Desde el primer día de agosto la gente comenzó con la corpachada y a sahumar con coa e incienso los hogares e instituciones, algunas celebraciones duraron hasta los primeros rayos del Inti.
Por las calles el aroma característico hace recordar que estamos en el octavo mes del año. Al mediodía del viernes la comuna local realizó el ritual en la plazoleta contigua a la Sede Universitaria, donde se congregaron pobladores, turistas y autoridades comunales y ediles bajo un firmamento celeste. Pasadas las 12.30 dio inicio el ritual, la boca de la Pachamama se abrió para que Gabriela Arrieguez junto al artesano y músico "Oso" Martínez con profunda devoción y de rodillas procediera a dar de comer y beber a la "Pacha".
Seguidamente fueron invitados los presentes a participar de la ceremonia. La jornada prosiguió con la actuación de grupos folclóricos locales y en horas de la tarde culminaron todos los festejos.
Sin dudas, en la Puna el culto es imperecedero, como lo es toda la simbología cosmogónica andina, que no es otra cosa más que la síntesis de las tradiciones ancestrales, y de la religiosidad andina que no ha desaparecido.
inicia sesión o regístrate.
Desde el primer día de agosto la gente comenzó con la corpachada y a sahumar con coa e incienso los hogares e instituciones, algunas celebraciones duraron hasta los primeros rayos del Inti.
Por las calles el aroma característico hace recordar que estamos en el octavo mes del año. Al mediodía del viernes la comuna local realizó el ritual en la plazoleta contigua a la Sede Universitaria, donde se congregaron pobladores, turistas y autoridades comunales y ediles bajo un firmamento celeste. Pasadas las 12.30 dio inicio el ritual, la boca de la Pachamama se abrió para que Gabriela Arrieguez junto al artesano y músico "Oso" Martínez con profunda devoción y de rodillas procediera a dar de comer y beber a la "Pacha".
Seguidamente fueron invitados los presentes a participar de la ceremonia. La jornada prosiguió con la actuación de grupos folclóricos locales y en horas de la tarde culminaron todos los festejos.
Sin dudas, en la Puna el culto es imperecedero, como lo es toda la simbología cosmogónica andina, que no es otra cosa más que la síntesis de las tradiciones ancestrales, y de la religiosidad andina que no ha desaparecido.