TILCARA (corresponsal) Las imágenes de las últimas noches de Carnaval se superponen, capaz que sólo para quedar en el recuerdo. La comparsa bailando bajo el arco iris, que siempre tiene algo de mágico. El diablito junto a los anfitriones de la invitación, y en el tacho cantidad de litros de chicha fresca. Un disfrazado con un niño disfrazado sobre sus hombros, y debe suponerse que son un padre y un hijo festejando juntos. El baile en el salón con todo el aire de una kermese.
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TILCARA (corresponsal) Las imágenes de las últimas noches de Carnaval se superponen, capaz que sólo para quedar en el recuerdo. La comparsa bailando bajo el arco iris, que siempre tiene algo de mágico. El diablito junto a los anfitriones de la invitación, y en el tacho cantidad de litros de chicha fresca. Un disfrazado con un niño disfrazado sobre sus hombros, y debe suponerse que son un padre y un hijo festejando juntos. El baile en el salón con todo el aire de una kermese.
Podría haber millares más, como ante todo Carnaval que termina, si es que hubiera quien las registrara. Momentos de agobio de tanta alegría, momentos en los que la comparsa y la hinchada futbolera se confunden, instantes de ternura, segundos que se pierden en la retina de los celebrantes para reaparecer en la memoria o quedar allí en el limbo del olvido, todos ellos dignos de otra fiesta sobre las calles tilcareñas.