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Policías y paramilitares armados sometieron la ciudad de Masaya

A cara cubierta las fuerzas sandinistas del presidente Ortega amedrentaron a la población y persiguen a los opositores.Con apoyo de la fuerza policial persiguen a los jóvenes que intentan escapar hacia la zona selvática.

Miércoles, 18 de julio de 2018 19:18

Fuerzas leales al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, celebraron este miércoles la toma de control de la ciudad rebelde de Masaya, tras una violenta batalla de seis horas la víspera, al acercarse el 39º aniversario de la Revolución Sandinista, el 19 de julio.

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Fuerzas leales al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, celebraron este miércoles la toma de control de la ciudad rebelde de Masaya, tras una violenta batalla de seis horas la víspera, al acercarse el 39º aniversario de la Revolución Sandinista, el 19 de julio.

 

La toma de Masaya forma parte de la llamada "operación limpieza" que policías y paramilitares iniciaron semanas atrás.

Policías y paramilitares encapuchados fuertemente armados recorrían la ciudad en camionetas, mientras otros limpiaban las calles de los adoquines usados en las barreras levantadas por manifestantes antigubernamentales que habían tomado la ciudad.

 

El tráfico recuperó algo de normalidad en Masaya, 30 km al sur de Managua, mientras pobladores circulaban por las aceras y algunos negocios volvieron a abrir.

Sin embargo, un organismo de derechos humanos denunció que unos 200 pobladores huyeron por las laderas de la laguna de Masaya perseguidos por la policía por su participación en las protestas.

"En este momento, estas personas que se refugiaron en el bajadero (laderas) de la laguna de Masaya están siendo perseguidas para su captura por la policía y paramilitares, que están usando perros para su búsqueda", dijo el secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh), Álvaro Leiva.

Masaya fue el último bastión opositor tomado por las fuerzas gubernamentales, en medio de la ola de protestas iniciada el 18 de abril en Nicaragua, en las que han muerto unas 280 personas.

No quedó claro cuántas personas murieron en la toma de Masaya.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) documentó dos muertos, mientras el gobierno informó de un policía fallecido, aunque una pobladora comentó a AFP que fue "una masacre". Un paramilitar aseguró que no hubo víctimas fatales.

"Fue una batalla de casi seis horas el día de ayer (martes), y la idea fue desalojarlos para que tengan la ciudad libre (de) los tranques", afirmó a AFP Francisco, un paramilitar de 45 años que participó en el violento operativo realizado para recuperar el control de Masaya.

Francisco aseguró que "la población lo recibe bien y nos lo agradecen".

Los paramilitares encapuchados con armas de grueso calibre y camisas azules celebraron la victoria, echando vivas a Ortega.

Livia Castillo, una ama de casa de 38 años, advirtió que "no sabemos (lo que va a pasar), yo me siento muy asustada, nunca había pasado esto. Tengo un hijo varón de 16 años, y tengo miedo de que se lo lleven. Nos sentimos muy tristes".

"Ya nos ganaron la batalla (aunque) los muchachos dicen que no están derrotados, que van a seguir, pero nosotros como madres nos preocupamos por nuestros hijos, porque andan muchos jóvenes", dijo Castillo.

 

Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, son acusados por sus opositores de instaurar una dictadura.
La policía tiene que "limpiar los tranques (bloqueos) a nivel nacional al costo que sea", dijo un alto funcionario.

Una crisis que se generó hace tresmeses
El ataque a Masaya fue un abierto desafío a la comunidad internacional por parte del gobierno de Ortega y su esposa.
Otros vecinos de Masaya celebraron la operación que removió a los manifestantes.
“Ya gracias al Señor todo se compuso, porque volvió la paz.
Esas personas malas que busquen cómo pagar el daño que hicieron (...) solo esperamos prosperidad y trabajar, nada más, y que vuelvan los turistas, que no tengan miedo”, dijo a AFP Giovania Valitán, 34 años.
La crisis de Nicaragua, que lleva tres meses, sería discutida este miércoles en Washington por el Consejo Permanente de la OEA.
El ataque a Masaya fue un abierto desafío a la comunidad internacional, que en los últimos días intensificó los llamados a Ortega a cesar la violencia.
Los choques del martes estuvieron centrados en el barrio indígena Monimbó, cuna de la rebeldía de Nicaragua que encendió la chispa de la insurrección popular que el 19 de julio de 1979 derrocó al entonces dictador Anastasio Somoza.
El actual presidente Ortega emergió entonces como líder de la Revolución Sandinista. Pero 39 años después y nuevamente en el poder, enfrenta cuestionamientos por la violenta represión a los manifestantes.
El secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), Paulo Abrao, comentó a AFP que la situación en Nicaragua continúa “alarmante”. “Hay una escalada de la violencia y una diversificación de las formas de represión. Ahora hay secuestros, toma de tierras, invasión de casas en las madrugadas”, dijo Abrao.
 

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