Fortunato Ramos, Gustavo Patiño y Becho Riveiro junto a una decena de artistas de raíz jujeña animaron este fin de semana el 4º Festival Nacional de la Pachamama, que tuvo lugar en nuestra ciudad para homenajear a la Madre Tierra.
inicia sesión o regístrate.
Fortunato Ramos, Gustavo Patiño y Becho Riveiro junto a una decena de artistas de raíz jujeña animaron este fin de semana el 4º Festival Nacional de la Pachamama, que tuvo lugar en nuestra ciudad para homenajear a la Madre Tierra.
La fiesta,con entrada libre y gratuita, comenzó con un encuentro de erkes, luego del cual se realizó el ritual de honra a la Pachamama y desde la 14 comenzaron a desfilar por el escenario los músicos invitados.
Así durante la tarde el público disfrutó actuaciones de artistas referentes de la música jujeña como José Simón, Los Izkierdos de la Cueva, Jasy Memby, Jujeños, Coroico, Copleros, Diableros, Ternura y Elsa Tapia, entre otros.
La cita fue en el playón deportivo del Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 20 donde se montó el escenario principal y otro destinado al despliegue de cuerpos de danzas que acompañaron con coreografías tradicionales la jornada musical.
El festival también incluyó, este año, un sentido homenaje al compositor jujeño Jorge Hugo Chagra, por su valioso aporte al cancionero popular nacional.
El espectáculo, que se extendió hasta la madrugada del domingo, se enmarcó en la puesta en valor de las tradiciones ancestrales que identifican a la provincia de Jujuy, declarada por ley como Capital Nacional de la Pachamama, en el año 2013.
Cabe mencionar, que también tuvo lugar en el predio la iniciativa titulada "Pachamama Deliciosa", encuentro gastronómico con la participación de chefs jujeños y de otros puntos del país.
La veneración a la Madre Tierra es una herencia cultural ancestral de los pueblos originarios, profundamente respetada en Jujuy desde su diversidad e interculturalidad. Durante todo agosto la cultura andina está enfocada hacia la Pachamama, un ritual que según las creencias forma parte de un sistema de reciprocidad entre el mundo material y el mundo espiritual.
En el momento del homenaje hay una cuestión espiritual que se impone, ya que "la Pachamama es sagrada y debe ser respetada", según la creencia, debido a que de ella se extraen todo tipo de alimentos y por lo tanto el agradecimiento tiene que ser inmenso.
Con la apertura de la boca de la Pachamama - un pequeño pozo cavado en la tierra adornado con serpentinas y lanas de colores-, se suceden las ofrendas para depositar hojas de coca, chicha, cigarrillos, yerbeado, licores, cerveza y vino, junto a comidas regionales, todo parte del "menú" a la hora de ofrendar. En torno a las ofrendas, se colocan pequeños braseros encendidos con abundantes preparaciones especiales de incienso.