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Recorriendo la Casa de la Historia Europea

Martes, 08 de mayo de 2018 10:30

 Querido lector: la semana pasada hemos iniciado un itinerario mágico por Bruselas, la capital de  Bélgica, visitando los Jardines Reales y el Atomium, recorriendo raudamente las afueras de esta magnífica ciudad, la sede administrativa principal de la Unión Europea.

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 Querido lector: la semana pasada hemos iniciado un itinerario mágico por Bruselas, la capital de  Bélgica, visitando los Jardines Reales y el Atomium, recorriendo raudamente las afueras de esta magnífica ciudad, la sede administrativa principal de la Unión Europea.

 Nos hemos deleitado en la columna anterior en los invernaderos reales del Palacio de Laeken, donde residen los reyes belgas y luego hemos echado un rápido vistazo a la instalación dedicada a la obra de René Magritte en el famoso Atomium. Hemos admirado el surrealismo belga, nos hemos detenido a mirar y pensar qué habrá querido transmitirnos Magritte con sus cuadros, tan reales e irreales a la vez. Hemos indagado así en el mundo de los sueños para descifrar el mensaje del arte surrealista europeo sin quizás tener una respuesta única o satisfactoria.

  Después de nuestra pausa con una cerveza artesanal en un bar de la Grand Place, tras descubrir la arquitectura neogótica de su Ayuntamiento (Municipalidad) o el Art Nouveau, estilo arquitectónico que ha marcado Bruselas en gran parte es hora de continuar nuestra visita.

  Luego de nuestro descanso nos hacemos de nuevo en nuestro camino por esta ciudad generosa, alegre y vibrante. Iremos por sus túneles (hay tantos en Bruselas, que a veces pensaremos que estamos la mitad del tiempo moviéndonos por sus largos túneles) desde las colinas de los Jardines Reales hasta la parte más elegante y chic de la capital belga. Nos detendremos a admirar los edificios de la avenida Louise, donde está la embajada argentina, y veremos cuántas tiendas de diseño y de marca se encuentran en este barrio de lujos.

 Nos dirigiremos hacia los edificios de la Unión Europea, cruzando las anchas avenidas llenas de coches y hasta pensaremos que estamos en Buenos Aires por la similitud de sus edificios y por la manera cómo conducen los coches!!

 Subiremos en el metro, para mimetizarnos con los habitantes de Bruselas,  nos sentiremos europeos por unos instantes y experimentaremos cómo es la vida diaria en esta ciudad cosmpolita. Ya en el Barrio Europeo, caminaremos hacia el complejo central. Como no todos los edificios están abiertos al público, pasaremos por el Parlamento Europeo, cuyo Hemiciclo se puede visitar, situado en el último piso. Una vez pasados los controles de seguridad y demás controles habituales, recibiremos audioguías gratuitas en español, pues es uno de los idiomas oficiales. Desde sus balcones veremos dónde discuten y deciden los diputados de los diferentes países europeos.  Saldremos después por uno de los parques más bonitos de Bruselas, el Parc Léopold, llamado así en honor de uno de los reyes más queridos en este país.

 Tendremos la gran suerte de visitar la “Casa de la Historia Europea“, pues fue inagurada hace muy poco tiempo. Ubicada en el recientemente renovado edificio Eastman, este edificio de varios pisos presenta exhibiciones estables sobre la historia de Europa desde los inicios de la Historia hasta nuestros días. El edificio Eastman data de 1930 y era una clínica para niños desfavorecidos.  Podremos ver con detención pinturas de animales en estilo art déco en el segundo piso, totalmente restauradas y que representan escenas de las fábulas infantiles del autor francés La Fontaine (autor de La cigarra y la Hormiga, el Zorro y la Cigüena, entre otros) que nuestro lector conoce y quizás lee para sus hijos. También hay muestras temporarias y actividades para niños. Nos darán audioguías y tabletas táctiles para poder conocer y disfrutar en nuestro idioma de este recorrido. Recordemos que el español es una de las veinticuatro lenguas oficiales de la Unión Europea y el multilingüismo es una de las características de esta casa.  Su recorrido multimedial, pasando por los escenarios interactivos nos sorprenderá no sólo en lo visual sino también en lo auditivo.

 Como nuestro cometido es la música, al descender al tercer piso y ver la muestra sobre los cambios políticos, escucharemos la Novena Sinfonía de Beethoven. Reconoceremos esta magnífica obra porque hemos escuchado o cantado en distintas versiones el último movimiento, el coral denominado “Oda a la Alegría“. Esta parte de la Novena Sinfonía se ha transformado en el símbolo de libertad y esperanza. Y es precisamente este coral el himno de la Unión Europea desde 1972.

 El texto de la Novena Sinfonía  es un poema escrito por Friedrich Schiller. Con la música de Beethoven esta magnífica obra nos llena de optimismo y felicidad. Esperando los tiempos en que los humanos seremos realmente hermanos, sin guerras y festejando la alegría. Quizás estén llegando esos tiempos. Al ver cómo Corea del Norte y del Sur se están acercando, quizás la verdadera alegría mundial se acerca a pequeños pasos.

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