Lo más esperado fueron los Kjarkas, que repasaron sus clásicos y aportaron temas nuevos, en un marco de profesionalidad y relación con su público que les permite pervivir desde el año 1971, y acaso ese fue el primer argumento para la gran cantidad de público que se convocó en el Festival del Choclo y el Folclore, cuyos anfitriones son los vecinos maimareños.
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Lo más esperado fueron los Kjarkas, que repasaron sus clásicos y aportaron temas nuevos, en un marco de profesionalidad y relación con su público que les permite pervivir desde el año 1971, y acaso ese fue el primer argumento para la gran cantidad de público que se convocó en el Festival del Choclo y el Folclore, cuyos anfitriones son los vecinos maimareños.
El clima que se volvió cálido en la tarde y grato al anochecer, la cancha del Club Unión Deportiva Maimará arreglada con coquetería para tener a la vez su platea, su espacio de público festivalero, sus mesas para compartir una cena en base a choclos y asado, y sus stands artesanales, sumaron también algunos puntos que se completaron con voces como las de Copleros antes y Tomás Lipán después del clásico de la música altiplánica.
INVITADOS DE LUJO SIEMPRE/ LOS FUNDADORES DE ESTE FESTIVAL TRADICONAL
En la previa, así como para el domingo en la "requechada de compostura", números locales de calidad como Forita y Reencuentro, Chasquimayu o Las Voces de Totorayoc, entre otras tantas que subieron al escenario, para esto que Jorge Quispe, uno de los fundadores del Festival, recuerda "de aquellos primeros años como lindo también, cuando venía poca gente pero se lo pasaba bien. Después de los veinte años en adelante, empezó a surgir más y para nosotros es un orgullo que se haga cada vez mejor".
Vamos hoy por su edición cuarenta y uno, y tras decirnos que "nunca imaginábamos que iba a ser como es ahora", Carlos Aparicio, otro de los fundadores, agrega que "hoy nos miramos los dos y esto nos da mucha alegría, porque se sigue cultivando con mucho respeto la tradición, la cultura. Nosotros fuimos nada más que discípulos de nuestros abuelos, y hoy podemos entender que los viejos no estaban errados".
EN EL ESCENARIO/ FORITA Y EL GRUPO REENCUENTRO
Quispe recuerda a "aquella primera comisión, de los que los únicos que quedamos somos los dos", y Aparicio menciona el nombre de Paulino Maurín, "al amigo, hermano y padre del corazón, que desde las alturas debe estar aplaudiendo con las estrellas". Entonces Quispe nos habla de "ese asadito de fin de cosecha donde se dijo que si en todos lados hay festivales, ¿cómo no hacemos uno nosotros?, y Maurín dice que hagamos el del choclo".
Inicialmente se hizo cargo el Fortín Posta de Hornillos, del que los nombrados eran sus autoridades por entonces, y desde el comienzo pensado sin fines de lucro sino en beneficio de las instituciones del pueblo, de lo que Hugo Cruz, Comisionado Municipal, nos dice que "sólo puedo decir que siento satisfacción porque, después de tanto trabajo y gestiones, pudimos lograr lo que está pasando acá, sobre todo por las instituciones que se benefician con la venta de comida regional".
FUERON PARTE/ LAS VOCES DEL TOTORAYOC EN ESTA EDICIÓN
Nos dice que "nos propusimos mantener, y de ser posible mejorar, el nivel que ya tiene el nombre del Festival del Choclo y el Folclore, y te digo que como músico me encantaría subir a este escenario. Por eso será que pensamos en que la mayoría sean números locales con dos o tres consagrados, y con estos grandes embajadores de la música andina, que son los Kjarkas. Mis padres fueron partícipes de los primeros años, cuando se inició el Festival del Choclo, y yo recuerdo este espíritu comunitario desde muy chiquito".
Finalmente resaltó "la elección de este predio, que ya fue un éxito el día de la Chaya de los Mojones".