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26 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Ascenso al cerro de la cruz, muestra popular de fe y compasión

Miles de feligreses se congregaron en lo alto para reflexionar y meditar sobre la pasión y muerte de Jesús. La jornada nublada acompañó el paso de la gente. La celebración de la palabra estuvo a cargo del obispo jujeño.

Viernes, 14 de abril de 2017 20:17
EN LA EXPLANADA/ LA JORNADA NUBLADA FAVORECIÓ QUE LAS FAMILIAS PERMANECIERAN MÁS TIEMPO EN LA CIMA.
AL PIE DE LA CRUZ/ LOS FIELES CAPITALINOS CONCURRIERON AYER A REZAR EL VÍA CRUCIS AL CERRO.
VELAS/ SE ENCENDIERON CERCA DE LA CRUZ, PORTANDO LAS INTENCIONES DE LA COMUNIDAD.
GRAN AFLUENCIA DE JUJEÑOS/ EN LAS CALLES DEL BARRIO CERRO LAS ROSAS SE UBICARON LOS VENDEDORES.

En el Viernes Santo la feligresía católica de San Salvador de Jujuy recordó ayer la Pasión y muerte de Cristo. Y lo hizo a partir de una demostración de fe que perdura desde hace ya muchos años: el ascenso al cerro de la cruz.

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En el Viernes Santo la feligresía católica de San Salvador de Jujuy recordó ayer la Pasión y muerte de Cristo. Y lo hizo a partir de una demostración de fe que perdura desde hace ya muchos años: el ascenso al cerro de la cruz.

Los adultos mayores prefirieron las primeras horas del día para realizar a paso lento y paciente este pedregoso y serpenteante trayecto. Al transcurrir la mañana el camino se fue nutriendo de miles de hombres, mujeres, jóvenes, niños y hasta mascotas.

Algunos rezos, oraciones y canciones se pudieron escuchar de parte de los más creyentes en cada calvario, mientras que otros cargaron imágenes de los santos y advocaciones de la Virgen.

En la base, los vendedores ambulantes ofrecieron las típicas comidas de la época, en su mayoría platos sin carne: pizzas, empanadas de queso, humitas y pastel de choclo fueron los platos más buscados y los más ofrecidos. También, para aportar as calorías necesarias para llegar hasta la cima, habían potentes preparados como el api con pastel y las bebidas calientes con panes caseros.

Entre las carpas montadas convivían productos manufacturados, industriales, modernos y viejos o tradicionales, entre ellos un puesto de masas regionales, infaltable en estas congregaciones de las fiestas religiosas y populares, llamó nuestra atención. Rosario Isabel Barros, es una de las tres reposteras de "La Salteñita", la fábrica de dulces y comentó que sus principales clientes "son las personas mayores" porque ellos recuerdan esa infancia marcada por pirulines, alfeñiques y dulces de miel de caña.

"Año a año venimos a vender rosquetes, turroncitos de miel de caña, milhojas, empanadillas de cayote y alfajores tradicionales de chocolate. Todo es elaborado por nosotras. Las recetas son de la familia de Marta Sánchez (propietaria), ella de chica vendía masas y ahora de grande continúa con ese emprendimiento. Son recetas que pasaron de generación en generación", dijo la repostera.

En la cima y luego de aproximadamente 45 minutos de caminata a paso normal, la fe de los devotos no sólo podía verse, sino también percibirse con todos los sentidos. Alrededor de los vestigios de una antigua cruz de madera, los devotos se santiguaban y rendían culto generando un momento sagrado. Allí también había sacerdotes confesando a los peregrinos quienes hacían largas filas con el fin de redimir sus faltas ante Jesús. A las 15 se realizó la celebración de la palabra, que estuvo a cargo del obispo Daniel Fernández.