TILCARA. Podría empezar por hablar de la perfecta armonía de sus voces en versiones que, aún en piezas profanas, en canciones de María Elena Walsh, los Arroyeños o Ariel Ramírez, en la Pájara Pinta, Guastavino, una canción china, una cueca cuyana o una danza israelí, sabían a arte sacro, pero no porque ese aspecto le dieran los arreglos ni por la presencia de la Dolorosa y la Candelaria en el atrio del templo maimareño, sino por esa armazón grave y sencilla, por la compaginación de distintas voces y la sensación de paz que hace a la experiencia religiosa.
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TILCARA. Podría empezar por hablar de la perfecta armonía de sus voces en versiones que, aún en piezas profanas, en canciones de María Elena Walsh, los Arroyeños o Ariel Ramírez, en la Pájara Pinta, Guastavino, una canción china, una cueca cuyana o una danza israelí, sabían a arte sacro, pero no porque ese aspecto le dieran los arreglos ni por la presencia de la Dolorosa y la Candelaria en el atrio del templo maimareño, sino por esa armazón grave y sencilla, por la compaginación de distintas voces y la sensación de paz que hace a la experiencia religiosa.
Los niños, durante el concierto, mostraron una seriedad y concentración que llamaba la atención para su edad. Uno podría haber llegado a pensar que tanto trabajo, tanta precisión y entrenamiento les habría robado algo de la niñez, pero ya en el atrio, mientras compartían los comentarios sobre las moscas que les caminaban por la cara mientras cantaban y reían, eran nuevamente los niños de su edad, como si terminaran de jugar al fútbol.
El Coro de Niños del Teatro Colón, pese a que algunos de sus miembros, incluido el director, acusaran recibo de la altura sobre el nivel del mar, sonó con una prolijidad conmovedora. Justamente conversamos con César Bustamante, su director, tras escuchar el concierto, y nos explicó que "es un coro de niños que está destinado y formado exclusivamente para participar en las óperas del Teatro Colón. Cuando no estamos haciendo estas temporadas líricas, cuando no estamos participando de los coros que son propios de la ópera, donde los chicos actúan, cantan y bailan, preparamos este tipo de repertorio".
Lo define como "un repertorio de concierto, donde hacemos piezas académicas compuestas especialmente para voces iguales o, específicamente, para voces de niños, y también repertorio universal, como el que hemos escuchado, de arregladores actuales, recorriendo un poquito canciones de todo el mundo. Tomamos chicos desde los seis años, hacemos algunas pruebas y vemos si están en condiciones de participar de los ensayos, ya que ensayamos todos los días de un modo amplio y estricto para tener esta formación". Bustamante agrega que "están cantando permanentemente en distintos idiomas y diversos géneros. En esta ocasión ha venido todo el coro, que se compone por veinticinco chicos. El coro fue creado en 1925, así que desde hace mucho el Teatro Colón tiene esta tradición, que al principio lo hacía de forma intermitente, hasta que se fue haciendo estable".
Los niños también actuaron el miércoles en el teatro Mitre, junto con el Ballet del Instituto Superior de Artes del Teatro Colón.