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Humberto Cisneros: "Luego de 26 años en Sídney, el desarraigo lo siento hoy al ver a mi familia lejos"

Humberto Cisneros migró junto a su familia a Sídney en 1992. Hoy ya con 60 años extraña a sus afectos en Jujuy más que nunca.
Domingo, 25 de noviembre de 2018 01:03

La migración empezó temprano. A los 23 años Humberto Cisneros dejó Jujuy para buscar una vida mejor y lo consiguió.

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La migración empezó temprano. A los 23 años Humberto Cisneros dejó Jujuy para buscar una vida mejor y lo consiguió.

El viaje fue largo y en dos etapas. Eran tiempos difíciles en el país, sin embargo, no se dejó ganar, se recibió en Buenos Aires de Analista en Sistemas mientras su novia (su actual esposa y compañera de la vida, Aurora) hizo lo propio en la provincia de Tucumán, donde se recibió de Bioquímica.

Juntos y ante todo mal pronóstico hicieron frente a la vida formando su familia con la llegada de su primera hija Irene y reforzándola aún más con el segundo, Martín.

La situación no había cambiado mucho y la inestabilidad económica apretaba pero la cabeza no paraba de soñar. Hojeando revistas Humberto buscaba una respuesta, una alternativa, una oportunidad y fue ahí, en ese momento que atento a los textos encontró lo que buscaba: una nota que explicaba cómo migrar a Estados Unidos, Canadá y Australia. Ese hallazgo se convirtió en el inicio de una nueva vida.

Entusiasmados y hasta un poco nerviosos comenzaron con los trámites para aplicar a Sídney y como todo gran cambio requiere de esfuerzo y paciencia, recién después de unos años el viaje pudo concretarse.

Lejos, pero con Aurora

“El único contacto que tenía en Sídney era el Gobierno y un matrimonio conocido”, dijo Humberto.

Era septiembre de 1992: él tenía 32 años de edad y su esposa 31 y con una mano adelante y la otra atrás la familia Cisneros llegó a Australia, un país además de lejano, desconocido.

Aunque no tardaron mucho en sentirse bien recibidos, nada hubiera sido igual sin el apoyo incondicional de Aurora, su esposa.

“Yo admiro a mi esposa porque sin ella quizás yo hubiera sido otra persona”. “Ella fue la que más apoyó todas las decisiones que tomamos juntos en la vida y siempre se mantuvo a mi lado”, declaró Humberto.

A la fuerza de Aurora se sumó el Gobierno de Australia que desde un primer momento los hicieron sentir como en casa.

Es que el programa de migración vigente les proporcionó a su llegada una vivienda y apoyo financiero, oportunidades que supieron aprovechar para crecer de forma personal y más que nada para consolidarse como una familia nueva y más fuerte, así como lo requería la situación.

“El desarraigo lo siento hoy”

Las cosas de la vida y tal vez la valentía propia de su juventud lo ayudaron en ese momento a no extrañar en demasía a los afectos dejados en Jujuy, sin embargo, ahora el tiempo comenzó a traerle recuerdos que ya no puede dejar pasar.

“Uno no se olvida de sus raíces fácilmente, y más ahora que ya tengo 60 años tengo más tiempo para pensar en ello”. “El desarraigo lo siento ahora cuando veo a mis sobrinos y a mi familia que están allá y no puedo compartir con ellos”, admitió Humberto.

Tuvieron que pasar diez años para poder volver a Jujuy por primera vez, una situación que Humberto se propuso no volver a pasar, es por eso que se puso como meta volver a Jujuy cada cinco años y así lo viene haciendo.

El avance de la tecnología también ayuda a extrañar menos, “antes no tenía contacto con Jujuy pero hace un tiempo lo retomé con mis amigos de la secundaria a través del WhatsApp”, por lo que ya no deja pasar ni un día sin hablar con ellos.

“Los jujeños no son menos”

Humberto no oculta su entusiasmo por alentar a las nuevas generaciones jujeñas a prepararse lo más que puedan, estudiar idiomas y terminar alguna carrera universitaria.

“Un jujeño no es menos que nadie, tenemos la misma capacidad para hacer las cosas,” dijo Humberto al recordar que él ya lleva 22 años viviendo y trabajando para el Gobierno en el área de informática en el sector de seguridad, una actividad que ama y que agradece mantenerla hasta el día de hoy.

La actividad laboral de Humberto no siempre fue buena, “no todos los provincianos podemos triunfar”, explicó haciendo referencia a su migración a Buenos Aires.

“Me he muerto de hambre, compartido pensiones con desconocidos, limpié oficinas, mi estadía en Buenos Aires fue durísima”, pero

“le agradezco a mi tío por haberme educado, tal vez con reglas un tanto fuertes pero que me sirvieron para toda la vida”. Nunca dejó los estudios, se capacitó lo más que pudo y jamás se dejó vencer ante las adversidades.

Así pudo consolidar su familia en Sídney donde ahora, aunque extrañando sus raíces, es muy feliz junto a sus hijos y nietos.

"El idioma fue lo que más me costó”

SELFIE/ HUMBERTO SE CONTACTA A DIARIO CON SUS EXCOMPAÑEROS POR WHATSAPP.

Recién llegado a Australia, Humberto se encontró con una gran dificultad: el idioma.

Claro está que con el poco inglés aprendido en el colegio no resultó suficiente.

Afortunadamente el programa de migración se ocupaba de mandar a los recién llegados que eran profesionales a la universidad para que aprendieran inglés.

Fue por este obstáculo que Humberto y su esposa Aurora recién después de un año de llegados pudieron ejercer sus respectivas profesiones.

“Si tuviera la oportunidad de volver el tiempo atrás vendría con el idioma ya aprendido porque me costó mucho ascender en mi trabajo y si hubiera venido con el idioma sabido podría estar ahora en una posición mucho más alta”, explicó Humberto.

Es ante esta experiencia que Humberto recomienda a los jóvenes aprender por lo menos dos idiomas más, el inglés y el chino o el alemán, indispensables para el crecimiento laboral.

 

Oportunidades y beneficios

Humberto comentó que todavía se encuentran vigentes los diferentes programa de migración.

“Gracias a nuestros títulos pudimos tener la chance que nos aprueben para migrar hasta acá”. Es que Australia utiliza un sistema de puntaje para calificar a aquellas personas que quieren residir allí, siendo el primero la profesión.

“Al llegar el Gobierno te organiza todo y sólo tenés que elegir en qué parte de la ciudad querés vivir y te ayudan a buscar la casa donde vas a residir. También te abren cuentas bancarias para poder recibir el apoyo financiero (dinero que no se reintegra) y te presentan ante comunidades de ayuda”, sin embargo, insistió que para que ello ocurra se debe contar con una profesión.

Oferta laboral

Australia es un país muy grande y con mucha demanda laboral.

Los servicios más requeridos en Sídney son los profesionales universitarios del área salud y para el sector de la construcción ya que aumentaron las obras de edificios de 30 pisos debido a la constante llegada de migrantes al país.

Sin embargo, la competencia es cada vez más alta “por lo que le digo a mis hijos: hay que tratar de ser el mejor en lo que hagan”, debido a que “acá te hacen una evaluación de tu desenvolvimiento cada seis meses para ver si cumplís con los objetivos”.