por sorteo, del que Carole fue la primera ganadora.
La iniciativa propone que cada suizo y cada extranjero residente desde al menos cinco años debe recibir del Estado un subsidio mensual, sin tener en cuenta si la persona trabaja.
"Es un sueño que existe desde hace tiempo", pero que se convirtió en "indispensable" debido al desempleo provocado por la creciente robotización, explicó uno de los líderes de la iniciativa, Ralph Kundig.
El ministro suizo de Interior, Alain Berset, doctor en Economía, cree que es "algo utópico". Junto a él, el Gobierno, el Parlamento y los partidos políticos, excepto los Verdes y la extrema izquierda, se oponen a la idea de una RBI. "Es un sueño viejo, un poco marxista. Son muchos sentimientos buenos irrefutables pero sin ninguna reflexión económica", observó el director del Centro Internacional de Estudios Monetarios y Bancarios de Ginebra, Charles Wyplosz, que comentó que si se aprueba "la gente hará menos".