“Se detiene un momento para que le recite un poesía”, ¿Le gustaría escuchar un piropo? o ¿Le gustaría que cante una copla?, son algunas de las frases que más se escucharon ayer en Plaza Belgrano.
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“Se detiene un momento para que le recite un poesía”, ¿Le gustaría escuchar un piropo? o ¿Le gustaría que cante una copla?, son algunas de las frases que más se escucharon ayer en Plaza Belgrano.
Sucede que un grupo de alumnos del Colegio Blaise Pascal puso ayer en práctica un novedoso proyecto educativo denominado: “Susurradores Liricos”.
Provistos de sus “susurradores”- tubos de cartón decorados utilizados por primera vez por artistas francesas para transmitir su arte- los chicos leyeron y contaron cuentos, poesías, adivinanzas, coplas y demás expresiones literarias a quienes transitaban por la plaza principal de nuestra ciudad.
Además, colocaron adornos y flores con versos, e invitaron a los transeúntes a detenerse e interiorizarse en el maravilloso mundo de la lectura.
Rosa Cardozo, docente y coordinadora del proyecto comentó que la iniciativa forma parte de una de las actividades programadas por el área de Lengua y Literatura de la institución.
Explicó que en la oportunidad participaron alumnos de segundo y cuarto año, quienes tuvieron a su cargo la tarea de “llevar alegría, emociones y diversión a las personas que caminaban preocupadas por la calle”.
“Les pedimos permiso a las personas para recitarle al oído una copla, piropo o un verso, también para contarle un chiste o adivinanzas y con eso aliviar todos los problemas que puedan haber a tener durante el día”, explicó la docente, quien agregó además que la idea tuvo una gran aceptación “a tal punto que muchos nos pidieron que la repitamos”.
Destacó además que como propuesta educativa se les solicitó a los alumnos que eligieran libremente los autores de su preferencia para el proyecto o escribieran su propio material.
La historia de los susurradores
Rosa Cardozo, docente del Colegio Blaise Pascal comentó que la historia de esta simpática propuesta nació en Francia, cuando un grupo artistas callejeros de ese país decidió salir a la calle con el propósito “desacelerar la locura del mundo” y proponer una alternativa nueva: susurrar al oído poemas y versos utilizando tubos largos confeccionados con telas y adornados con joyas.
La idea, comentó, se popularizó en distintos punto países del mundo, al igual que en Argentina, donde se replicó en provincia como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santiago del Estero.
“En nuestra provincia ya se realizó en la ciudad de Perico y pretende expandirse en todos lados”, concluyó Cardozo.