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12 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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No consideran a sordos interlocutores

Es antropólogo de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Unju, Doctor en Ciencias Sociales e Investigador del Conicet.
Domingo, 06 de mayo de 2018 00:00

Participó de un conservatorio en las jornadas de charla y debate titulado: “Miro luego éxito”. Argumentos socio-antropológicos sobre la adquisición de la lengua de señas en la comunidad de sordos de Jujuy, un aporte a la justicia en el conflicto de la escuela de hipoacúsicos “Helen Keller”.

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Participó de un conservatorio en las jornadas de charla y debate titulado: “Miro luego éxito”. Argumentos socio-antropológicos sobre la adquisición de la lengua de señas en la comunidad de sordos de Jujuy, un aporte a la justicia en el conflicto de la escuela de hipoacúsicos “Helen Keller”.

-Hoy hay un conflicto que fue judicializado, en el que no solo se discute el espacio físico de la escuela "Helen Keller" sino el derecho a la educación especial pública...

-En primer lugar me gustaría hacer una distinción fundamental que consiste en lo siguiente: a diferencia de lo que ocurre con la sociabilidad de los oyentes, es decir, de las personas que no presentan ningún problema auditivo, las niñas, niños, jóvenes y adultos sordos cuentan en Jujuy con la escuela como principal espacio de sociabilidad. Todos nosotros, como oyentes, crecimos juntándonos, peleando, discutiendo y divirtiéndonos con pares en la escuela, en el barrio, en las canchas de fútbol, en los clubes, en el cine, en los bailes. Las personas sordas principalmente se comunican, sociabilizan y aprehenden libremente con sus pares (otros sordos) en la escuela "Helen Keller", y en ningún otro espacio público hasta el momento, y como sociedad no hemos logrado su inclusión plena y efectiva. Esto no es un dato menor, puesto que es justamente esta diferencia fundamental la que posibilita la existencia, el sentido de pertenencia y las más fuertes identificaciones dentro de la comunidad sorda. El conversatorio que llevamos a cabo fue muy interesante e impactante. Trabajamos con dos intérpretes de lengua de señas, y así pudimos entender (los oyentes) lo que quieren expresar quienes integran la comunidad de sordos de Jujuy. Es llamativo que a esta altura de los acontecimientos no se haya tomado en cuenta, en el caso "Helen Keller", la opinión de los principales agentes en este tema que son, justamente, los educandos y quienes integran la comunidad sorda, muchos de ellos hoy exalumnos. A ellos y ellas no se les ha preguntado, mediante lengua de señas, es decir, a través de intérpretes, qué opinan sobre su educación, sobre el espacio que habitan en su escuela. Voy a dar un ejemplo, esto es como que de un día para otro, el Estado provincial, a través de sus funcionarios, ingrese al café donde periódicamente nos encontramos con un grupo de amigos y decide, sin preguntarnos nada, que en ese café y en esa mesa se va a integrar un grupo de personas desde hoy en adelante. A esta situación sumamente autoritaria y arbitraria, habría que sumarle el hecho de que, a diferencia de la comunidad sorda, nosotros los oyentes, quienes compartimos esa mesa de café durante un largo período de tiempo, tenemos la opción de cambiar de bar y reunirnos en cualquier otro espacio sin la presencia de personas a quienes consideramos ajenas, los sordos en Jujuy no tienen la misma opción. En este sentido considero que es grave que desde las autoridades no se los considere interlocutores válidos ni a sus planteos y opiniones como miembros de una comunidad con todas sus particularidades. Tomando como punto de partida estas apreciaciones generales, en el conversatorio abordamos dos ejes argumentativos centrales. En primer lugar re-tomamos los argumentos planteados por un grupo importante de lingüistas en relación al estatus de lengua natural que presentan actualmente los sistemas oficiales denominados como Lengua de Señas, y a continuación desarrollamos rudimentariamente algunos aportes conceptuales de la antropología, en especial los conceptos de sociabilidad, comunidad y cultura en relación a las experiencias asociativas entre sordos.

Al ser una lengua natural, se entiende que es básicamente un medio de comunicación, y, tanto los lingüistas como los antropólogos hemos planteado desde hace muchos años atrás que comunicar no es un sinónimo de hablar. La persona que no habla nuestra lengua y se comunican con señas precodificadas entiende al mundo de una manera particular, los que hablamos entendemos al mundo de otra forma, simplemente porque nombramos al mundo de otro modo. Desde esta perspectiva, la comunidad sorda se define como grupo cultural en tanto entiende, vive, siente y se expresa en relación al mundo que lo rodea de una forma particular; son entonces las tramas vinculares, los significados internos, los códigos construidos entre los no oyentes en una situación de opresión por parte de la sociedad oyente, los elementos que habilitaron históricamente la construcción de una comunidad cultural sorda.

-¿Cómo se visualizan?

-Muchos antropólogos y lingüistas consideramos que nombrar al mundo es básicamente una forma de entender el mundo. En la lengua de señas ocurre lo mismo, las señas expresan el estado emocional, poseen, como toda lengua, un sentido topológico, una estructura gramatical, núcleos sintagmáticos. La diferencia fundamental con la lengua de los oyentes es que la lengua de señas transita por el canal viso-gestual-espacial. Esta comunidad va aprendiendo en ese contexto del lenguaje gestual y reconoce esos espacios. Repito, resulta imprescindible que escuchemos lo que los intérpretes de sordos nos están informando sobre lo que piensan los sordos sobre su espacio escolar y sobre la sociedad de oyentes en general. Esto nos dará una idea de cómo ellos (los sordos) se visualizan como colectivo, como grupo. Durante el conversatorio una referente de la comunidad sorda planteó lo siguiente: la comunidad sorda no está pidiendo que se los incluya para soportarlos. Por ejemplo, plantearon algo muy interesante respecto al teatro: "Nosotros no hacemos mímicas de la representación de la realidad, tenemos una lengua para comunicarnos" y esa es una distinción fundamental. Ellos no están teatralizando su realidad, su realidad la comunican a través de la lengua de señas. Una cosa es la integración y otra la subordinación. En otras palabras, si se interviene la "Helen Keller" trasladando gente que no es de la comunidad sorda, esto va a generar un corto circuito en el interior de la comunidad sorda.

-¿Qué antecedentes tiene de la historia de la comunidad sorda en Argentina?

-La primera escuela surge a fines del siglo XIX en Buenos Aires. Los docentes enseñaban a leer los labios que se enseña también en la "Helen Keller". Las personas que asistían a clases, es decir, los estudiantes, como una forma de resistencia empiezan a hablar fuera de las horas de clases en lengua de señas entre ellos. Los docentes no podían acceder, y a partir de eso se crea conciencia progresiva de la importancia de la lengua de señas.

-Hay políticas en educación especial, ley que tiene el espíritu de igualdad...¿esto no se aplica?

-Las leyes existen, pero acá los hechos van por un lado y las leyes por otro. Entonces si acá no se plantea un espacio de lucha, conciencia, reivindicación y comprensión de la lengua de señas, la ley puede existir pero no se aplica, y lo que hay es desigualdad.

-¿Uds. sostienen que intervenir la escuela con otro establecimiento rompe la comunicación de la comunidad sorda?

-Al ser la lengua de señas el principal canal interno de comunicación, todo lo que venga de afuera hará corto circuito en esa comunicación interna. Nuestra sociabilidad como oyente se basa fundamentalmente en la lengua compartida, la lengua es nuestra casa; para la comunidad sorda su casa es la lengua de señas. Repito, la lengua no es solamente el habla, es una forma de pensar, que no escuche no quiere decir que no piense. En suma, la lengua de señas está determinada por quien lo ve, ellos piden su espacio como supervivencia de su comunidad a través de la lengua de señas y ese espacio tiene que ser, necesariamente, autónomo. En síntesis, la lengua de señas es una lengua y no un conjunto improvisado de señas y representaciones azarosas. Como toda lengua implica una forma de comprender y sentir el mundo que son valoraciones y sentidos culturales. Al ser el canal viso-gestual un elemento fundante de la lengua de señas, cualquier intervención inconsulta con la comunidad sorda que habita el espacio de la Helen Keller constituye una agresión y una vulneración de la comunidad sorda como tal.