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Laberintos humanos. Sentimientos humillados

Lunes, 27 de noviembre de 2017 21:06

A cada explicación que me daba, nos contó el remisero, la extraterrestre se ponía más y más cariñosa, y yo empecé a creer que había atravesado la galaxia porque le gustaba. Gustos raros, dijo don Braulio, porque en la tierra tiene ejemplares mejores.

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A cada explicación que me daba, nos contó el remisero, la extraterrestre se ponía más y más cariñosa, y yo empecé a creer que había atravesado la galaxia porque le gustaba. Gustos raros, dijo don Braulio, porque en la tierra tiene ejemplares mejores.

Será, le respondió el remisero, pero entre tanto Brad Pitt a su disposición me había elegido a mí, lo que me halagaba. Mientras tanto me mostró en la pantalla tridimensional otras cosas de su mundo, como las publicidades de su televisión, donde hombres casi desnudos promocionaban cosas que nada tenían que ver con su imagen.

Yo no sé cómo se les ocurrió a sus publicistas que una mujer en maya puede ser tentadora para vender un auto o determinada marca de cigarrillos, le dijo la sensual extraterrestre. En mi planeta se hubieran muerto de hambre, me dijo, pero somos tan distintos, agregó mientras volvía mi cabeza para besarme los labios.

Así que usted es una especie de galán intergaláctico, le dijo don Don al remisero mientras nos contaba esta historia, pero el remisero le respondió que no tardé en decepcionarme. No lo hacía porque le gustara sino para cumplir con la misión que le encomendaron, porque cuando se ajustaba el enterizo plateado que le cubría el cuerpo, me confesó que le habían encargado llevar en su vientre un espécimen terráqueo para parir en su planeta y poder estudiarlo.

Yo me sentí usado, pero la verdad es que la había pasado bastante bien y no podía quejarme, así que dejé de lado mis sentimientos humillados, nos contó el remisero ruborizándose.