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Duterte: "EEUU tiene que salir de Mindanao"

Martes, 13 de septiembre de 2016 01:30
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, reclamó la salida de las fuerzas especiales estadounidenses de la sureña isla de Mindanao, donde son un factor de inestabilidad debido a la presencia del grupo Abu Sayyaf, asociado al Estado Islámico (EI).
"Las Fuerzas Especiales de EEUU deben irse. Tienen que salir de Mindanao, hay muchos estadounidenses ahí", afirmó el mandatario en un discurso durante la ceremonia de investidura de varios cargos públicos celebrada en Malacañang, el palacio presidencial.
Duterte, que no concretó una fecha para el repliegue, señaló que la presencia de soldados estadounidenses en Mindanao convierte la situación en esa región en "más volátil", y añadió que Abu Sayyaf los matará si les ve.
El presidente filipino, el primero oriundo de Mindanao tras una exitosa gestión como alcalde de la mayor ciudad de la isla, Davao, manifestó que la segunda isla más grande del país aún recuerda la "pacificación" ejecutada allí por el ejército estadounidense a principios del siglo pasado.
Duterte mostró a los asistentes imágenes de las masacres de ciudadanos musulmanes perpetradas por las fuerzas de EEUU en aquella época, y aseguró que hacía tiempo que quería "cambiar el enfoque" de la política exterior filipina.
EEUU desplegó un contingente en Mindanao en 2002 para cooperar en la lucha del ejército filipino contra los varios grupos armados, como Abu Sayyaf o el comunista del Nuevo Ejército del Pueblo.
La operación se anuló en febrero de 2015, pero ha quedado un pequeño grupo de militares para apoyar al Ejército de Filipinas contra los terroristas de Abu Sayyaf.
Duterte está intentando negociar con los grupos armados, y ya obtuvo éxito con la más antigua guerrilla del país, las formaciones comunistas que participaron de la expulsión de la invasión japonesa y posteriormente intentaron repeler el retorno estadounidense a partir de 1945.
Filipinas y EEUU reforzaron su colaboración militar en 2014 y son aliados tradicionales en la región, donde comparten una misma estrategia frente a Pekín en el conflicto territorial del mar de China Meridional. No obstante, la relación entre ambos países ha sufrido un notable deterioro desde la llegada de Duterte a la presidencia de Filipinas, el 30 de junio de 2016. En sus poco más de dos meses de mandato, Duterte rechazó en varias ocasiones la influencia de la Casa Blanca y ha llamado "hijo de puta" tanto al presidente de EEUU, Barack Obama, como a su embajador en Manila, Goldberg.
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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, reclamó la salida de las fuerzas especiales estadounidenses de la sureña isla de Mindanao, donde son un factor de inestabilidad debido a la presencia del grupo Abu Sayyaf, asociado al Estado Islámico (EI).
"Las Fuerzas Especiales de EEUU deben irse. Tienen que salir de Mindanao, hay muchos estadounidenses ahí", afirmó el mandatario en un discurso durante la ceremonia de investidura de varios cargos públicos celebrada en Malacañang, el palacio presidencial.
Duterte, que no concretó una fecha para el repliegue, señaló que la presencia de soldados estadounidenses en Mindanao convierte la situación en esa región en "más volátil", y añadió que Abu Sayyaf los matará si les ve.
El presidente filipino, el primero oriundo de Mindanao tras una exitosa gestión como alcalde de la mayor ciudad de la isla, Davao, manifestó que la segunda isla más grande del país aún recuerda la "pacificación" ejecutada allí por el ejército estadounidense a principios del siglo pasado.
Duterte mostró a los asistentes imágenes de las masacres de ciudadanos musulmanes perpetradas por las fuerzas de EEUU en aquella época, y aseguró que hacía tiempo que quería "cambiar el enfoque" de la política exterior filipina.
EEUU desplegó un contingente en Mindanao en 2002 para cooperar en la lucha del ejército filipino contra los varios grupos armados, como Abu Sayyaf o el comunista del Nuevo Ejército del Pueblo.
La operación se anuló en febrero de 2015, pero ha quedado un pequeño grupo de militares para apoyar al Ejército de Filipinas contra los terroristas de Abu Sayyaf.
Duterte está intentando negociar con los grupos armados, y ya obtuvo éxito con la más antigua guerrilla del país, las formaciones comunistas que participaron de la expulsión de la invasión japonesa y posteriormente intentaron repeler el retorno estadounidense a partir de 1945.
Filipinas y EEUU reforzaron su colaboración militar en 2014 y son aliados tradicionales en la región, donde comparten una misma estrategia frente a Pekín en el conflicto territorial del mar de China Meridional. No obstante, la relación entre ambos países ha sufrido un notable deterioro desde la llegada de Duterte a la presidencia de Filipinas, el 30 de junio de 2016. En sus poco más de dos meses de mandato, Duterte rechazó en varias ocasiones la influencia de la Casa Blanca y ha llamado "hijo de puta" tanto al presidente de EEUU, Barack Obama, como a su embajador en Manila, Goldberg.

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