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Testigo dijo que Sala compró varios inmuebles

La mujer declaró más de tres horas y sus dichos incomodaron a los defensores de los imputados en la causa.
Viernes, 07 de septiembre de 2018 00:00

La testigo Natalia Bazán declaró casi cuatro horas y fue una de las pruebas testimoniales más importantes en una nueva audiencia llevada a cabo por el juicio oral y público conocido como “Pibes Villeros”.

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La testigo Natalia Bazán declaró casi cuatro horas y fue una de las pruebas testimoniales más importantes en una nueva audiencia llevada a cabo por el juicio oral y público conocido como “Pibes Villeros”.

Bazán es mujer del exchofer de Milagro Sala, Sandro “Mazoni” Enriquez; ambos fueron “tupaqueros” y declararon ayer junto a otros tres testigos.

Natalia Bazán (38) le dijo al Tribunal que trabajó con Milagro Sala desde los comienzos de la organización, cuando se llamaba CTA y durante todo ese tiempo que trabajó junto a la mujer imputada, conoció detalles que fueron de importante interés para la causa.

La testigo mencionó a un departamento de finanzas y otro de administración, donde nombró a las otras personas imputadas que fueron traídas a juicio, como ser Mirta Aizama, Gladis Díaz y Mirta “Shakira” Guerrero. Además nombró al testigo David “Pilo” Mansilla como chofer de Milagro Sala y a los dirigentes sociales de la Odij, José Luis Bejarano y Emilio Cayo, como integrantes de la organización.

El conocimiento de Bazán dejó al recinto en un incómodo silencio, sobre todo cuando en un tramo de su relato manifestó que con los cheques que se cobraba de la municipalidad, y que era destinado para la construcción de viviendas, Sala se compró varios inmuebles, entre ellos uno en la calle Gordaliza del barrio Cuyaya y otro en la ciudad de El Carmen, donde actualmente cumple con prisión domiciliaria.

Pero la testigo fue mucho más allá y dijo que Sala le compró una casa a su hermana en Ciudad de Nieva, otra a su otro hermano en el barrio Cuyaya, además de otras dos para sus dos hijos en el mismo barrio.

También la testigo hizo referencia que compró dos casas más para los hijos varones de Raúl Noro y un inmueble en la ciudad de Buenos Aires para la hija mujer del esposo de Milagro Sala.

Por estas declaraciones puntualmente, uno de los abogados de Sala, Matías Duarte solicitó al Tribunal una copia certificada para que en las próximas horas sea denunciada por falso testimonio, por considerar que la mujer habría mentido en cuanto al tramo de la declaración que justamente hacía referencia a la adquisición de estos inmuebles.

La testigo es dueña de una voz firme y clara y con sus dichos incomodó a la mayoría de los abogados defensores de los imputados, pero en un momento titubeó y fue apagando su resonancia cuando hablaba de Milagro Sala.

Bazán dijo que toda la Tupac Amaru estaba supeditada al temple de ella (de Sala), si ella se levantaba de buen humor, las cosas estaban tranquilas, pero si ella no venía bien, ocurrían situaciones de violencia, de humillaciones, de las que la testigo en algún momento presenció o fue protagonista y motivó su alejamiento en el año 2011. Tanto Bazán como su esposo “Mazoni” Enriquez, viven en una vivienda social del barrio Tupac Amaru en Alto Comedero y en la causa figuran como denunciantes en contra de la dirigente social Milagro Sala.

 

“Nos dejaron tirados”

La figura de un olvidadizo y sumiso testigo dijo llamarse Sandro “Mazoni” Enriquez, quien manifestó ser uno de los choferes de Milagro Sala.

En su escueta declaración dijo desconocer el mecanismo de manejo de dinero que tenía la organización. Reconoció que en más de una oportunidad viajó a Buenos Aires acompañando a Sala llevando equipaje, pero también dijo desconocer el contenido de las valijas. Luego dejó una frase para los imputados: “nos dejaron tirados”. El “extupaquero” al comienzo de su declaración manifestó conocer a todos los imputados, tanto por nombre, como por apodo, pero cuando se le preguntó con quién trabajó en la bloquera que estaba a cargo por más de 10 años dentro de la organización Tupac Amaru, inmediatamente dijo no acordarse de nadie, porque había pasado mucho tiempo.