¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18°
26 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Video y galeria de fotos: La llegada del "tata" Inti se celebró en Huacalera

La milenaria ceremonia del Inti Raymi tuvo lugar en Huacalera. Mirá la espectacular cobertura de Ricardo Dubín, Juan Fernández y Darío Bonutto. 
Jueves, 21 de junio de 2018 13:03

TILCARA (corresponsal) Desde la ruta eran apenas dos altas luminarias con siluetas recortadas en derredor. De fondo los cerros, que hacia el poniente alargan más el horizonte subiendo por la puna, cuando el sol, el primero de este año para la astronomía andina, asomará trepando los cerros del oriente, más altos y aún oscuros, viniendo por los valles desde las yungas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

TILCARA (corresponsal) Desde la ruta eran apenas dos altas luminarias con siluetas recortadas en derredor. De fondo los cerros, que hacia el poniente alargan más el horizonte subiendo por la puna, cuando el sol, el primero de este año para la astronomía andina, asomará trepando los cerros del oriente, más altos y aún oscuros, viniendo por los valles desde las yungas.

Recién hacia las siete, las luces del aclarecer se entrelazarán con las de la fogata, en el momento más frío, para amanecer pasadas las nueve, porque el Tata Inti, como en runasimi se le llama cariñosa y respetuosamente al Sol padre y astro, quien antes de llegar deberá davueltar los caminos de herradura por los que nuestra gente anda, cambiando el acullico en la apacheta y apurando cuando ve que se le acaba el día.

Natalia Sarapura, Secretaria de Asuntos Indígenas, recordaba que este, el de Huacalera, sobre la línea del Trópico, hace veinte años fue el primer Inti Raymi que se rescató. “Hoy me llegan imágenes de su celebración en tantos lados”, dice y uno se echa a recordar a aquellos primeros que sintieron la necesidad de urdir una identidad trunca tras la conquista española y la negación republicana.

Cada lugarcito lo celebrará a su modo, con su tonada, con esa distinción que, en un marco general, diferencia también para agosto el modo de una Pachamama de la otra, para San Sanjuan el modo de brincar las rogativas de los samilantes aquí y allá, porque nuestra cultura y espiritualidad se expresa de esa forma: con la personalidad distinta de cada lugarcito, pero siempre respetando la forma en que lo hace el anfitrión.

Así nos explica que “hoy es un 21 de junio más. Es el retorno de nuestro Tata Inti, la noche más larga que hemos pasado aprendiendo, un encontrarse con uno mismo sintiendo el frío, la noche, terminando un ciclo para comenzar otro. El calor del fuego que es el hogar y el amor, esa llama que es representación y llamada al sol para que nos de su mensaje”.         

 

Manuel Valdiviezo llega desde la comunidad de Huasadurazno, Uquía, y agrega que “desde hace unos cuatro años estoy acompañando. Para el agricultor de esta zona el ciclo termina en mayo con la cosecha, y por eso es un año nuevo. Cuesta entenderlo ya que uno se acostumbró a la tradición del año impuesto, pero acá venimos a renovar y a buscar la parte espiritual, dejando lo pasado atrás y volviendo a empezar, le vaya bien o le vaya mal, pero siempre agradeciendo”.

Comunidad de Quitacara

Gustavo Quispe es el responsable de la comunidad de Quitacara, y dice que “realizamos esta ceremonia por todos nuestros ancestros, recibiendo las energías del fuego, la luna, el sol, y de los hermanos de las distintas comunidades, con la idea de transmitirla a nuestros hijos para que no la perdamos. De chico yo no le tomaba mucha importancia, pero luego lo fui aprendiendo de mis hermanos”.

Noemí Martínez, de Abra Pampa, nos cuenta que “los abuelos dicen que uno nace o se va despertando en el camino. Cuando uno tiene un don que brindar a la comunidad, como el que heredé de mis abuelos, por cosas de la vida lo va recuperando. A mí me desprendieron de mi tierra de muy chica, fui a vivir a otros lugares y en mi sufrimiento siempre pedía que se manifieste ese ser superior, que tantas veces tenía el aspecto de esa enseñanza que nos dieron”.

 

“Saber el por qué de la vida”

ENERGÍA. QUE TOMARON TODOS LOS ASISTENTES A LA CEREMONIA.

Noemí Martínez, de Abra Pampa, recuerda que “a los dieciséis años llego un 21 de junio al Tiahuanacu, en una ceremonia que por entonces apenas juntaba cincuenta personas, no más.

Yo le hablaba a las piedras, y les decía a los ancestros que, si de verdad están, que me hablen.

Quería saber el por qué de la vida. Así empecé a entender en sueños, y había que alimentar el don, porque si esa fuerza no la usas, se te vuelve en contra, te puede ir mal.

Eso me pasaba hasta que me hice cargo, aprendí con abuelos, caminando por los cerros cargando mis hijos”.

Noemí habla de “la conexión con la tierra, con los árboles, y empecé a acompañar los procesos espirituales de muchos lugares. Aprendí a decodificar muchas de esas cosas que están tergiversadas por el cristianismo, cosa que me ha sido muy difícil como mujer. Tener el respeto de las comunidades con responsabilidad, porque la palabra de quien hace una ceremonia es la de una autoridad, y desde ese sentir empecé a acompañar a mis hermanos”.

La noche más larga

Así nos explica que “hoy es un 21 de junio más. Es el retorno de nuestro Tata Inti, la noche más larga que hemos pasado aprendiendo, un encontrarse con uno mismo sintiendo el frío, la noche, terminando un ciclo para comenzar otro. El calor del fuego que es el hogar y el amor, esa llama que es representación y llamada al sol para que nos dé su mensaje”.