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Los caminos de un creador en primera persona

Lunes, 05 de septiembre de 2016 01:30
<div>MAURICIO KARTUN / EL PRESTIGIOSO DRAMATURGO Y DIRECTOR TEATRAL DEPARTIÓ CON EL PÚBLICO JUJEÑO.&nbsp;</div><div>
Con gran generosidad y verborragia sin desperdicio, Mauricio Kartun, autor y director de la obra "Terrenal", se prestó a una charla abierta con el público en el Centro Cultural Coquena.
Hizo un desmontaje de su obra, que permitió que se adentrara en los detalles de la creación y su proceso. Se refirió a las formas que tiene de trabajar, y se detuvo en cada detalle de la puesta que es un éxito desde hace un par de años. Fue en el marco del recientemente concluido Festival Internacional de Teatro "Relevos", que incluyó en su programación su obra.
Primero explicó que se considera un estudioso y admirador del fenómeno del varieté, y contó que tiene un importante archivo de fotos sobre artistas de variedades, "ese universo que me conmueve hace que cuando en la primera cachetada que Caín le da a Abel, alguien de la platea dijo "Ayyyy!!!", yo pensé: "Caíste". Y obvio es un truco de variedades. Pero el hecho de poder producirlo y que la gente sienta cómo le pegó, en realidad tiene que ver con un placer personal de la optimización de recursos y convenciones de ese género que me gusta mucho", confesó. "Yo puedo hacer esta obra porque amo el varieté, amo a los cómicos de variedades. Me conmueven no sé por qué", continuó, y explicó que por esta razón buscó para poner en escena, actores que tuvieran ese entrenamiento.
Más adelante explicó que el espectáculo también está hecho del amor por los loteos: "En mi infancia vivía en el barrio San Martín de la provincia de Buenos Aires, en el conurbano profundo, un lugar en crecimiento continuo, por lo tanto, continuamente había loteos, y mi papá me llevaba para verlos porque en su vida compró tres lotes con la intención de invertir". Eso por un lado es una motivación que quedó en el autor hasta que decidió armar esta obra. En otro momento de su vida, observó que en un loteo en particular, dos hermanos habían dividido la tierra y cada una trabajaba en su parte. Y esa imagen le sirvió de disparadora. La anotó en un cuaderno y la guardó hasta que veinte años después le dio forma.
Entonces la charla giró por un momento al proceso y los recursos que hacen que un dramaturgo y director como él convierta estas experiencias en una puesta teatral como la que se vió en Jujuy, "todos trabajamos con dos fuerzas muy raras que son a la vez muy sencillas y convencionales. Todos los creadores trabajamos con dos capacidades especiales. La verdad es que lo que hacemos los artistas, simplemente es que tenemos las mismas capacidades que todos, pero desarrollamos algunas que el resto no le da pelota", comentó quizás con la intención de desmitificar una supuesta virtud que le atribuimos a los artistas. "Cuando vos andas por la vida y no sos artista, una imagen te conmueve, la miras y la conmoción te dura un minuto y después de olvidas. Los artistas, como comemos de esa conmoción, las anotamos en una libretita. No es que el artista tenga una sensibilidad especial, tiene la misma que todos, pero se pasa mucho tiempo desarrollándola", clarificó.
Y se refirió a dos cualidades específicas que son la apofenia y la pareidolia, que la tenemos todos los seres humanos, "la pareidolia es la capacidad de dar sentido y forma en patrones varios. Todos miramos al cielo, y todos vemos nubes, y alguien dice ''yo veo una lancha''. Después todos podemos verla porque alguien descubrió en el marco de un caos, un cosmos. Los artistas no inventamos en el sentido mecánico de la palabra, no somos otra cosa que gente que anda por la vida, mirando nubes y viendo lanchas", comentó. Luego explicó "la apofenia es la capacidad de crear sentido y forma a partir de coincidencias. Todos lo hacemos porque siempre sacamos conclusiones a partir de coincidencias, que en realidad no son más que coincidencias, y a la que le atribuimos un valor. Por ejemplo un marido celoso,está siempre tomando dos coincidencias para asegurarse a sí mismo que ha sido traicionado", ejemplificó el maestro Kartun.
Y entonces retoma el desmontaje: "La obra nació de una pareidolia y apofeina. Cuando vi en una oportunidad a esos hermanos que heredaron del padre un lote y se pelearon, vi el enfrentamiento entre ellos, que finalmente no pueden convivir. Esa fue la imagen generadora", cuenta.
¿Cuándo comienza a tomar forma la obra? Después de haber leído un libro sobre mitología hebrea, donde decía que el mito de Caín y Abel, se refería al enfrentamiento entre la tribu nómade, y la tribu sedentaria, "que son los dos modelos de vida que tenía el hombre en cierto momento de su vida, y que de alguna manera conservamos", comentó.
"El sedentario es el tipo que se queda en un lugar, como se queda construye, como construye, guarda, como guarda vende el exceso, y como vende necesita ponerle medida a las cosas. En la mitología hebrea, Caín es el inventor de los pesos y las medidas, y eso es lo que le hace perder al mundo toda inocencia. A mí me conmovió mucha está hipótesis, de que el mundo es inocente hasta el momento de empezar a medirlo y ponerle precio. El hombre entra en una compulsión horrorosa que es la de adquirir cosas y ponerle precio, acumularlo", continúa.
Cuando Caín mata a Abel en la Biblia, hay un enfrentamiento. Cuando leí esto se me produjo la apofenia, coincidencia, pero si yo tengo un proyecto de dos hermanos que viven en un lote y se pelean, pensé que ese terreno es el paraíso terrenal, y los hermanos son los dos modelos que se enfrentan. Uno piensa que están puestos aquí para convivir con la naturaleza, y el otro no puede aceptar que la naturaleza es algo de lo que debemos aprovechar. Así nace "Terrenal", una obra de Mauricio Kartun que lleva dos años en cartelera en Buenos Aires, con gran aceptación y admiración del público y la crítica. Cuenta cómo dos hermanos con distintas formas de concebir el mundo y el crecimiento, se muestran muy distintos y provocan en el público las dos miradas, sin que una sea mejor que otra. Hasta que aparece "Tatita", que viene a cerrar el concepto de que la lucha y la dialéctica son saludables, hasta que uno mata al otro. Sin Abel, el hermano asesinado, ya no hay lucha, y entonces se pierde el sentido de la existencia.
El mensaje de un creador...
"Caín significa ''posesión'', y Abel significa ''nada''", clarificó.
Así, Kartun concluye que de lo que se propone hablar es del enfrentamiento entre los dos grandes modelos de pensamientos. "Que termina en derecha e izquierda, pero también hay derecha que tiene una hipótesis humanista y solidaria, y también hay una izquierda horrorosa y autoritaria. Pero las dos grandes diferencias son entre el solitario y el solidario. El solitario es el que piensa en él mismo y el solidario es el que piensa en la soldadura, en el unir".
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Con gran generosidad y verborragia sin desperdicio, Mauricio Kartun, autor y director de la obra "Terrenal", se prestó a una charla abierta con el público en el Centro Cultural Coquena.
Hizo un desmontaje de su obra, que permitió que se adentrara en los detalles de la creación y su proceso. Se refirió a las formas que tiene de trabajar, y se detuvo en cada detalle de la puesta que es un éxito desde hace un par de años. Fue en el marco del recientemente concluido Festival Internacional de Teatro "Relevos", que incluyó en su programación su obra.
Primero explicó que se considera un estudioso y admirador del fenómeno del varieté, y contó que tiene un importante archivo de fotos sobre artistas de variedades, "ese universo que me conmueve hace que cuando en la primera cachetada que Caín le da a Abel, alguien de la platea dijo "Ayyyy!!!", yo pensé: "Caíste". Y obvio es un truco de variedades. Pero el hecho de poder producirlo y que la gente sienta cómo le pegó, en realidad tiene que ver con un placer personal de la optimización de recursos y convenciones de ese género que me gusta mucho", confesó. "Yo puedo hacer esta obra porque amo el varieté, amo a los cómicos de variedades. Me conmueven no sé por qué", continuó, y explicó que por esta razón buscó para poner en escena, actores que tuvieran ese entrenamiento.
Más adelante explicó que el espectáculo también está hecho del amor por los loteos: "En mi infancia vivía en el barrio San Martín de la provincia de Buenos Aires, en el conurbano profundo, un lugar en crecimiento continuo, por lo tanto, continuamente había loteos, y mi papá me llevaba para verlos porque en su vida compró tres lotes con la intención de invertir". Eso por un lado es una motivación que quedó en el autor hasta que decidió armar esta obra. En otro momento de su vida, observó que en un loteo en particular, dos hermanos habían dividido la tierra y cada una trabajaba en su parte. Y esa imagen le sirvió de disparadora. La anotó en un cuaderno y la guardó hasta que veinte años después le dio forma.
Entonces la charla giró por un momento al proceso y los recursos que hacen que un dramaturgo y director como él convierta estas experiencias en una puesta teatral como la que se vió en Jujuy, "todos trabajamos con dos fuerzas muy raras que son a la vez muy sencillas y convencionales. Todos los creadores trabajamos con dos capacidades especiales. La verdad es que lo que hacemos los artistas, simplemente es que tenemos las mismas capacidades que todos, pero desarrollamos algunas que el resto no le da pelota", comentó quizás con la intención de desmitificar una supuesta virtud que le atribuimos a los artistas. "Cuando vos andas por la vida y no sos artista, una imagen te conmueve, la miras y la conmoción te dura un minuto y después de olvidas. Los artistas, como comemos de esa conmoción, las anotamos en una libretita. No es que el artista tenga una sensibilidad especial, tiene la misma que todos, pero se pasa mucho tiempo desarrollándola", clarificó.
Y se refirió a dos cualidades específicas que son la apofenia y la pareidolia, que la tenemos todos los seres humanos, "la pareidolia es la capacidad de dar sentido y forma en patrones varios. Todos miramos al cielo, y todos vemos nubes, y alguien dice ''yo veo una lancha''. Después todos podemos verla porque alguien descubrió en el marco de un caos, un cosmos. Los artistas no inventamos en el sentido mecánico de la palabra, no somos otra cosa que gente que anda por la vida, mirando nubes y viendo lanchas", comentó. Luego explicó "la apofenia es la capacidad de crear sentido y forma a partir de coincidencias. Todos lo hacemos porque siempre sacamos conclusiones a partir de coincidencias, que en realidad no son más que coincidencias, y a la que le atribuimos un valor. Por ejemplo un marido celoso,está siempre tomando dos coincidencias para asegurarse a sí mismo que ha sido traicionado", ejemplificó el maestro Kartun.
Y entonces retoma el desmontaje: "La obra nació de una pareidolia y apofeina. Cuando vi en una oportunidad a esos hermanos que heredaron del padre un lote y se pelearon, vi el enfrentamiento entre ellos, que finalmente no pueden convivir. Esa fue la imagen generadora", cuenta.
¿Cuándo comienza a tomar forma la obra? Después de haber leído un libro sobre mitología hebrea, donde decía que el mito de Caín y Abel, se refería al enfrentamiento entre la tribu nómade, y la tribu sedentaria, "que son los dos modelos de vida que tenía el hombre en cierto momento de su vida, y que de alguna manera conservamos", comentó.
"El sedentario es el tipo que se queda en un lugar, como se queda construye, como construye, guarda, como guarda vende el exceso, y como vende necesita ponerle medida a las cosas. En la mitología hebrea, Caín es el inventor de los pesos y las medidas, y eso es lo que le hace perder al mundo toda inocencia. A mí me conmovió mucha está hipótesis, de que el mundo es inocente hasta el momento de empezar a medirlo y ponerle precio. El hombre entra en una compulsión horrorosa que es la de adquirir cosas y ponerle precio, acumularlo", continúa.
Cuando Caín mata a Abel en la Biblia, hay un enfrentamiento. Cuando leí esto se me produjo la apofenia, coincidencia, pero si yo tengo un proyecto de dos hermanos que viven en un lote y se pelean, pensé que ese terreno es el paraíso terrenal, y los hermanos son los dos modelos que se enfrentan. Uno piensa que están puestos aquí para convivir con la naturaleza, y el otro no puede aceptar que la naturaleza es algo de lo que debemos aprovechar. Así nace "Terrenal", una obra de Mauricio Kartun que lleva dos años en cartelera en Buenos Aires, con gran aceptación y admiración del público y la crítica. Cuenta cómo dos hermanos con distintas formas de concebir el mundo y el crecimiento, se muestran muy distintos y provocan en el público las dos miradas, sin que una sea mejor que otra. Hasta que aparece "Tatita", que viene a cerrar el concepto de que la lucha y la dialéctica son saludables, hasta que uno mata al otro. Sin Abel, el hermano asesinado, ya no hay lucha, y entonces se pierde el sentido de la existencia.
El mensaje de un creador...
"Caín significa ''posesión'', y Abel significa ''nada''", clarificó.
Así, Kartun concluye que de lo que se propone hablar es del enfrentamiento entre los dos grandes modelos de pensamientos. "Que termina en derecha e izquierda, pero también hay derecha que tiene una hipótesis humanista y solidaria, y también hay una izquierda horrorosa y autoritaria. Pero las dos grandes diferencias son entre el solitario y el solidario. El solitario es el que piensa en él mismo y el solidario es el que piensa en la soldadura, en el unir".

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