Al cumplirse un año de la muerte del pequeño Aylan, su padre denunció esta semana el fracaso mundial para detener el derramamiento de sangre en Siria, donde "la gente sigue muriendo y nadie hace nada".
Hace tres días, las cifras del drama humanitario mundial de los refugiados volvieron a escalar. Al menos 50 millones de niños abandonaron sus hogares en busca de una vida mejor, escapando de guerras o de la pobreza, indicó otro documento de Unicef.
En otras palabras, uno de cada 200 chicos en el mundo es un refugiado o un migrante económico, es decir alguien que ha tenido que dejar su país huyendo de un conflicto armado o la persecución política, o de la falta de oportunidades económicas.
La cifra es tan alta por varias razones: por un lado, se trata de la primera vez que se consideran y se relacionan datos globales.
Por otro, los conflictos de Siria y Afganistán tuvieron consecuencias especialmente graves para los menores: la mitad de los niños refugiados en 2015 procedía de esos países, informó el organismo.
"Los niños no tienen la culpa de las bombas y las balas, de la violencia entre bandas, de la persecución, de las cada vez más pobres cosechas o los bajos ingresos familiares, pero ello les obliga a abandonar su hogar", señaló el informe.
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Al cumplirse un año de la muerte del pequeño Aylan, su padre denunció esta semana el fracaso mundial para detener el derramamiento de sangre en Siria, donde "la gente sigue muriendo y nadie hace nada".
Hace tres días, las cifras del drama humanitario mundial de los refugiados volvieron a escalar. Al menos 50 millones de niños abandonaron sus hogares en busca de una vida mejor, escapando de guerras o de la pobreza, indicó otro documento de Unicef.
En otras palabras, uno de cada 200 chicos en el mundo es un refugiado o un migrante económico, es decir alguien que ha tenido que dejar su país huyendo de un conflicto armado o la persecución política, o de la falta de oportunidades económicas.
La cifra es tan alta por varias razones: por un lado, se trata de la primera vez que se consideran y se relacionan datos globales.
Por otro, los conflictos de Siria y Afganistán tuvieron consecuencias especialmente graves para los menores: la mitad de los niños refugiados en 2015 procedía de esos países, informó el organismo.
"Los niños no tienen la culpa de las bombas y las balas, de la violencia entre bandas, de la persecución, de las cada vez más pobres cosechas o los bajos ingresos familiares, pero ello les obliga a abandonar su hogar", señaló el informe.