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El multipremiado musical "La La Land" que se alzó con 14 nominaciones para los premios Oscar de la Academia, arribó esta semana a la cartelera local.
El atractivo filme es la tercera película de Damien Chazelle, un joven y talentoso director de 32 años, que consigue en esta producción presentar un real espectáculo cinematográfico que se constituye como una verdadera fiesta para los sentidos. La envolvente música, los colores radiantes, la delicadeza del arte, las inteligentes coreografías, el cuidado vestuario y las excelentes actuaciones, son algunos de los elementos que transforman a esta película en una experiencia maravillosa.
Pero sobre todas las cosas "La La Land" cautiva porque presenta de forma excepcional una bella historia de amor: ella es una aspirante a actriz y él un carismático pianista de jazz con locas ambiciones y se enamoran pero el éxito y el amor a veces son incompatibles.
La premisa es un cliché pero es presentada de una forma encantadoramente romántica porque no hay mejor manera de representar la locura mágica del amor que por medio de un musical. Sin embargo el filme es singularmente realista y no esquiva los instantes de dolor que se dan en cualquier relación de pareja.
Emma Stone y Ryan Gosling cumplen con sus roles maravillosamente. Ella es natural espontanea, simpática y bella, él tiene porte, carisma y actitud. Ninguno se destaca particularmente en el baile o en el canto pero sus voces son cálidas y despliegan los cuadros de baile con tanto glamour que hipnotizan.
"La La Land" se sustenta en comedias musicales clásicas, por lo que las referencias y los guiños a este género que tuvo su época de esplendor en los ´50, se suceden uno detrás del otro en un intenso ejercicio para la nostalgia.
Estamos ante una propuesta hermosa, melancólica y muy entretenida, de esas que solo se pueden apreciar en pantalla grande y que van a disfrutar enormemente y sobre todo, los soñadores que no se autocensuran y tienen en valor de ser románticos.