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La Iglesia proclamó santos a Pablo VI y al cura Óscar Romero

Pablo VI fue “el profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres”, dijo Francisco.Salvadoreños cantaban y enarbolaban banderolas con la imagen del obispo Romero, asesinado a causa de sus luchas.

Lunes, 15 de octubre de 2018 01:00

El papa Francisco proclamó santos al asesinado arzobispo salvadoreño Óscar Romero, emblema de una iglesia comprometida con los pobres, y al papa italiano Pablo VI, el pontífice del diálogo, en una multitudinaria misa de canonización celebrada este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano.

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El papa Francisco proclamó santos al asesinado arzobispo salvadoreño Óscar Romero, emblema de una iglesia comprometida con los pobres, y al papa italiano Pablo VI, el pontífice del diálogo, en una multitudinaria misa de canonización celebrada este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano.

 

Los dos nuevos santos son figuras representativas de la iglesia que impulsa el Papa argentino, “pobre para los pobres”.

"Declaramos y consideramos santos a Pablo VI y a Óscar Arnulfo Romero Galdámez", declaró según la fórmula en latín el papa Francisco, quien canonizó en la misma ceremonia a los religiosos Francisco Spinelli, Vicente Romano, María Catalina Kasper, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y al laico Nuncio Sulprizio.

 

El papa Pablo VI fue "el profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres", declaró Francisco durante la homilía.

"Es hermoso que junto a él y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos", añadió.

En homenaje, el Papa usó como vestimentas litúrgicas durante la ceremonia el cíngulo con sangre que llevaba en la cintura Romero el día de su asesinato en 1980, así como la casulla de Pablo VI.

Miles de personas, religiosos y autoridades de los dos continentes asistieron a la solemne proclamación en el Vaticano, entre ellos unos 7.000 salvadoreños. En un ambiente festivo, los salvadoreños cantaban y enarbolaban banderolas con la imagen del religioso, asesinado el 24 de marzo de 1980 por los escuadrones de la muerte mientras oficiaba misa y quien se convirtió en un ícono mundial de la defensa de los pobres y de la lucha contra la violencia.

Los presidentes de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Panamá, Juan Carlos Varela; de Chile, Sebastián Piñera; y de Italia, Sergio Mattarella, así como la reina Sofía de España figuraban entre los asistentes.

Los retratos gigantes de los siete nuevos santos cubren ahora la fachada de la basílica de San Pedro, donde fueron expuestas sobre un altar sus respectivas reliquias.