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Multitudinaria procesión en Salta

Viernes, 16 de septiembre de 2016 01:30
<div>PEREGRINACIÓN / MULTITUD EN LAS CALLES CON EL SEÑOR Y LA VIRGEN DEL MILAGRO.</div><div>
Las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro recorrieron ayer calles del centro de la capital salteña, en procesión, ante una multitud apostada en todo el recorrido, que se extendió hasta el Parque 20 de Febrero, donde por la tarde se renovó el tradicional Pacto de Fidelidad.
La primera en salir de la Catedral Basílica de Salta fue la Cruz Procesional, que lo hizo a las 15.15, mientras que quince minutos después lo hizo la imagen de la Virgen de las Lágrimas.
A las 15.50 salió del templo la imagen de la Virgen del Milagro, con su base de claveles blancos, y a las 16.30 partió la imponente imagen del Señor del Milagro, saludada por miles de pañuelos blancos en alto, la tradicional sirena y el emocionante tañido de las campañas.
De esta manera, se llevó a cabo la procesión del Milagro, que este año se realiza bajo el lema "El Milagro será misericordioso, como el Padre".
Por la mañana cerró el Triduo de Pontificales, con una misa estacional desarrollada frente a la catedral, oficiada por el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, quien en su homilía instó a tener "una mirada comprometida para sentir la urgencia de caminar juntos, ayudándonos solidaria y generosamente".
Asimismo, pidió evitar los "enfrentamientos estériles que muchas veces han herido e incluso enlutado a nuestra Argentina", con el objetivo de "poder construir juntos una patria grande, solidaria y fraternal".
La Fiesta del Milagro tiene sus orígenes en 1582, cuando se fundó la ciudad de Salta.
Diez años después, el Fray Francisco de Victoria, que había estado en la fundación, envió desde España la imagen del Cristo Crucificado que encabeza las celebraciones, con destino al templo mayor de Salta.
El barco en el que viajaba la imagen naufragó, pero el Cristo fue rescatado en el puerto del Callao, en Perú, y trasladado a Salta.
Un siglo más tarde, en septiembre de 1692, un fuerte temblor azotó el territorio de lo que hoy es esta provincia norteña, y los movimientos telúricos cesaron cuando el sacerdote José Carrión sacó al Cristo en procesión, por lo que desde allí se celebra cada año la Fiesta del Milagro.
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Las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro recorrieron ayer calles del centro de la capital salteña, en procesión, ante una multitud apostada en todo el recorrido, que se extendió hasta el Parque 20 de Febrero, donde por la tarde se renovó el tradicional Pacto de Fidelidad.
La primera en salir de la Catedral Basílica de Salta fue la Cruz Procesional, que lo hizo a las 15.15, mientras que quince minutos después lo hizo la imagen de la Virgen de las Lágrimas.
A las 15.50 salió del templo la imagen de la Virgen del Milagro, con su base de claveles blancos, y a las 16.30 partió la imponente imagen del Señor del Milagro, saludada por miles de pañuelos blancos en alto, la tradicional sirena y el emocionante tañido de las campañas.
De esta manera, se llevó a cabo la procesión del Milagro, que este año se realiza bajo el lema "El Milagro será misericordioso, como el Padre".
Por la mañana cerró el Triduo de Pontificales, con una misa estacional desarrollada frente a la catedral, oficiada por el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, quien en su homilía instó a tener "una mirada comprometida para sentir la urgencia de caminar juntos, ayudándonos solidaria y generosamente".
Asimismo, pidió evitar los "enfrentamientos estériles que muchas veces han herido e incluso enlutado a nuestra Argentina", con el objetivo de "poder construir juntos una patria grande, solidaria y fraternal".
La Fiesta del Milagro tiene sus orígenes en 1582, cuando se fundó la ciudad de Salta.
Diez años después, el Fray Francisco de Victoria, que había estado en la fundación, envió desde España la imagen del Cristo Crucificado que encabeza las celebraciones, con destino al templo mayor de Salta.
El barco en el que viajaba la imagen naufragó, pero el Cristo fue rescatado en el puerto del Callao, en Perú, y trasladado a Salta.
Un siglo más tarde, en septiembre de 1692, un fuerte temblor azotó el territorio de lo que hoy es esta provincia norteña, y los movimientos telúricos cesaron cuando el sacerdote José Carrión sacó al Cristo en procesión, por lo que desde allí se celebra cada año la Fiesta del Milagro.

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