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Maduro primero atacó y luego se mostró de brazos abiertos

Cuando concluyó, la prensa internacional lo esperaba pero los burló enviándolos a una sala adonde no fue. La comunidad global pide que abra las puertas de su país a la ayuda humanitaria, algo que parece difícil.

Viernes, 28 de septiembre de 2018 01:01

Dicen que a veces la mejor defensa es el ataque. Este fue el papel que jugó el presidente Nicolás Maduro en la Asamblea General de la ONU. Con cuero duro y ante un auditorio casi vacío habló durante 40 minutos, mucho más de lo que se recomienda a los mandatarios intervenir en la plenaria.

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Dicen que a veces la mejor defensa es el ataque. Este fue el papel que jugó el presidente Nicolás Maduro en la Asamblea General de la ONU. Con cuero duro y ante un auditorio casi vacío habló durante 40 minutos, mucho más de lo que se recomienda a los mandatarios intervenir en la plenaria.

Primero atacó y después se mostró como un presidente de brazos abiertos que se sentaría a hablar civilizadamente con el presidente Donald Trump.

Pero "del dicho al hecho hay mucho trecho". Maduro y el magnate no se han sentado a hablar y no hay fecha programada para hacerlo. Parece que solo se trató de una invitación cordial para entrar en un juego retórico que lo deja mejor parado ante la comunidad internacional.

También le huyó a la prensa internacional para no responder preguntas incómodas. Tal como relató un medio independiente venezolano, Maduro hizo una jugada magistral. Primero citó a la prensa en la sala de conferencias, esto hizo que los periodistas se fueran rápidamente para allá a prepararse para hacerle las preguntas obligadas, mientras tanto, Maduro se bajó del atril y salió por la puerta principal, en donde solo estaba un camarógrafo que no hablaba español y que tenía preparada una sola pregunta traducida en un papel. No alcanzó a grabarlo. "Se burlaron de nosotros", dijo un periodista.

Maduro sabía que el ambiente estaba caldeado.

En los dos primeros días de la asamblea las críticas al régimen venezolanizaron el debate. Se dio así porque la mayoría de los países del continente hicieron sus intervenciones. Desde Trump a Macri, pasando por Lenín Moreno, Iván Duque, Juan Carlos Varela y Martín Vizcarra.

El apoyo a Venezuela vino como era de esperarse- de Cuba y Bolivia. Fue Evo Morales quien abonó el terreno para que Maduro hiciera su intervención. Dijo que había que dejar que Venezuela resolviera sus problemas internos y aseguró que era víctima de un férreo ataque.

Maduro se presentó como una víctima. Como el sucesor de Bolívar y Chávez al que el imperio persigue sin misericordia. "Venezuela es víctima de agresión de carácter diplomática, ayer fuimos testigos de cómo el presidente de Estados Unidos hizo amenazas directa de recorte, de ayuda y de retiro de ayuda de los sistemas de apoyo", dijo.

Pero la clave no estuvo en lo que dijo, sino en lo que calló.

Volvió a negar la migración

Nicolás Maduro no habló, por ejemplo, de las ejecuciones extrajudiciales que Martín Vizcarra, presidente de Perú, llevó a colación en la ONU. “Reitero mi condena por las graves violaciones de los derechos humanos denunciadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (...) que dan cuenta -entre otros- de ejecuciones extrajudiciales”, dijo ese mandatario. De la migración habló, pero para negarla, como siempre lo ha hecho.“Voy a invertir buena parte de ese dinero en apoyar a los migrantes colombianos que viven en Venezuela, a los migrantes ecuatorianos, a los migrantes peruanos”, dijo Maduro. Esto después de que Trump asegurara que Venezuela vive una “tragedia humana, por ejemplo, en Venezuela más de 2 millones de personas han huido de la angustia infringida por el régimen socialista de Maduro”. Y que el presidente Duque describió la difícil situación de los venezolanos que migran huyendo del régimen: “son miles de rostros temerosos, con frío en los huesos, hambre en el estómago y dolor de patria”.

A pesar de esto, los países del Grupo de Lima - Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú - siguen intentando hacer presión política y diplomática.

China y Rusia

China y Rusia urgieron ayer al Consejo de Seguridad de la ONU a considerar la posibilidad de flexibilizar las sanciones contra Corea del Norte, rechazando el llamado de Estados Unidos a su “estricta” aplicación para asegurar el éxito de la desnuclearización. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, convocó a la reunión del órgano supremo de la ONU para exigir que la aplicación de sanciones continúe “vigorosamente”, hasta que la desnuclearización.

El jefe de la diplomacia estadounidense llamó al Consejo a “dar el ejemplo”. Sin embargo, en un giro que rompe la unidad que condujo en 2017 a la adopción de sanciones sin precedentes contra Corea del Norte, Rusia y China pidieron flexibilizar las medidas que tienen como fin privar al país de ingresos para desarrollar armas nucleares y programas de misiles balísticos.

Depósito atómico

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó a Irán de albergar un “depósito atómico secreto” en Teherán, exhibiendo mapas y fotografías ante la Asamblea General de la ONU.

“Lo que Irán esconde, Israel lo encontrará”, dijo el líder israelí, blandiendo fotografías del exterior de un edificio de aspecto inocuo, que según dijo era la entrada al mencionado sitio en la capital iraní. “Israel hará lo que sea necesario para defenderse de la agresión de Irán”, aseguró Netanyahu, cuya aparición anual en el podio de la ONU se ha centrado con frecuencia en la república islámica, su principal enemigo. Después de una presentación en la que recordó otras “revelaciones” sobre planes secretos del gobierno iraní, hechos en Israel a fines de abril, Netanyahu instó a realizar inspecciones.
 

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