La cumbre convocada bajo el lema "Migración por la ruta de los Balcanes", estará marcada por las claras divergencias de las posturas sobre el tema en el seno de la Unión Europea (UE) y que ha provocado que pese al objetivo de distribuir 30 mil refugiados durante 2015 y 2016, y que aun no se ha reubicado a más del 3 por ciento de esa cifra.
En el encuentro participarán los jefes de Gobierno de Eslovenia, Croacia, Serbia, Albania, Hungría, Bulgaria, Macedonia y Grecia, así como el ministro del Interior de Rumanía, todos ellos países que se resisten al esquema de cuotas votado por la UE.
Además, se espera la participación de la canciller de Alemania, Angela Merkel, del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y del comisario europeo de Migración e Interior, Dimitris Avramopoulos.
A través de su ministro de Gobernación, Janos Lazar, Hungría anticipó que buscará impedir la aplicación del mencionado acuerdo.
"El 24 de septiembre el país hará un nuevo intento para influir en las políticas de inmigración comunitaria", dijo ayer el funcionario húngaro que además recordó que Budapest y sus aliados del grupo de Visegrado (República Checa, Eslovaquia y Polonia) no han logrado hasta el momento su objetivo de "imposibilitar las cuotas".
La posición de estos países, a la que se enfrentan Alemania y Austria, tiene su raíz en que una de las principales vías de tránsito de los inmigrantes ilegales es justamente la denominada "rutas de los Balcanes".
Por allí transitan miles de inmigrantes, en su mayoría ilegales que huyen de conflictos en Oriente Medio, sobre todo de Siria, Irak y Afganistán, con la intención de llegar a los países más prósperos económicamente, pero la realidad es que muchos de ellos han quedado varados en Hungría.
A raíz de esto, Austria y Alemania abrieron entonces sus fronteras, por las que permitían el paso casi incontrolado de los refugiados, mientras que Hungría levantaba vallas alambradas en su frontera con Serbia.
Posteriormente todos los países de la ruta han impuesto controles rigurosos y han limitado el número de personas a las que permiten ingresar.
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La cumbre convocada bajo el lema "Migración por la ruta de los Balcanes", estará marcada por las claras divergencias de las posturas sobre el tema en el seno de la Unión Europea (UE) y que ha provocado que pese al objetivo de distribuir 30 mil refugiados durante 2015 y 2016, y que aun no se ha reubicado a más del 3 por ciento de esa cifra.
En el encuentro participarán los jefes de Gobierno de Eslovenia, Croacia, Serbia, Albania, Hungría, Bulgaria, Macedonia y Grecia, así como el ministro del Interior de Rumanía, todos ellos países que se resisten al esquema de cuotas votado por la UE.
Además, se espera la participación de la canciller de Alemania, Angela Merkel, del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y del comisario europeo de Migración e Interior, Dimitris Avramopoulos.
A través de su ministro de Gobernación, Janos Lazar, Hungría anticipó que buscará impedir la aplicación del mencionado acuerdo.
"El 24 de septiembre el país hará un nuevo intento para influir en las políticas de inmigración comunitaria", dijo ayer el funcionario húngaro que además recordó que Budapest y sus aliados del grupo de Visegrado (República Checa, Eslovaquia y Polonia) no han logrado hasta el momento su objetivo de "imposibilitar las cuotas".
La posición de estos países, a la que se enfrentan Alemania y Austria, tiene su raíz en que una de las principales vías de tránsito de los inmigrantes ilegales es justamente la denominada "rutas de los Balcanes".
Por allí transitan miles de inmigrantes, en su mayoría ilegales que huyen de conflictos en Oriente Medio, sobre todo de Siria, Irak y Afganistán, con la intención de llegar a los países más prósperos económicamente, pero la realidad es que muchos de ellos han quedado varados en Hungría.
A raíz de esto, Austria y Alemania abrieron entonces sus fronteras, por las que permitían el paso casi incontrolado de los refugiados, mientras que Hungría levantaba vallas alambradas en su frontera con Serbia.
Posteriormente todos los países de la ruta han impuesto controles rigurosos y han limitado el número de personas a las que permiten ingresar.