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Continúa la incertidumbre sobre el destino del Ingenio

Tras la fallida venta, el Gobierno Provincial busca una nueva salida acudiendo al oferente tucumano Bodeguer.
Lunes, 31 de diciembre de 2018 00:00

Se cierra este año 2018, con el compromiso del Gobierno de la Provincia, de no soltar la mano, que de alguna manera sostiene al Ingenio La Esperanza. Acelera gestiones con nuevas acciones para lograr la venta o inversiones ante el otro oferente, el grupo Bodeguer de Tucumán por medio de la empresa Productora del Noroeste SA, que estaba segunda en los pliegos licitatorios del 14 de febrero, la que según el gremio quería adquirir el ingenio sin personal, por lo que se espera que realice las presentaciones, aguardando que estén contemplados todos los trabajadores.

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Se cierra este año 2018, con el compromiso del Gobierno de la Provincia, de no soltar la mano, que de alguna manera sostiene al Ingenio La Esperanza. Acelera gestiones con nuevas acciones para lograr la venta o inversiones ante el otro oferente, el grupo Bodeguer de Tucumán por medio de la empresa Productora del Noroeste SA, que estaba segunda en los pliegos licitatorios del 14 de febrero, la que según el gremio quería adquirir el ingenio sin personal, por lo que se espera que realice las presentaciones, aguardando que estén contemplados todos los trabajadores.

Hay gran expectativa por lo que pueda ocurrir en este año venidero, en el cual se espera pueda tener un dueño y comiencen las inversiones y se diversifique la producción.

Pero es menester recordar que este ciclo concluye volviendo todo a foja cero y dejando un manto de incertidumbre en la masa trabajadora, por la caída de la venta de la empresa La Esperanza SA, al grupo colombiano Omega Energy a través de la empresa Alesa (Agroindustria La Esperanza SA), por el incumplimiento de los puntos exigidos, en una cuestionada resolución dictada el 14 de febrero, donde se dispuso una compulsa de precios, en una licitación, que según el gremio, no reunía los requisitos de la Ley de Quiebras.

Con la planta reducida a 600 trabajadores, el Gobierno avanzó en la venta de la empresa y a mediados de abril, se supo que de quedar firme la resolución del juez Juan Calderón, Omega sería el nuevo dueño, poniendo fin a una quiebra tras 18 años de larga espera.

Una resolución presentada por el juez de la Quiebra aseguraba la continuidad de los 600 trabajadores, la antigüedad y el Convenio Colectivo 1.288 que rige para todo el sector azucarero. Ese punto fue lo que dilató durante el año la venta, con duras batallas judiciales, porque el grupo colombiano, quería tácitamente, comprar el ingenio sin trabajadores, dando por concluida la continuidad laboral y no aseguraba si los nuevos contratos se firmarían con los 600 obreros. En ese plano, se inició la zafra y concluyó con la peor producción de los últimos años.

Pese a todas las facilidades que el Gobierno de la Provincia le dio al grupo colombiano, el 11 de septiembre, el juez lo declaró abstracto, haciendo caer por primera vez la venta del ingenio. El 28 de agosto, el Gobierno volvió a vender el ingenio a través de un acuerdo directo con Omega, que fue enviado al juez para su homologación, no haciendo lugar en diciembre, con la caída de la venta y el archivo del expediente.

Resulta difícil entender la verdadera realidad de la emblemática empresa La Esperanza SA, que se constituyó por más de un siglo, en el principal polo productivo y que llegó a mover, hasta en un 100 %, el engranaje económico de la región. Tal vez, esto se deba a que nunca, en estos casi 20 años, se conocieron los números para saber a ciencia cierta, cuánto de ganancia y cuánto de pérdida generó y genera. Desde 1999, cuando se produjo el estallido social, la preocupación de todos los actores, principalmente de los gobiernos nacional y provincial, fue preservar la fuente de trabajo para los 2.200 trabajadores, por lo que se decidió, tras la Quiebra decretada, no cerrar la fábrica. Administración Judicial, Sindicatura, arriendos, fueron pasando, hasta que el Gobierno de la Provincia decidió hacerse cargo directamente.

Y siempre, en medio de todo este manejo y entramado judicial, estuvieron y están los obreros, que se vieron obligados a salir a reclamar, con cortes de rutas, ollas populares, marchas, detenciones, esos fueron los entretelones de una historia, que no se sabe si algún día, podría escribirse en todo su contexto.