"No morirá tu nombre ni dejará de resonar un día.../mientras haya en los Andes una roca y un cóndor en su cúspide bravía..."
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"No morirá tu nombre ni dejará de resonar un día.../mientras haya en los Andes una roca y un cóndor en su cúspide bravía..."
Cuando muchas veces insistir en la rectitud, respeto, honestidad y servicio nos coloca en enfrentamientos innecesarios, evocar al General Don José de San Martín, es tomar oxigeno y reflexionar, no sobre la historia sino sobre una vida. Un ejemplo de vida que cada argentino debe conocer.
Táctico magistral, político astuto, administrador prolijo, jamás se dejó dominar por la ambición, el poder, la codicia, ni siquiera por la gloria. Su razón lo iluminaba y su pasión lo conducía. Por eso su grandeza. Por lo que fue y por lo que no fue. Hombre de sacrificio y deber, paladín de la libertad, se opuso siempre a la opresión y violencia. Antes de cambiar sus principios optó por el destierro.
Fue él mismo, se realizó, vivió, sobrevivió, ignoró su propia grandeza, porque más allá de él estaba la fe profunda que tenía en el porvenir de su tierra. Gran Capitán, Padre de la Patria, Libertador de América, Santo de la Espada.
Sea esta evocación un compromiso de argentinos que queremos continuar con un país en paz, justicia y progreso.