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Hablar de la resistencia y la unidad desde la comedia y la reflexión

"El hombre que no se subió al colectivo" se estrena con esfuerzos internacionales.
Sabado, 23 de junio de 2018 00:00

“La obra ya está lista” - nos decía hace poco más de una semana Rubi Figueroa Ávila, la actriz chilena de la obra "El hombre que no subió al colectivo"- "solamente se están afinando detalles generales, fusionando con lo técnico, buscando ser más precisos en el diseño escénico y profundizar un poco más en los personajes".

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“La obra ya está lista” - nos decía hace poco más de una semana Rubi Figueroa Ávila, la actriz chilena de la obra "El hombre que no subió al colectivo"- "solamente se están afinando detalles generales, fusionando con lo técnico, buscando ser más precisos en el diseño escénico y profundizar un poco más en los personajes".

Y el día llegó, hoy a las 21 es el estreno esperado de esta puesta en la sala "Raúl Galán" del Teatro Mitre, y se repetirá mañana a las 20 en el mismo escenario.

Las palabras de Rubi tienen que ver con que tuvieron junto a su compañero chileno el reconocido David Musa, actor y fundador de Entepola Chile (Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano), y el representante de México, en esta coproducción, Roberto Belmont, un intenso mes de trabajo, desde que llegaron a Jujuy para montar este proyecto pensado para unir países hermanos.

La coproducción se completa con la participación argentina en la dramaturgia de Martín Giner y la dirección de Germán Romano. 

El preestreno se hizo el jueves en el Centro Cultural "Éxodo Jujeño", con la presencia de la prensa jujeña y de vecinos del barrio Coronel Arias y aledaños, y el apoyo del municipio capitalino.

En escena con pocos elementos pero muy llamativos y bien utilizados (tarea que lleva las loas a Charo Villarrubia y Daniel Manero, encargados de la escenografía, la plástica y el maquillaje), comienza con un tono muy divertido de comedia, que nos lleva a situaciones que la mayoría vivimos en nuestro extenso contienen, burocracias inentendibles que responden a un achatamiento de los tratos personales, al desinterés por la cultura y a la corrupción que nos envenena siempre. Es decir, con risas, nos reconocemos en estas situaciones y la empatía hacia la mitad de la puesta y en el proceso que va llevando al final, se transforma en un ahogo emotivo, que logran tanto el texto como el trabajo de estos actores, que proponen la actitud ejemplar "del que no se subió al colectivo".

Y es que la metáfora sirve para repensar, una vez más, y sobre todo en un tiempo en que parece que la historia de la humanidad se vuelve hacia atrás en algunos logros sociales, políticos y económicos, en que los ideales y las luchas deberían volver a ser con el cuerpo, como es el caso del personaje ficticio, "Joaquín Fúnega". Se trata de un supuesto músico y poeta, latinoamericano, artista de la resistencia, que al morir pareciera no haber dejado ningún legado. La sociedad y el mercado se han olvidado de su paso por este mundo y sus obras no las conserva nadie.

Esto lo descubren dos escritores que se propusieron publicar su historia, su vida, y al final, después de recorrer muchos lugares, no consiguieron nada. Y entonces la invitación es a pensar que a pesar de todo, siempre es importante intentar empezar un camino, por el primer paso.