"¿Tú has visto que alguien salga bien de una enfermedad mortal?" le pregunta un anciano a otro dentro de La Alborada, ese lugar donde mucha gente motivada por la publicidad deja a sus enfermos para que vivan sus mejores últimos años...
Con este tono se desarrolla la puesta de "El grito en el cielo", increíble puesta que trajo la compañía española La Zaranda a nuestro Teatro Mitre, en el marco del Festival Internacional de Teatro "Relevos", en la noche del domingo.
En un escenario oscuro donde las luces blancas remarcan los rasgos de rostros desahuciados de los protagonistas, transcurren escenas que movilizan las reflexiones.
Y salimos pensando que en definitiva todos seguimos imaginando cómo será ese último día de los nuestros e incluso el propio, si la aseguradora cubre el servicio de tanatología, el entierro, la cremación, si se vela o se entierra rápidamente, o lo que se elija tal como si se eligiera el ajuar del casamiento, y está claro que con o sin pompas, con o sin tiempos, con o sin ceremonias, simplemente nos morimos.
Y peor aún, esta obra nos pone a pensar sobre todo lo que solemos hacer los humanos, antes de que llegue ese día, para ¿"estirar"? la partida. Quienes trascurren enfermos sus días rumbo a la muerte, no viven, la rutina es medicaciones, ejercicios, recreaciones, higiene, para mantener... ¿pero tienen algún resultado por lo menos alentador?
Y ante la muerte presente, los pasos que siguen son tan repetidos y en muchos casos sin sentido, y eso es lo que pone en el tapete "El Grito en el Cielo". Otro de los recursos de esta producción sin desperdicios, desde las actuaciones, hasta la música, pasando por un montón de detalles que pusieron al público en un estado de tensión y reflexión muy profundo, son las frases hechas que resuenan en cada velorio, en cada despedida: "justo ayer tenía mejor su cara", "pareciera que se quedó dormido", "me tengo que acostumbrar a vivir con su recuerdo", "se fue sin darse cuenta", "necesito tener un lugar donde llevarle flores".
La angustia de saber que sólo esperan, transforma a los personajes y se proponen buscar una salida a ese destino que está marcado. Quieren fugarse lejos, donde no haya sueros, ni batas, ni medicamentos, hacia un manantial... si en definitiva el final llegará de todas formas, es mejor en otro ámbito. Y es que se representan el fuego o los gusanos, mientras danzan en círculo alrededor de un sostenedor de sueros y repiten "aquí te quitan el dolor a cambio de quitarte la vida".
El concepto de depósito está marcado sobre la blancura impactante de la estética de este obra, y los fantasmas que invaden a cada personaje sobre sus destinos y lo que realmente significan para quienes trabajan en La Alborada, terminan invadiendo a la platea que salió conmovida, por la propuesta tanto temática como artística, de esta obra que abrió el Festival Relevos.
Mucha belleza estética en las imágenes que se crean ex profeso para generar profundidad y provocar el clima de contemplación, como la última de la presentación donde todos con la mirada y el cuerpo extendidos hacia arriba, dan finalmente "El grito en el cielo". La música y la intensidad de la misma es también destacable a la hora de acompañar los distintos momentos.
La obra de Eusebio Calonge cuenta con actuaciones memorables de La Zaranda de España. Actúan Celia Bermejo, Iosune Onraita, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez, dirigidos por Paco de la Zaranda.
Con este tono se desarrolla la puesta de "El grito en el cielo", increíble puesta que trajo la compañía española La Zaranda a nuestro Teatro Mitre, en el marco del Festival Internacional de Teatro "Relevos", en la noche del domingo.
En un escenario oscuro donde las luces blancas remarcan los rasgos de rostros desahuciados de los protagonistas, transcurren escenas que movilizan las reflexiones.
Y salimos pensando que en definitiva todos seguimos imaginando cómo será ese último día de los nuestros e incluso el propio, si la aseguradora cubre el servicio de tanatología, el entierro, la cremación, si se vela o se entierra rápidamente, o lo que se elija tal como si se eligiera el ajuar del casamiento, y está claro que con o sin pompas, con o sin tiempos, con o sin ceremonias, simplemente nos morimos.
Y peor aún, esta obra nos pone a pensar sobre todo lo que solemos hacer los humanos, antes de que llegue ese día, para ¿"estirar"? la partida. Quienes trascurren enfermos sus días rumbo a la muerte, no viven, la rutina es medicaciones, ejercicios, recreaciones, higiene, para mantener... ¿pero tienen algún resultado por lo menos alentador?
Y ante la muerte presente, los pasos que siguen son tan repetidos y en muchos casos sin sentido, y eso es lo que pone en el tapete "El Grito en el Cielo". Otro de los recursos de esta producción sin desperdicios, desde las actuaciones, hasta la música, pasando por un montón de detalles que pusieron al público en un estado de tensión y reflexión muy profundo, son las frases hechas que resuenan en cada velorio, en cada despedida: "justo ayer tenía mejor su cara", "pareciera que se quedó dormido", "me tengo que acostumbrar a vivir con su recuerdo", "se fue sin darse cuenta", "necesito tener un lugar donde llevarle flores".
La angustia de saber que sólo esperan, transforma a los personajes y se proponen buscar una salida a ese destino que está marcado. Quieren fugarse lejos, donde no haya sueros, ni batas, ni medicamentos, hacia un manantial... si en definitiva el final llegará de todas formas, es mejor en otro ámbito. Y es que se representan el fuego o los gusanos, mientras danzan en círculo alrededor de un sostenedor de sueros y repiten "aquí te quitan el dolor a cambio de quitarte la vida".
El concepto de depósito está marcado sobre la blancura impactante de la estética de este obra, y los fantasmas que invaden a cada personaje sobre sus destinos y lo que realmente significan para quienes trabajan en La Alborada, terminan invadiendo a la platea que salió conmovida, por la propuesta tanto temática como artística, de esta obra que abrió el Festival Relevos.
Mucha belleza estética en las imágenes que se crean ex profeso para generar profundidad y provocar el clima de contemplación, como la última de la presentación donde todos con la mirada y el cuerpo extendidos hacia arriba, dan finalmente "El grito en el cielo". La música y la intensidad de la misma es también destacable a la hora de acompañar los distintos momentos.
La obra de Eusebio Calonge cuenta con actuaciones memorables de La Zaranda de España. Actúan Celia Bermejo, Iosune Onraita, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez, dirigidos por Paco de la Zaranda.
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"¿Tú has visto que alguien salga bien de una enfermedad mortal?" le pregunta un anciano a otro dentro de La Alborada, ese lugar donde mucha gente motivada por la publicidad deja a sus enfermos para que vivan sus mejores últimos años...
Con este tono se desarrolla la puesta de "El grito en el cielo", increíble puesta que trajo la compañía española La Zaranda a nuestro Teatro Mitre, en el marco del Festival Internacional de Teatro "Relevos", en la noche del domingo.
En un escenario oscuro donde las luces blancas remarcan los rasgos de rostros desahuciados de los protagonistas, transcurren escenas que movilizan las reflexiones.
Y salimos pensando que en definitiva todos seguimos imaginando cómo será ese último día de los nuestros e incluso el propio, si la aseguradora cubre el servicio de tanatología, el entierro, la cremación, si se vela o se entierra rápidamente, o lo que se elija tal como si se eligiera el ajuar del casamiento, y está claro que con o sin pompas, con o sin tiempos, con o sin ceremonias, simplemente nos morimos.
Y peor aún, esta obra nos pone a pensar sobre todo lo que solemos hacer los humanos, antes de que llegue ese día, para ¿"estirar"? la partida. Quienes trascurren enfermos sus días rumbo a la muerte, no viven, la rutina es medicaciones, ejercicios, recreaciones, higiene, para mantener... ¿pero tienen algún resultado por lo menos alentador?
Y ante la muerte presente, los pasos que siguen son tan repetidos y en muchos casos sin sentido, y eso es lo que pone en el tapete "El Grito en el Cielo". Otro de los recursos de esta producción sin desperdicios, desde las actuaciones, hasta la música, pasando por un montón de detalles que pusieron al público en un estado de tensión y reflexión muy profundo, son las frases hechas que resuenan en cada velorio, en cada despedida: "justo ayer tenía mejor su cara", "pareciera que se quedó dormido", "me tengo que acostumbrar a vivir con su recuerdo", "se fue sin darse cuenta", "necesito tener un lugar donde llevarle flores".
La angustia de saber que sólo esperan, transforma a los personajes y se proponen buscar una salida a ese destino que está marcado. Quieren fugarse lejos, donde no haya sueros, ni batas, ni medicamentos, hacia un manantial... si en definitiva el final llegará de todas formas, es mejor en otro ámbito. Y es que se representan el fuego o los gusanos, mientras danzan en círculo alrededor de un sostenedor de sueros y repiten "aquí te quitan el dolor a cambio de quitarte la vida".
El concepto de depósito está marcado sobre la blancura impactante de la estética de este obra, y los fantasmas que invaden a cada personaje sobre sus destinos y lo que realmente significan para quienes trabajan en La Alborada, terminan invadiendo a la platea que salió conmovida, por la propuesta tanto temática como artística, de esta obra que abrió el Festival Relevos.
Mucha belleza estética en las imágenes que se crean ex profeso para generar profundidad y provocar el clima de contemplación, como la última de la presentación donde todos con la mirada y el cuerpo extendidos hacia arriba, dan finalmente "El grito en el cielo". La música y la intensidad de la misma es también destacable a la hora de acompañar los distintos momentos.
La obra de Eusebio Calonge cuenta con actuaciones memorables de La Zaranda de España. Actúan Celia Bermejo, Iosune Onraita, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez, dirigidos por Paco de la Zaranda.
Con este tono se desarrolla la puesta de "El grito en el cielo", increíble puesta que trajo la compañía española La Zaranda a nuestro Teatro Mitre, en el marco del Festival Internacional de Teatro "Relevos", en la noche del domingo.
En un escenario oscuro donde las luces blancas remarcan los rasgos de rostros desahuciados de los protagonistas, transcurren escenas que movilizan las reflexiones.
Y salimos pensando que en definitiva todos seguimos imaginando cómo será ese último día de los nuestros e incluso el propio, si la aseguradora cubre el servicio de tanatología, el entierro, la cremación, si se vela o se entierra rápidamente, o lo que se elija tal como si se eligiera el ajuar del casamiento, y está claro que con o sin pompas, con o sin tiempos, con o sin ceremonias, simplemente nos morimos.
Y peor aún, esta obra nos pone a pensar sobre todo lo que solemos hacer los humanos, antes de que llegue ese día, para ¿"estirar"? la partida. Quienes trascurren enfermos sus días rumbo a la muerte, no viven, la rutina es medicaciones, ejercicios, recreaciones, higiene, para mantener... ¿pero tienen algún resultado por lo menos alentador?
Y ante la muerte presente, los pasos que siguen son tan repetidos y en muchos casos sin sentido, y eso es lo que pone en el tapete "El Grito en el Cielo". Otro de los recursos de esta producción sin desperdicios, desde las actuaciones, hasta la música, pasando por un montón de detalles que pusieron al público en un estado de tensión y reflexión muy profundo, son las frases hechas que resuenan en cada velorio, en cada despedida: "justo ayer tenía mejor su cara", "pareciera que se quedó dormido", "me tengo que acostumbrar a vivir con su recuerdo", "se fue sin darse cuenta", "necesito tener un lugar donde llevarle flores".
La angustia de saber que sólo esperan, transforma a los personajes y se proponen buscar una salida a ese destino que está marcado. Quieren fugarse lejos, donde no haya sueros, ni batas, ni medicamentos, hacia un manantial... si en definitiva el final llegará de todas formas, es mejor en otro ámbito. Y es que se representan el fuego o los gusanos, mientras danzan en círculo alrededor de un sostenedor de sueros y repiten "aquí te quitan el dolor a cambio de quitarte la vida".
El concepto de depósito está marcado sobre la blancura impactante de la estética de este obra, y los fantasmas que invaden a cada personaje sobre sus destinos y lo que realmente significan para quienes trabajan en La Alborada, terminan invadiendo a la platea que salió conmovida, por la propuesta tanto temática como artística, de esta obra que abrió el Festival Relevos.
Mucha belleza estética en las imágenes que se crean ex profeso para generar profundidad y provocar el clima de contemplación, como la última de la presentación donde todos con la mirada y el cuerpo extendidos hacia arriba, dan finalmente "El grito en el cielo". La música y la intensidad de la misma es también destacable a la hora de acompañar los distintos momentos.
La obra de Eusebio Calonge cuenta con actuaciones memorables de La Zaranda de España. Actúan Celia Bermejo, Iosune Onraita, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez, dirigidos por Paco de la Zaranda.