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Los teatros del “mañana”

Lunes, 28 de mayo de 2018 09:56

 “Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido, histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama "matar el tiempo". No me refiero a nadie ni quiero herir a nadie; no hablo de la realidad viva, sino del problema planteado sin solución… Yo sé que no tiene razón el que dice: "Ahora mismo, ahora, ahora" con los ojos puestos en las pequeñas fauces de la taquilla, sino el que dice "Mañana, mañana, mañana" y siente llegar la nueva vida que se cierne sobre el mundo. Federico García Lorca, Charlas sobre Teatro, 1935.

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 “Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido, histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama "matar el tiempo". No me refiero a nadie ni quiero herir a nadie; no hablo de la realidad viva, sino del problema planteado sin solución… Yo sé que no tiene razón el que dice: "Ahora mismo, ahora, ahora" con los ojos puestos en las pequeñas fauces de la taquilla, sino el que dice "Mañana, mañana, mañana" y siente llegar la nueva vida que se cierne sobre el mundo. Federico García Lorca, Charlas sobre Teatro, 1935.

 

¡Qué extraño y misterioso el territorio que el teatro alumbra en cada una de sus expresiones, siempre ligado, desde su concepción, al ser humano, sus pulsiones, pasiones, anhelos y deseos más luminosos y oscuros! En estos días que festejamos aquella Revolución de Mayo de 1810, se me antoja recordar las palabras de Juan Carlos Gené, cuando señalaba que para los exiliados, la patria es el escenario. Crear mundos “posibles” se convirtió para muchos artistas en la única manera de soportar y enfrentar la realidad que los circunda. Hoy, como siempre, la escena se brinda a nuevos alumbramientos, sueños de un mundo sólo posible gracias a una ceremonia que nos conecta con todos los tiempos y espacios, donde somos aquí y ahora como fuimos ayer y seremos mañana. Mayo termina con una nutrida programación teatral en la Provincia, pero también con la participación visible de muchos artistas en reivindicaciones que plantea la agenda social, económica y política. Un numeroso grupo de actrices se organizaron a escala federal para promover la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, proyecto de Ley que tratan nuestros diputados. En todo el país, muchas mujeres de la escena defienden el deber del Estado respecto al derecho a la salud de aquellas hermanas que no pueden y/o no desean continuar con su embarazo. Y así como las actrices empujan esta herramienta política, otras mujeres trabajan generando dispositivos y campañas que nos permitan disminuir la terrible estadística de femicidios. En las calles, en los medios, en las lecturas de manifiestos que realizan después de la función, las mujeres artistas vienen desarrollando una implacable labor de género, reclamando derechos. En la Ciudad de Buenos Aires se presentó recientemente un proyecto de ley de paridad de género para el teatro, que busca garantizar la participación de artistas y gestoras culturales mujeres y de géneros no binarios. Durante siglos en Occidente, las mujeres no podían aparecer como tales en la escena, el travestismo masculino las desplazaba de su lugar genuino. En pleno siglo XXI, la estadística de participación de géneros no binarios en la actividad teatral oficial desarticula todo discurso de paridad e igual que las leyes argentinas amparan. Una vez más, el relato de época no acuerda con la realidad, las mujeres deben apropiarse de una lucha que parece “anacrónica” y solidarizarse con otros géneros que están en su misma situación. Las tensiones que la sociedad alimenta se proyectan en la escena y salen del espacio ceremonial al mundo real, donde se dirime y concreta el problema. Con tal motivo, en nuestra provincia muchos de los estrenos de los últimos años están vinculados temáticamente a las tensiones sociales, especialmente las que tratan cuestiones de género.

 

El derecho a la diversidad de expresiones culturales se impone como relato de época. En palabras de Lorca, siempre habrá producciones que dicen "Ahora mismo, ahora, ahora" con los ojos puestos en las pequeñas fauces de la taquilla” (y el subsidio), pero también debemos reconocer y ponderar a quienes piensan en el “ […] "Mañana, mañana, mañana" y siente llegar la nueva vida que se cierne sobre el mundo.” Éstos últimos son aquellos que dentro y fuera de la escena ponen el juego una visión más respetuosa y armónica de la vida en sociedad.

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